El Movimiento Armado En Guatemala
Enviado por • 28 de Mayo de 2013 • 3.219 Palabras (13 Páginas) • 601 Visitas
Luis Gutiérrez y Esteban Ríos
El movimiento
armado en Guatemala
INTRODUCCIÓN
En el último periodo, la situación guatemalteca —caracterizada por un proceso de guerra
revolucionaria similar en muchos aspectos a la que se desarrolla en El Salvador, aunque menos
conocida— empieza a destacar como noticia. Estos hechos nos llevan a intentar abordar de forma
resumida, algunos de los antecedentes y algunas de las principales lecciones.
Exponemos brevemente algunos datos sobre el surgimiento y desarrollo de la lucha armada
guatemalteca, así como elementos para la comprensión de la derrota en 1966 y años siguientes. Luego
anotamos algunos aspectos sobre el periodo de la reconstrucción y la situación por la que el
movimiento revolucionario atraviesa hoy día.
Por ser la incorporación masiva de los indígenas quizás el aspecto más importante del actual
proceso, reproducimos al final el artículo titulado “Los indios guerrilleros”, tomado del número 4 de
Compañero, revista internacional del EGP.
ANTECEDENTES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA
Como es sabido, en Guatemala el desarrollo de la revolución democrático-burguesa se vio
interrumpido en 1954 a través de la violencia ejercida por el imperialismo y por sus agentes de la
oligarquía local. El núcleo político dirigente estaba constituido en aquel momento por cuatro partidos:
el Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG) —que mejor representaba los intereses de la burguesía
nacional—, el Partido de Acción Revolucionaria (PAR) —pequeña burguesía democrática—, el Partido
de Renovación Nacional (PRN) —intelectualidad pequeñoburguesa— y el Partido Guatemalteco del
Trabajo (PGT) —comunista. Ninguno de estos partidos logró oponer la violencia popular a la agresión
imperialista y reaccionaria. Subestimando la capacidad de lucha del pueblo e impresionados por la
aparente potencia de la maquinaria bélica del imperialismo, además de aquella del ejército (que
consideraban de su parte, pero que en definitiva se alineó con el campo contrarrevolucionario,
traicionándolos) estos partidos y el presidente Arbenz consideraron que la batalla estaba perdida y
cedieron antes incluso de ser derrotados militarmente.
Es también conocida la represión que desataron las fuerzas del mal llamado Movimiento de
Liberación Nacional (partido fascista dirigido en ese momento por Carlos Castillo Armas).
Inicialmente, este partido encarceló, sólo en la capital de Guatemala, a trece mil hombres y mujeres por
“comunistas”, arrasó así con los partidos, los sindicatos y las entidades culturales, y además ahogó en
sangre la resistencia de los campesinos “agraristas”. La violencia reaccionaria se inició así.
A pesar de esa represión, vemos que la resistencia comienza a organizarse pronto. El Partido
Guatemalteco del Trabajo se reorganiza clandestinamente y constituye y refuerza desde 1955
organismos legales que van a impulsar la lucha en todo ese periodo: la asociación de Estudiantes
Universitarios (AEU), la Federación Autónoma sindical de Guatemala (FASGUA), el periódico El
Estudiante, el Comité por el regreso de los Exiliados, etcétera.
El 13 de noviembre de 1960 tuvo lugar el fracasado intento de sublevación de los jóvenes oficiales,
de los sargentos y de la policía militar de la ciudad de Guatemala. Los rebeldes, no recibiendo el apoyo
de las otras zonas militares del país implicadas en la rebelión, abandonaron la ciudad y se concentraron
en la guarnición de Zacapa, que había sido conquistada desde adentro por algunos oficiales que
comandaba el teniente Luis Trejo Esquiel (quien después sería uno de los jefes del Movimiento 13 de
noviembre y más tarde guerrillero de las Fuerzas Armadas Rebeldes —FAR—, en las que combatió
hasta su muerte en un enfrentamiento con el ejército en julio de 1967). Como es sabido, esta
sublevación fue sofocada después de algunos días. En el periodo en que fueron dueños de la zona
militar de Zacapa, los oficiales más patriotas (Alejandro de León, Marco Antonio Yon Sosa, Luis
Turcios, Luis Trejo, Augusto Loarca, Rodolfo Chacón, Julio Bolaños San Juan) tuvieron manera de
atestiguar en el pueblo, que llegó espontáneamente a pedir armas para combatir a su lado, una franca e
inesperada disposición para la lucha que los hizo cambiar cualitativamente de pensamiento.
Es así como estos oficiales, después de haber huido a Honduras y El Salvador, regresaron
clandestinamente a la patria, dieron a su organización el nombre de Movimiento Revolucionario 13 de
Noviembre (MR-13) y comenzaron a buscar nuevos contactos con jefes y oficiales del ejército y con
los partidos políticos de la oposición.
El PGT fue el partido con el cual los rebeldes del MR-13 lograron establecer los mejores contactos.
La influencia que el PGT tuvo sobre los principales cuadros del MR-13 fue de carácter ideológico. El
MR-13 influyó, a su vez, radicalizando la decisión de lucha de los cuadros intermedios y de los
activistas del partido, y volvió más ágiles sus métodos de trabajo.
En 1962 se produjo aquella que es conocida como la rebelión popular de marzo y abril contra el
gobierno del general Idígoras; se llamó así porque provocó una crisis política que duró dos meses. Esta
insurrección vio la aparición de todas las formas de lucha: manifestaciones, huelga general, destrucción
de camiones, sabotajes, zonas liberadas en la capital, y también los fracasados intentos guerrilleros del
destacamento 20 de Octubre y del grupo guerrillero introducido en Guatemala desde México, que
fueron organizadas por el PGT con el objetivo estratégico erróneo de ejercer presión sobre los grupos
políticos y militares que habrían discutido la sucesión de Idígoras.
Las acciones de marzo y abril dieron vida a dos corrientes que se manifestaron, indistintamente, en
el seno de todas las formaciones revolucionarias y, como consecuencia, también dentro del PGT. Los
elementos más radicales, avanzados y decididos reafirmaron la propia disponibilidad a la lucha,
sosteniendo que las acciones violentas habían creado las condicione para una oleada de rebelión masiva
que no sólo había sacudido peligrosamente al gobierno, sino que había provocado confusión y temor
hasta en el aparato represivo. Esta posición la sostenían sobre todo los militantes del MR-13,
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