El Paseo De Canossa
Enviado por marillenknoedel • 17 de Julio de 2013 • 388 Palabras (2 Páginas) • 392 Visitas
EL PASEO DE CANOSSA
El legendario „paseo de Canossa” forma el punto culminante de la así llamada “Querella de las investiduras”, un enfrentamiento entre papas y reyes entre el entre el 1073 y 1122. Sobre todo, se plantea la cuestión de quién tenía un rango superior, el Emperador del Sacro Impero Romano Germánico, Enrique IV o el Papa Gregorio VII.
En 1074 el monje Hildebrando devenido Papa Gregorio VII estableció un decreto, un Dictatus Papae de características rígidas para distituir a todos los clérigos culpables de simonía, es decir la venta de cargos eclesiásticos y el nicolaismo, la vida no célibe de los clérigos. Se manifestó contra tales prácticas porque en este tiempo el emperador reclamó la investidura, el derecho de la adjudicación de cargos eclesiásticos, para él mismo. Frecuentemente ayudantes de la política imperial, en la generalidad de los casos seculares y casados, fuen instalados en el espicopado por razones de política de poder. Según el Papa Gregorio VII, solo él mismo tenía el poder de nombrar obispos.Y por si fuera poco, determina también la absoluta supremacía del Papa.
Como el emperador Enrique IV no estaba dispuesto a ceder su poder, siguió nombrando obispos en Alemania y arzobispos en Milán. La consecuencia fue la publicación de la bula de excomunión del Papa contra el emperador en 1076. Desde ahora en adelante, Enrique IV se vio en una situación delicado porque de repente pasó por una persona fuera de la ley, maldito y expulsó de toda comunidad social. Según la legislación en ese tiempo, le quedó solo un año para obtener del Papa la absolución de la excomunión. Para pedir el perdón, Enrique IV decidió de hacer un viaje al castillo de Canossa en donde se encontraba Gregorio VII, un evento que se conoce como el “Paseo de Canossa”. Se cuenta que el papa tenía que esperar tres días enfrende del castillo con frío extremo hasta que el Papa permitió la entrevista y dissolvió la excomunión.
Al final, En rique IV se veía de nuevo reintegrado en la comunidad cristiana, confirmado en su trono. No hasta algunos decenios más tarde, la “Querella de las investiduras” se terminó todavía con un papado fortalecido. La sumisión al Papa Gregorio VII de Enrique IV sigue hasta nuestros días servir como un símbolo de la degradación humilde de una persona.
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