El Crecimiento De Nueva España
Enviado por ulani • 15 de Mayo de 2014 • 3.055 Palabras (13 Páginas) • 625 Visitas
El crecimiento de Nueva España
El auge económico
En la segunda mitad del siglo XVII Nueva España alcanzó su madurez económica y los españoles, tanto peninsulares como criollos, comenzaron a cosechar los frutos desde los inicios de la etapa virreinal en el siglo XVI.
La minería que había sido la principal actividad económica del siglo XVI,10 continuó su desarrollo y alrededor de los nuevos centros mineros se fundaban nuevas ciudades y se construían nuevos caminos para comunicarlas; la producción agrícola y ganadera en las grandes haciendas favorecía también la construcción de caminos buenos para transportar sus productos; asimismo la producción manufacturera se desarrolló de forma asombrosa, creándose cientos de ingenios para refinar azúcar, molinos de trigo para obtener harina y obrajes donde se cardaba la lana para fabricar tejidos.
El incremento en la producción llevó al comercio a un dinamismo tal, que éste se convirtió en la principal actividad económica novohispana en la segunda mitad del siglo XVII.10 Sin embargo la actividad comercial, especialmente la ultramarina, estaba estrechamente vigilada y controlada por el Estado español en su política mercantilista de fronteras cerradas.
Ante el auge económico novohispano, España, que necesitaba allegarse más recursos que le permitieran solventar los conflictos bélicos y navales que enfrentaba con otras potencias europeas, principalmente con Inglaterra, Francia y Holanda, tomó medidas. Aumentó los impuestos a ciertas mercancías y puso a la venta importantes puestos públicos (escribanías, alcadías, repartidores de correo y cargos en los ayuntamientos), que tradicionalmente habían ocupado españoles peninsulares. Muchos de ellos fueron comprados por los criollos novohispanos permitiéndoles acceder a la toma de decisiones económicas y políticas del gobierno virreinal. Además restringió en sus colonias la producción de la seda, la vid y el olivo con la finalidad de proteger a los productores españoles.
Aunque las medidas anteriores le proporcionaron a España beneficios económicos momentáneos, con el tiempo le restaron poder y control sobre la administración de sus colonias.
Ello explica que década después, la Corona española, bajo el gobierno de la nueva casa reinante de los Borbón, sintiese la necesidad de implementar una serie de reforma administrativas, política y fiscales encaminadas a recuperar su poderío. Su aplicación redundó en un enorme impulso a la economía novohispana.
El florecimiento de las ciudades
A lo largo del siglo XVII, las principales ciudades de Nueva España se consolidaron como centros políticos, religiosos, económicos y financieros que regíanla la vida no sólo de sus habitantes sino de amplias zonas rurales a su alrededor. En las principales ciudades se concentraban también las actividades culturales. La Ciudad de México era sin duda la más importante. Pero también otras ciudades florecieron como centros urbanos en otras regiones: Puebla de los Ángeles, Valladolid (hoy Morelia), Guadalajara, Mérida y Oaxaca. Muchas ciudades mineras que habían decaído retomaron impulso con el auge económico de finales del siglo XVII: Taxco, Guanajuato y Zacatecas fueron ejemplos de ello. El crecimiento de las ciudades favoreció que se establecieran mejoras y servicios como el empedrado de las calles, vigilancia y alumbrado público con faroles de aceite que el «sereno» o velador encendía cada noche y apagaba por las mañanas.
En todas las ciudades la actividad comercial era primordial. Los comerciantes establecían vínculos con las áreas rurales y con otras ciudades. Gracias a ellos se mantenía la comunicación entre las diversas regiones. En las ciudades de menor tamaño y en los pueblos predominaban pequeños comerciantes locales que dependían de los medianos para su abasto. Estos últimos eran quienes llevaban y traían mercancías de una ciudad a otra. La Ciudad de México era la única en que se realizaba el comercio a gran escala. Alí los grandes comerciantes llevaban las mercancías que llegaba de otros contingentes para distribuirlas por todo el territorio y también controlaban las exportaciones. El centralismo comercial continuó siendo muy importante en el siglo XVIII a pesar de la liberalización del comercio. El creciente desarrollo urbano fortaleció la economía interna de Nueva España.
Expansión de la minería y del frente agrícola
La mayor parte de la plata obtenida durante el siglo XVIII en Nueva España provenía de pequeñas y medianas minas dispersas en las extensas provincias del norte, principalmente en Nueva Vizcaya (hoy Durango, Chihuahua y parte de Coahuila), Nueva Galicia16 (hoy Jalisco y Zacatecas) y San Luis Potosí, más que de las grandes minas descubiertas desde el siglo XVI en Taxco, Guanajuato, Zacatecas y Real del Monte. Las minas norteñas de Rosario, Álamos, Santa Bárbara, Mapimí, Monclova, eran sólo algunas de ellas. También en la región central operaban pequeñas y medianas minas como las de Cuautla, San José de Oro, Tlalpujahua, Sultepec y San Miguel el Grande. Esas minas pequeñas y medianas no tenían grandes instalaciones, ni aplicaban técnicas novedosas en la extracción y beneficio del mineral, pero en conjunto se producían más del 60 por ciento del total de plata que exportaba Nueva España. La constante expansión minera fue adelantada por las nuevas políticas de la Corona al dar precios especiales al azogue y eximir de impuestos y alcabalas a otros insumos relacionados con su producción.
La actividad agrícola, por su parte, también creció durante el siglo XVIII. Al aumentar la población, sobre todo en las ciudades, la demanda de productos agrícolas creció en proporción y las actividades del campo se enfocaron más hacia la satisfacción de la demanda de centros urbanos y menos a la de los centros mineros, aunque continuaron abasteciéndolos. Las grandes empresas agrícolas estaban mayoritariamente en manos de los españoles o empresas corporativas, como los conventos y los colegios jesuitas.
Por su parte los «pueblos de indios», que paulatinamente se dividían en núcleos políticos y sociales más pequeños (se creaban varios pueblos donde antes había uno solo), continuaban manteniendo un economía de subsistencia.
Fortalecimiento de los mercados internos
Durante el siglo XVII, España mantuvo un estricto control sobre el comercio de sus colonias, tanto interno como externo. Sin embargo el comercio experimentó una relativa liberalización, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, como consecuencia de las reformas borbónicas y de la necesidad de la Corona de obtener mayores recursos a raíz de las guerras que España libró con Inglaterra y Francia por el dominio de los mercados de ultramar.
Hacia el interior de
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