El Rio Nilo
Enviado por jltaveras • 7 de Noviembre de 2013 • 1.096 Palabras (5 Páginas) • 684 Visitas
El Rio Nilo
El Nilo es ahora, como lo fue en la antigüedad, la columna vertebral del país, con un total de 6.670 kilómetros de longitud. Su nombre procede del griego neilos y su nacimiento fue un misterio durante milenios, pues los aventureros e investigadores que se internaban en la profundidad del continente africano perecían víctimas de mil peligros. Hoy día se sabe que el Nilo es el resultado de la unión en Jartum (Sudan) de los cauces del Nilo Blanco y del Nilo Azul. El Nilo Blanco nace en los lagos Victoria, Alberto y Kioga; el Nilo Azul nace en Etiopía, en el lago Tana.
El río de la vida
Para los antiguos egipcios el río era, y sigue siendo en la actualidad, el núcleo central de sus vidas y fuente inagotable de recursos: se utilizaba como vía fluvial, procuraba abundante pesca, se usaban sus juncos para múltiples aplicaciones (entre ellas el papiro). Los animales que acudían a sus riberas proporcionaban carne en abundancia. Había cosechas variadas gracias a sus periódicas inundaciones. A finales de verano y a principios de otoño los caudales del Nilo anegaban la tierra y fertilizaban la estrecha franja de sus orillas. Los habitantes de las riberas ignoraban que estas crecidas provenían del deshielo de las nieves de las montañas de Etiopía y de las lluvias estivales de las planicies africanas. Tenían la creencia de que el dios Hapi, que vivía en una cueva al sur de Egipto, soltaba las aguas que tenía embalsadas alzando su inmensa sandalia para dejar escapar la crecida benéfica.
Los egipcios elaboraron un calendario de 365 días, basado en el tiempo en que se producía cada crecida del río y distribuido en 12 meses por ser éste el número de ciclos completos de cambio en las fases de la luna.
Las inundaciones borraban los límites de las propiedades agrícolas, por lo que había que volver a determinarlas mediante los métodos de cálculo que hoy conocemos como “geometría”. Cada población ribereña tenía su nilómetro (marcas que indicaban el nivel del agua crecida, lo que a su vez determinaba las cosechas y los impuestos que se debían pagar en virtud de las mismas.
La vida fluía constantemente y la prosperidad generada por las aguas permitió a los egipcios crecer en sabiduría y construir una civilización grandiosa y bien estructurada donde se desarrollaban cultivos agrícolas, ganadería, comercio e industria, y donde florecieron las artes y las ciencias. A orillas del río los graneros rebosaban de cebada y trigo, de granadas, manzanas, olivas e higos del vergel. El vino dulce de Ka de Egipto y los dátiles atiborraban los contenedores, donde los pobladores ribereños almacenaban las pertenencias que quedaban tras su utilización y el pago de los tributos.
En honor a sus dioses y reyes, y en vinculación con sus creencias religiosas, se construyeron magníficos templos y monumentos.
El historiador griego Herodoto visitó Egipto en el siglo V a.C. y quedó tan fascinado que catalogó toda la zona como “Don del Nilo”. Gracias al río quedaban vinculadas dos zonas geográficas bien diferentes: el Bajo Egipto (desde la zona del delta próxima al Mar Mediterráneo hasta Asuan, con tierras llanas, anchas y sometidas a inundaciones) y el Alto Egipto (Nubia, zona desértica y sin regadío).
Platón (427-348 a.C.) atribuyó a los sacerdotes
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