El Alma De La Toga
Enviado por BeydiFlores • 8 de Febrero de 2014 • 928 Palabras (4 Páginas) • 306 Visitas
El alma de la toga
En este libro se relata la personalidad de un abogado, ¿quien puede ser abogado? ¿Quien es un abogado? ¿Quien sólo es un licenciado en derecho?
Quien es abogado
-Numerosos conductores de travesías son abogados.
-El que ayer asesino a su novia novia o el que escalo la alcantarilla es abogado.
-El inventor de un explosivo, o de una nave aérea o de unas pastillas para la tos, es abogado.
La abogacía no es una consagración académica, sino una concreción profesional. Un título universitario no es de "abogado", sino de "licenciado en derecho, que autoriza para ejercer la profesión de abogado". Basta, pues, leerle para saber que quien no dedique su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales, será todo lo licenciado que quiera pero abogado, no.
Una persona puede reunirlos títulos de licenciado en derecho y capitán de caballería, pero es imposible, absolutamente imposible, que se den en ella las dos contradictorias idiosincrasia del militar y del togado.
Un catedrático sabrá admirablemente las panderetas y la instituto y el fuero real, y será un jurisconsulto insigne; pero si no conoce las pasiones, más todavía, si no sabe atisbarlas, toda su ciencia resultara inútil para abogar.
En el abogado la rectitud de la conciencia es mil veces más importante que el tesoro de los conocimientos. Primero es ser bueno; luego, ser firme, después, ser prudente; la ilustración viene en cuarto lugar; la pericia, en el último.
No se hacen con el título de licenciado, sino con las psicológicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida.
En conclusión Abogado es, el que ejerce permanentemente la abogacía. Los demás serán licenciados en Derecho, ,muy estimables, muy respetables, muy considerables, pero licenciados en Derecho, nada más.
La fuerza interior
El hombre, cualquiera que sea sus oficio, debe fiar principalmente en si. La fuerza que en si mismo no halle no la encontrara en parte alguna. Al poner la confianza en energía propia establezco la fe exclusiva en el poder divino, por que los hombres no llevamos más fuerza que la que Dios nos da. Lo que quiero decirles es que, aparte de eso, nadie debe esperar en otra cosa, y esto, que es norma genérica para todos los hombres, más determinadamente es aplicable para los abogados.
Nosotros somos los únicos que no ejercemos a solas como el médico, el ingeniero o el comerciante, si no que vivimos en un sistemática contradicción.nuestra labor no es un estudio sino un asalto y, a semejanza de los esgrimidores, nuestro nuestro hierro actúa siempre sometido a la influencia del hierro contrario, en el cual hay riesgo de del perder la virtualidad del propio.
Por ultimo debemos de afrontar constantemente el peso de la injusticia.
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