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El Estado Y La Cultura Venezonala


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  2.324 Palabras (10 Páginas)  •  263 Visitas

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EL ESTADO Y LA CULTURA

La cultura es una creación del ser humano. Parafraseando las cavilaciones del Dr. Arturo Uslar Pietri, iniciaré mencionando la particular analogía que hace con respecto a la cultura como el hombre mismo, tomando en cuenta que es este el factor clave que nos diferencia de los animales. Todo aquello que al hombre lo hace hombre es cultura (casa, ropa, tecnología, lenguaje, danza, entre otros), por ello, y en concordancia con lo expuesto por el Dr. Uslar, la cultura se percibe como dinámica, contenida con la constante adaptación a circunstancias cambiantes, continuas mezclas, enriquecimiento y crecimiento. En síntesis, es cambio.

Entendiendo entonces por cultura a todas aquellas manifestaciones materiales, espirituales e ideológicas que representan a una o varias personas y que las identifican con su entorno social como un conjunto mayor de individuos, se puede acotar que la cultura es un elemento diferenciador en los seres humanos, que radica principalmente en las costumbres y creencias de un colectivo, en su perspectiva de ver las cosas, en cómo reacciona ante tales y cuales circunstancias generando patrones de conducta por los cual se ha de regir este conjunto de personas que comparten intereses en común dentro de un espacio geográfico determinado, al cual denominamos sociedad.

En el año 1981 el Dr. Uslar mencionaba la evidencia de un proceso transformador por el cual atravesaba Venezuela, donde se mostraba claramente tanto un cambio estructural denotado en el ámbito mundial a raíz de la II Guerra Mundial, como una transformación interna desde diversos ángulos como lo fue la población, urbanismo, flujo de riquezas y producción nacional, entre otros que le generaban a los venezolanos una percepción de inestabilidad emocional reflejada por la sensación de que, de alguna forma, parte de su identidad y rasgo o aspecto propio se estaba perdiendo. Es imprescindible considerar, que este argumento, lejos de disociarse a la realidad actual, se ha mantenido en el tiempo – con ciertas variaciones desde el punto de vista de influencia de culturas exógenas, variantes económicas, políticas, sociales y modernistas – ya que el ser humano siempre aspira identificarse con algo en busca de esa personalidad o identidad que designamos Yo.

Un factor trascendental en las adaptaciones culturales en sin duda el Estado, ya que con el pasar del tiempo adquiere mayor poder y penetración social, lo cual le permite influir de manera racional e irracional en los individuos y todas las formas de vida colectiva. El Estado tiene la labor de preservar la cultura nacional jugando un papel fundamental en la difusión de la misma, esta labor no es sólo delicada sino peligrosa pues con ello le es conferida la potestad de manejar el rumbo que tomará la nación.

Detrás de esa pregunta, sigilosa e inocente en algunos casos y en otros presentada de manera mucho más determinante y certera, surge la inquietud de saber qué pasa con nuestra identidad, cuál es nuestra cultura realmente y en qué consiste o se basa. La necesidad de una respuesta por parte del Estado que indique qué está haciendo y qué debería hacer o qué función cumple en este proceso de identidad se hace inminente. Primordialmente debemos tener en cuenta un concepto claro acerca de la cultura, como punto inicial en base a estas interrogantes a fines de generar un entendimiento real, una percepción genérica y completa de lo que todo lo que representa realmente a la cultura, partiendo de la premisa básica de que la cultura es el hombre.

Desde que el ser humano comenzó a actuar con el fin de modificar la naturaleza, de tratar de escapar de ella, de pintarnos la cara, cubrir nuestra piel con ropas, recoger una piedra y hacer de ella un arma, domesticar el fuego o tomar una rama y transformarla en un utensilio inicia la historia y con ella lo que podríamos llamar proceso de creación cultural, porque la cultura es sencillamente todo lo que no es naturaleza, todo lo que el hombre ha añadido, quitado y modificado dentro del cuadro natural en que el animal vive, por ende el hombre es el creador de la cultura, lo demás es creado por la naturaleza.

La cultura es inherente al hombre, tomando en cuenta al individuo como un ser único e irrepetible es vital considerar un factor fundamental: la diversidad cultural. Los hombres al desarrollarse en sociedad aisladas con poca comunicación entre sí se propiciaron el desarrollo de necesidades distintas, he aquí la riqueza cultural del mundo, la diversidad en pleno. Un fenómeno transcendental y ejemplar de ese peculio es sin duda el lenguaje.

La cultura representa una respuesta del hombre al medio, vinculada en gran manera con la identidad étnica. Siempre ha habido la tendencia hacia la mezcla, en diversas manifestaciones e intensidades, de acuerdo a esa necesidad que tiene el ser humano de moverse y relacionarse como parte natural de su instinto. Según el Dr. Uslar la historia de la cultura es la historia del mestizaje cultural, afirmación a la cual me apego completamente, considerando que la unión de diversas lenguas, creencias y religiones entrecruzándose con todas las formas en que el hombre lo hace (comercio, lucha, dominación, negociación) modificaron la cultura primitiva para dar paso a otras formas culturales. Por ello se resaltaba inicialmente que la cultura es dinámica, por estar sujeta a circunstancias cambiantes de manera constante.

La única forma de decir con propiedad que una cultura está terminada es en el caso de que haya desaparecido el pueblo, de modo que no exista cabida alguna para que surja una nueva corriente, tendencia, interés, etc. El proceso de mestizaje ha crecido continuamente y seguirá creciendo. Los filósofos concuerdan en la idea de que todas las lenguas nacen de una lengua primitiva, abriendo la posibilidad de que todos los seres vengamos de un origen común y primitivo. La pérdida de esta lengua madre nos produce la sensación de que las lenguas modernas son limitadas y/o modestas, lo cual no es del todo descabellado.

Todos los días necesitamos nuevas palabras, nuevos fenómenos, productos, sustancias y afines que surgen de acuerdo a las actualizaciones del día a día. Se calcula que el lenguaje normal de un hombre que no es muy culto, emplea cuando mucho entre 400 y 1000 palabras. Otro punto a tomar en cuenta es quién habla, es decir, todos. Frecuentemente se emplea el uso de palabras fragmentariamente y de acuerdo a los oficios, labores o contextos en que se desarrolla, generando así cada individuo un vocabulario que la inmensa mayoría posiblemente no entendería, como lo es el caso de científicos, campesinos, ganaderos, sommelier y tantas otras personalidades específicas de cada rubro.

En cierta forma

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