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El Marquez De Sades


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2011  •  2.632 Palabras (11 Páginas)  •  706 Visitas

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Marqués de Sade, escritor...

Por Juan Carlos Mosca y Mónica Veli

Comentario sobre el film Letras Prohibidas, de Philip Kaufman

Pongamos un poco de orden a nuestros placeres,

sólo se goza programándolos". (Delbene en "Juliette")

Dolmancé se admira que Eugenie, erotizada por sus palabras,

pueda gozar mentalmente: "Mire, señora, mire como esa

libertina se desahoga con la cabeza sin que uno la toque".

("La Filosofía en el Tocador")

Comentarista de la obra del Marqués de Sade, Leopoldo Panero señala que siendo la palabra absolutamente

exterior al hombre, lo mismo que la muerte, es por tanto inhumana, como la muerte misma. Pero al ser la palabra

y la muerte lo que constituyen al hombre, lo inhumano es una instancia humana. Señala Panero que a Sade no le

interesa reconciliar esta contradicción irreconciliable, sino servirse de ella.

El film que comentamos fracasa en poner "en escena" esta imposibilidad y termina deslizándose hacia un alegato

moral por la libertad de expresión.

Producido en Estados Unidos, dirigido por Philip Kaufman, y basado en la obra teatral de Doug Wright, el film

destaca algunos aspectos de la vida del Marqués de Sade durante su encierro en el Hospicio de Charenton.

Geoffrey Rush interpreta a un Marqués que se parece más a un mártir, víctima de la censura, que a un hombre

tomado por su deseo de escribir.

Michael Caine, como el Dr. Roger Collard a quien el Ministro del Interior de Napoleón encomienda la tarea de

acallar al licencioso escritor y supervisar la tarea del Sr. De Coulmier (Joaquín Phoenix) director del Hospicio,

encarna la voz de la hipocresía y la represión, con instrumentos más "sádicos" que los del Marqués.

El Dr. Roger Collard: "un alienista distinguido, hombre de moral sólida, de carácter implacable con una

determinación de hierro", y de quien el Marqués diría "tenemos los mismos gustos".

Resulta interesante el papel de Kate Winslet, quien protagoniza a Madeleine Lecrerc, joven amiga y escribiente del

Marqués durante los últimos días de su vida, como aparece aquí retratada muestra lo que el erotismo debe más a

la palabra que a lo imaginario del cuerpo.

Si bien "Letras Prohibidas" como película evidencia cierta vacilación y trastabilla, por otro lado reactualiza el

interés que la obra del Marques de Sade despierta.

El nombre propio Sade es homónimo del antiguo vocablo francés, ya en desuso, sade, adjetivo que significaba

amable, dulce, gentil y del cual derivaba el verbo sadaier, (acariciar, mimar), y el sustantivo sadaiement, (caricia,

beso). Extraño destino para una palabra que pasaría a designar al erotismo en su forma más feroz. Tal vez la

nueva significación, sadismo, ahoga en la historia a la antigua. Es en 1834, casi un siglo después del nacimiento

del Marqués, que aparece en la octava edición del Diccionario Universal de Boiste: "Aberración espantosa del

libertinaje, sistema monstruoso y antisocial que repugna a la naturaleza". En 1888 Krafft-Ebing incorpora este

término a sus clasificaciones de patologías siquiátricas.

A lo largo de su vida Sade se ve envuelto en diversos escándalos. Los primeros, del orden de las prácticas

sexuales perversas que luego lo harían conocido por sus escritos, le empiezan a tejer una fama que ni su elevada

condición social permitiría ocultar. El episodio ocurrido con unas prostitutas de Marsella llega a dominio público y

hace que Sade tenga que esconder su identidad y disimularla a los padres de las muchachas que toma a su

servicio.

Contratadas para el placer, descubren que el Marqués solo puede acceder a él a costa de flagelarlas y obligarlas a

aceptar terribles proposiciones, como blasfemar contra Dios durante el coito. Cuando el deseo se declara en

voluntad de goce el placer se desvanece. Es el fantasma el que vuelve a convertir al placer apto para el deseo.

Una de las muchachas enferma gravemente al ingerir, a pedido del Marqués, grandes cantidades de bombones y

caramelos con cantárida (una sustancia extraída de un coleóptero carnívoro con propiedades supuestamente

afrodisíacas). Presenta entonces una denuncia por envenenamiento, que termina en una condena a muerte por

"crimen de envenenamiento y sodomía", de la que Sade finalmente logra escapar huyendo a Italia.

El Marqués vuelve a Francia e instalado en su castillo de Mazan organiza las llamadas "partidas de placer", y si

bien la realidad de su vida no alcanzó el nivel de las descripciones de su producción literaria, curiosos episodios

ocurrieron en el "laboratorio del sadismo", ubicado en el primer piso del ala sur. Abundan en esa época las

denuncias de flagelación. Su perversión adquiría una forma bastante "doméstica" que duraría por algún tiempo,

pero que no por ello fue menos inquietante.

Lacan afirma en su escrito "Kant con Sade", (que estaba destinado a prologar "La Filosofía en el Tocador"), que

Sade va más allá del límite del fantasma, pero se detiene en el punto en que se anuda el deseo con la Ley.

Si el deseo deviene en deseo de muerte es justamente por la relación dialéctica que existe entre el deseo y la Ley.

Es así como el pecado adquiere un carácter desmesurado.

Rebasar los límites no es una apología naturalista de la liberación del deseo. Tal vez no sea más que una

escritura desamarrada de la suposición de un lector. Si Sade superó el muro de la prisión fue con sus excesos de

escritor, que desde el encierro hicieron política.

En 1777 Sade, luego de un altercado que alcanzó un cierto grado de violencia con gente contratada a su servicio,

es arrestado y conducido a la Torre de Vincennes. Le escribe desde allí a su mujer: "La desesperación se apodera

de mí, hay momentos que ya no me conozco en modo alguno. Mi sangre es demasiado bullente para resistir un

tormento tan terrible" [1].

Es su suegra, la Sra. de Montreuil, la que no tarda en intervenir, tanto más por el escándalo en el que se ve

envuelta su familia, que por el Marqués mismo. No obstante, se les atribuyó a ambos otro tipo de relación además

de la familiar.

La hipótesis de un profundo desarreglo mental del Marqués le ofrecería posteriormente una salida.

Su segundo lugar de reclusión fue La Bastilla. Allí,

...

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