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El Origen de la Vida INTRODUCCIÓN


Enviado por   •  26 de Febrero de 2018  •  Monografía  •  7.391 Palabras (30 Páginas)  •  463 Visitas

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EL ORIGEN DE LA VIDA

Liz Alvarez Casanova

INTRODUCCIÓN

¿Cuál es el origen de la vida? Esa es la cuestión fundamental que ha perseguido al hombre al largo de su existencia. Responder esa pregunta ha sido el motor que lo ha llevado a buscar soluciones en los mitos, religión, filosofía y por último la ciencia.

Así en principio, el hombre a través de los relatos cosmogónicos empezó a fabricar hipótesis sobre el origen de su existencia y de la vida en sí. Todo lo que el hombre conocía en ese tiempo estuvo relacionado a una creación divina, ya sea por dioses mitológicos o por seres superiores.

Sin embargo, el espíritu impetuoso de la naturaleza humana llevó al hombre a no conformarse con los relatos contados por sus ancestros alrededor de una fogata. Buscaron incansablemente a través de la filosofía descubrir los misterios que encerraba el origen de la vida. Los exponentes más preclaros de esta época son sin lugar a dudas los filósofos griegos, pues su pensamiento influyó hasta la Edad Media. Precisamente, en ese periodo de la historia se marca un antes y un después con los descubrimientos realizados por la ciencia.  

        Aparecen pues a lo largo de los años diversas teorías científicas que intentan responder a esa constante angustia del hombre por conocer el origen de la vida. Así pues, con la Teoría del Big Bang, se la Selección Natural, de la Evolución Química y la del ARN, los científicos han demostrado que la vida es producto de un largo y lento proceso evolutivo surgido en la Tierra.

        Por otro lado, existen otras posturas como las de la Panspermia que señala que la vida tiene un origen extraterrestre. En los últimos años, esta teoría ha intentado demostrar que la vida llegó a la Tierra en una nada espacial. Sin embargo, no existe ninguna evidencia de esas conjeturas.

        Entonces, ¿cómo surgió la vida? Los científicos aún no encuentran una respuesta precisa. A través de las teorías y de los registros encontrados en las rocas azoicas han especulado que producto de la explosión primigenia, las partículas subatómicas evolucionaron a compuestos más complejos como los organismos unicelulares que a la vez se desarrollaron hasta llegar a una célula procariota y luego la célula procariota.

Sin embargo, más allá de este caldo prebiótico no hay evidencia alguna que demuestre el salto de la vida. En todo caso, si se acepta que la vida surgió de los compuestos químicos más simples, no existe forma se señalar el momento y mucho menos el proceso exacto de la aparición de la vida.

Lo único que han podido demostrar los científicos a través de los registros históricos la presencia de conchas marinas y otros organismos que habitan debajo del agua. Debido a eso, hoy se asume que la vida se originó en el agua; pero por algunas razones que aún se desconocen, la vida se trasladó del mundo acuático al terrestre para seguir evolucionando.

CAPÍTULO I: EL PRINCIPIO

  1.  Relatos Cosmogónicos

¿Cuál es el origen del hombre, de la Tierra y del universo? Es un “problema que plantea el conocimiento del origen de la vida, que desde tiempos inmemoriales ha preocupado al pensamiento humano”. (Oparin, 2000). Así pues “encontramos multitud de culturas, pueblos y lenguas, con sus particulares relatos cosmogónicos, es decir, del origen del mundo y de sí mismos. (Sarli, 1999)

Una muestra de ello es el relato del cristianismo. En primer lugar, el Antiguo Testamento señala que “al principio creó Dios los Cielos y la Tierra. La Tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas… Dijo Dios: ‘Que exista la luz’. Y la luz existió”. (Génesis 1,1-3). Luego, en el Nuevo Testamento, la creación está a cargo de la Segunda Persona: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho fuera hecho (San Juan 1:1–3)”. (Citado por Gómez & Pantoja, 2003, p. 67)

Desde esa perspectiva religiosa, “no cabe duda de que todos los seres vivos habrían sido creados originariamente por Dios”. Esta acción creadora habría hecho aparecer en la Tierra, de golpe y en forma acabada, los primeros animales, plantas y “un hecho creador especial habría originado el nacimiento del primer hombre, del que descenderían seguidamente todos los seres humanos de la Tierra”. (Oparin, 2000)

En otras palabras, “las hipótesis de la creación de la vida de índole teológica consisten, en general, en la existencia eterna de la materia en un estado elemental y en reposo, la que es activada por el espíritu divino a través de una segunda persona, creada por su amor”. (Gómez & Pantoja, 2003, p. 67)  

“Así, en la mitología egipcia de la creación se relata que en el principio de los tiempos existían Ptah, el Dios Eterno, y Nun, las Aguas Primordiales, estáticas y en tinieblas. Ptah concibió en su corazón a ATum y lo creó al pronunciar su nombre. A su vez, Atum creó la tierra, la luz y la vida. Este hecho es representado por un jeroglífico en el que el ave Fénix, que representa a Atum, emerge de las aguas primordiales posada sobre un montículo, lo que simboliza la formación de la materia densa. El mito de que el ave Fénix renace periódicamente de sus cenizas pudiera significar el carácter cíclico y eterno de la creación”. (Gómez & Pantoja, 2003)

Del mismo modo, en el hinduismo en uno de los vedas se consigna que “la materia y la vida son creadas simultáneamente, en ciclos que se repiten por toda la eternidad. Al final de cada ciclo, la materia se diluye y la vida es aniquilada. Además, en el momento de la creación de cada ciclo, las diferentes especies que aparecerán están ya predeterminadas” por el dios único, de una personalidad creadora del universo, llamado Vishnú. (Gómez & Pantoja, 2003)

Sin embargo, “existen otros muchos relatos, más o menos similares a este, que muestran la constante preocupación de la humanidad por indagar acerca de sus orígenes y elaborar historias explicativas en las cuales creer y que pudiesen ser transmitidas a sus descendientes”. (Sarli, 1999, p. 13)

En ese escenario, alrededor de 3000 años a.C., los sumerios, narraron bellos poemas, textos rituales y hazañas de guerra en unas tablillas de barro con escritura cuneiforme. “Siempre están presentes en estos relatos grandes batallas de dioses del mal y del bien que generalmente terminan con la creación del universo”. Así por ejemplo, en el llamado “Poema de la Creación” se narra primero la creación de los dioses:

“cuando arriba el cielo no tenía nombre, cuando abajo la Tierra no había recibido nombre, fue el inicial el que los engendró, la original Tiamat quien los dio a luz a todos… Cuando ninguna de los dioses había aparecido, los dioses fueron entonces creados en su seno”. (Sarli, 1999)

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