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El Juego De Ender


Enviado por   •  29 de Marzo de 2013  •  1.854 Palabras (8 Páginas)  •  784 Visitas

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No iba a ser un juego divertido, Ender lo sabía. La cuestión no era vencer. Cuando los chicos

jugaban en los corredores, formando verdaderos batallones, los insectores nunca ganaban, y

algunas veces el juego terminaba mal. Pero aquí, en su piso, el juego iba a comenzar mal, y el

insector no podría abandonar como hacían los insectores en las guerras de verdad. Tendría que

seguir hasta que el astronauta decidiera que se había terminado el juego

«Si sobrevivo al juego —pensó Ender. Se puso la máscara. Le oprimía como una mano que le

estrujara la cara—. Pero un insector no siente lo mismo. No llevan esta cara como máscara, es su

cara. ¿Se pondrán en sus mundos máscaras humanas y jugarán como nosotros?

Pienses lo que pienses, hablo en serio. Sólo te autorizaron

porque yo era tan prometedor. Pero no salí tan bien como pensaban. Tú saliste mejor. Creen que tú

eres mejor. Pero no quiero tener un hermanito mejor, Ender. No quiero tener un Tercero.

¿Sabes por qué no lo dices en serio? —preguntó Valentine—. Porque quieres estar en el

gobierno algún día. Quieres que te elijan. Y no te elegirán si tus adversarios descubren que tu

hermano y tu hermana murieron en accidentes sospechosos cuando eran pequeños. Especialmente

gracias a una carta que he introducido en mi fichero secreto, y que será abierta en caso de que

muera.

¿Qué va a hacer entonces?

—Persuadirle de que su deseo de venir con nosotros es más fuerte que el de quedarse con

ella.

—¿Cómo se las va a arreglar para conseguirlo?

—Le mentiré,

—¿Y si la cosa no funciona?

—Entonces le diré la verdad. Estamos autorizados a hacerlo en caso de emergencia. Ya sabe

que no podemos prever todo

¿Tienes alguna excusa por tu comportamiento, jovencito? —preguntó el oficial.

Ender negó con la cabeza. No sabía qué decir, y además tenía miedo de que se descubriera

que era un monstruo peor de lo que sus acciones delataban.

Noquearle significaba ganar la primera batalla. Quería ganar también todas las demás, en

ese mismo momento, para que me dejaran en paz.

Ender no pudo evitarlo, tenía demasiado miedo, estaba demasiado avergonzado de sus

propios actos: aunque intentó dominarse, lloró otra vez. No le gustaba llorar y raramente lo hacía;

ahora, en menos de un día, lo había hecho tres veces. Y cada vez era peor. Llorar delante de su

madre y de su padre y de ese militar. Era vergonzoso.

—Ustedes me quitaron el monitor—dijo—. Tenía que valerme por mí mismo, ¿no?

—Ender, deberías haber pedido ayuda a una persona mayor —comenzó a decir su padre.

No era una mascarada, señora Wiggin. Hasta que conociéramos el verdadero móvil de

Ender no podíamos estar seguros de que era ése y no otro. Teníamos que conocer el significado de

su acción. O por lo menos lo que Ender creía que significaba.

Pero le puedo decir que

ninguno de los chicos que pasan el primer año ha dejado nunca de recibir el nombramiento de

oficial. Y ninguno ha servido en una posición de rango inferior a la de oficial en jefe de un navío

interplanetario. E incluso en las fuerzas domésticas de defensa de nuestro propio sistema solar, eso

es un honor.

—¿Cuántos pasan el primer año? —preguntó Ender.

—Todos los que quieren pasar —dijo Graff. Ender estuvo a punto de decir «Yo quiero», pero

se contuvo. Esto le mantendría alejado de la escuela, pero era estúpido pensar en ello, ese prob

A

Ender no le gustaba pelear. No le gustaba el estilo de Peter, el fuerte contra el débil, y no le gustaba

tampoco su propio estilo, el listo contra el tonto

Te miran y te ven como un

símbolo de orgullo, porque pudieron esquivar la ley y tener un Tercero. Pero eres también un

símbolo de cobardía, porque no se atreven a ir más lejos y practicar el no conformismo, que siguen

creyendo que es bueno. Y eres un símbolo de vergüenza pública, porque interfieres en sus

esfuerzos por integrarse en la sociedad conformista normal

Hemos examinado con el monitor a tu hermano y a tu hermana, Ender. Te asombraría

saber lo sensibles que son los instrumentos. Hemos estado conectados directamente a tu cerebro.

Hemos oído todo lo que oías, estuvieras escuchando con atención o no. Nosotros sabemos

Cómo es aquello?

—Mucho trabajo. Estudio, exactamente igual que en las escuelas de aquí, pero os hacemos

estudiar matemáticas e informática mucho más a fondo. Historia militar. Estrategia y tácticas. Y

sobre todo, la Sala de Batalla.

—¿Qué es eso?

—Juegos de guerra. Todos los chicos están organizados en ejércitos. Día tras día, en gravedad

cero, hay batallas simuladas. Nadie sale herido, pero ganar o perder importa. Todos comenzáis

como soldados rasos, recibiendo órdenes. Los chicos mayores son vuestros oficiales, y es su deber

entrenaros y dirigiros en la batalla. No puedo decirte nada más. Es como jugar a insectores y

astronautas, pero ahora tienes armas que funcionan, y compañeros que luchan a tu lado, y todo tu

futuro y el futuro de la raza humana depende de lo bien que aprendas, de lo bien que luches. Es una

vida dura, y no tendrás una infancia normal. De todas formas, teniendo el cerebro que tienes y

siendo además un Tercero, no ibas a tener una infancia muy normal.

Por eso probamos contigo.

—Para ser mitad Peter y mitad Valentine.

—Si las cosas salían bien.

—¿Lo soy?

—Por lo que sabemos, sí. Nuestras pruebas son muy buenas, Ender, pero no nos dicen todo.

De hecho, cuando llega el momento de la verdad, no nos dicen casi nada. Pero son mejor que nada.

si se tratara

simplemente de elegir el futuro mejor y más feliz para ti, te aconsejaría que te quedaras en casa.

Quédate aquí, crece, sé feliz. Hay cosas peores que ser un Tercero, hay cosas peores que tener un

hermano mayor que no se decide entre ser un ser humano o un chacal. La Escuela de Batalla es una

de esas cosas peores. Pero te necesitamos. Ahora, los insectores pueden ser para ti sólo un juego,

Ender, pero la última vez casi nos borran del mapa. Pero no fue

...

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