El Cantar del Cid o Poema de Mio Cid es el primer monumento literario español llegado hasta nosotros. Este poema fue descubierto por Eugenio Llaguno en el siglo XVIII, en un convento de Vivar. Está escrito en letra del siglo XIV. Es un poema épico escr
Enviado por Barbie5 • 14 de Marzo de 2017 • Tarea • 3.094 Palabras (13 Páginas) • 718 Visitas
EL CANTAR DEL MIO CID
El Cantar del Cid o Poema de Mio Cid es el primer monumento literario español llegado hasta nosotros. Este poema fue descubierto por Eugenio Llaguno en el siglo XVIII, en un convento de Vivar. Está escrito en letra del siglo XIV. Es un poema épico escrito, según Menéndez Pidal, hacia el año 1140, y, según otros autores más modernos, hacia 1200, es decir, bastante tiempo después de la muerte del Cid.
El Cantar de Mio Cid es un cantar de gesta anónimo que narra las hazañas heroicas de los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz el Campeador. Hay varios escritos sobre el Cid, pero destaca el llamado Cantar de Mio Cid (se nota que no es un Poema sino un Cantar, ya que se toma como letra de una canción y no como texto de un poema).
El Mio Cid tiene gran importancia ya que fue el primer libro escrito en castellano y abrió paso a los que fueron los cantares de gesta.
El Cantar del Mio Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. El poema consta de casi 3,735 versos anisosilábicos, o sea que tiene igual número de sílabas que el resto de los que forman la composición.
EL CANTAR DEL MIO CID
(corto resumen en forma general)
El Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar abandona Castilla, porque es desterrado por el rey Alfonso VI. Se despide de su mujer e hijas, de las que se vio obligado a separase. Lo siguen algunos hombres y decide conquistar tierras a los moros para entregárselas a su señor para ver si así lo admitían de nuevo en el reino. Sale de Vivar y pasa por Burgos, donde su sobrino Martín Antolinez consigue un préstamo de los judíos entregándole dos arcas en las que creen que el Cid guardaba sus tesoros, pero solo tenía arena. Gana y sobrevive muchas batallas que le iban dando riquezas, tierras, gloria, fama y honor. Todo esto lo iba ofreciendo al rey.
El Cid conquista Valencia y se la ofrece al rey a cambio de que su mujer y sus hijas estén de nuevo con él. El rey le dice que si y le perdona pero con la condición de que sus hijas se casen con los infantes Carrión, miembros de la nobleza. El Cid no está muy de acuerdo con ese trato pero accede.
Los esposos de sus hijas resultan ser hombres cobardes, que no luchan, no son valientes y se ponen en burla de todos. Se quieren vengar y deciden irse y llevarse todas sus riquezas y a sus mujeres. Las maltratan por el camino y luego las abandonan. Su primo se da cuenta y va a ayudarlas .El Cid informa de todo lo que paso al rey y le reclama justicia. Se convocan unas cortes en Toledo, los infantes Carrión, esposos de las hijas del rey, se ven obligados a ir y devolver todo al Cid. Tenían los infantes Carrión que pelear en un duelo con guerreros. Ganan los del Cid y regresan a Valencia alegres y con el honor de Elvira y Sol recuperados. Se cansan las hijas del Cid con los infantes de Navarra y de Aragón, también miembros de la realeza.
CANTAR PRIMERO: EL DESTIERRO
El Rey Alfonso VI por mentiras de García Ordóñez destierra al Cid. El Cid convoca a sus parientes y vasallos que prometen seguirle en su destierro. El Cid al ver su casa vacía, llora y se marcha. Al salir de Bibar ven a una corneja por la derecha lo que les da un buen augurio, pero al llegar a Burgos, la ven por la izquierda lo que les anuncia uno malo.
Al llegar a Burgos las gentes salen a verle, pero nadie les hospeda. Una niña le dice que se marche porque el Rey envió una carta, según la cual castigaría a aquel que hospedara o diera alimentos al Cid perdiendo todos sus bienes y además los ojos de la cara y aun el cuerpo y el alma; pero Martín Antolinez le da refugio y abastece a los huéspedes del Cid. Va a la catedral, Santa María, donde reza, y después se marcha a un campo para descansar con sus compañeros.
Martín Antolínez quiere unirse a sus vasallos, el Cid en respuesta de su valentía, acepta su compañía. Después el Cid dice a Antolínez que todos van a llenar dos arcas de arena cubiertas de cuero y clavos para obtener mediante un engaño dinero de los judíos, Raquel y Vidas.
Antolínez se encarga de la tarea y parte hacia Burgos en busca de los judíos, los encuentra en una tienda haciendo sus cuentas del día. Les pide hablar en privado y que no le descubran a nadie, porque les va a hacer ricos. Les cuenta que el Cid fue acusado por robar mucho oro, el cual está guardado en dos arcas que contienen 600 marcos, les dice que el Cid quiere dejarlas en sus manos y que estén a buen recaudo durante un año. Van a ver al Cid para coger las arcas y a cambio de este recaudo los judíos deben darle los 600 marcos.
Vuelven a Burgos y le dan a Antolínez los 600 marcos, más 30 marcos como regalo porque gracias a él, el Cid les ha escogido para la guarda de las arcas. Antolínez da el dinero al Cid y piensa en partir hacia San Pedro de Cardeña. El Cid va a la catedral y da gracias a Dios, prometiendo a la Virgen mil misas.
El Cid, sin compañía de sus vasallos, va a ver a su familia para despedirse. Doña Jimena que estaba rezando por él, sale a recibirle junto con sus hijas y monjes. El Cid le da al Abad Sancho 150 marcos para que cuide de su familia y vasallos; en el caso de que este dinero se terminase le dice que por cada marco que gaste del monasterio por ellas, él le dará cuatro. Doña Jimena llora por la marcha del Cid y, éste hace la promesa de que volverá para casar a sus hijas.
Antolínez, que había marchado de nuevo a Burgos, y 100 castellanos se unen en Burgos para ir en apoyo del Cid. Al llegar a San Pedro el Cid les agradece su voluntad. Jimena reza por su esposo y se despiden.
El Cid recorre las tierras de Castilla, y toda la gente le acoge. La última noche que duerme en Castilla se le aparece el arcángel San Gabriel y le dice que continúe su camino. Cuando parten, el Cid teme que el Rey le persiga, así que se va a Zaragoza y toma Alcocer luchando contra el rey moro de Valencia y, envía 30 caballos de su motín al rey para que vea su hazaña. El rey lo acepta pero sigue enfadado.
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