El Tahunatinsuyo

EL TAHUANTINSUYO

Extensión

Sabemos que los Incas impusieron su dominio en el occidente de la América del Sur a lo largo de varias centurias, habiendo iniciado su expansión conquistadora hacia el siglo XI de nuestra era. Este imperio de las cuatro partes, regiones o ángulos -Chinchaysuyo al norte, Collasuyo al sur, Antisuyo al oriente y Cuntisuyo al occidente— a partir del Cuzco como quicio de la expansión, se extendió mucho más allá del Perú actual, hasta los ríos Ancasmayo (Colombia) al norte y Maule (Chile) al sur.

El Tahuantinsuyo incluyó en el septentrión a Quito, el actual Ecuador, y se prolongó hasta Pasto en la Colombia del suroeste. En el mediodía se alargó más aún, englobando a Aimaras o Collas y a los Charcas de la actual Bolivia, Tucumán y demás provincias del noroeste de la Argentina y gran parte de Chile, todo el norte y el centro hasta el río Maule.

Contenido al norte por los Chibchas, de cultura mucho menos desarrollada que la incaica, fue frenado también al sur por los bravos Araucanos, apenas iniciados en una cultura propiamente dicha, pero defensores acérrimos del suelo patrio. El Imperio Incaico culminó con Huayna Capac al llegar los conquistadores españoles en 1532. La superficie máxima del Tahuantinsuyo podría cifrarse en unos 3 millones de kilómetros cuadrados. No tuvo más límite que las selvas al oriente y el océano al occidente.

Población

Es muy difícil calcular la población total del Tahuantinsuyo e imposible determinar la cifra en millones que alcanzaba el año 1532, ni siquiera la que habitaba el territorio actual del Perú, centro del Incario.

Autoridades como la de Emilio Romero hicieron una aproximación de la población del Tahuantinsuyo entre 12 y 10 millones y aun se señala hoy día un mínimo de 15 millones.Mientras tanto otros la disminuyeron hasta 7.000.000. A. Rosenblat y A.L. Kroeber hicieron descender la cifra hasta 3.000.000. Estudiosos actuales la calculan entre 7 y 4 millones. Esta población estaba muy desigualmente repartida a todo lo largo del espinazo de los Andes en escasas ciudades como Quito, Tumipampa, Cajamarca, Huánuco, Cuzco, Porco... Otros centros urbano menores eran Pasto, Tumbes, Huancabamba, Chachapoyas y la decaída Chan Chan, de unos 25.000 habitantes en su esplendor, así como Tarma, Jauja, Pachacama, Micas, Chucuito y Chuquiabo.

Cuzco era la ciudad sagrada y aristocrática, de casas labradas en gran parte y calles empedradas, aunque estrechas, sin gente pobre. Allí residía el inca con su "panaca" ("orejones" para los cronistas), los "aillos" locales, los funcionarios, los "amautas" y "quipocamayos" y no pocos "curacas" (autoridades étnicas), aunque la inmensa mayoría de los mismos vivían en las regiones respectivas de gobierno. La población del Incario podía ser distribuida por el inca en todo el territorio por diversos motivos. Así sucedía con los "mitimaes", esto es, trasplantados desde su región originaria a otras, incluso muy distantes que se hallasen con problemas. De semejante manera se extraían también los "yanaconas", empleados especializados en determinados trabajos. Se¬gún turnos los "mitayos" se empeñaban en obras de interés general a las órdenes del inca. Una parte selecta de la población femenina habitaba en casas conventuales, las "acllas", esto es, mujeres escogidas para el culto del sol y servicio del inca.

Etnias

Aunque todos de raza cobriza, el Tahuantinsuyo encerraba numerosas etnias de Indios, aun en el mismo territorio actual del Perú. Más de cincuenta suelen enumerar los investiga¬dores. Limitándonos a las más significadas dentro del Perú actual o países muy próximos a él, señalemos algunas en el norte, en el centro y en el sur.

En el norte los Cañaris de largas cabelleras, así como los Tallanes; los Chachapoyas, cerca¬nos al río Marañón, "varones fuertes" según su coterráneo Blas Valera; los Cajamarcas, habitantes de la "región fría", zona de abundantes adoratorios; los Huamachucos, "de casco nuevo", sometidos por el inca Pachacútec y los belicosos Chimúes en el valle del río Moche, alrededor del núcleo urbano de Chan Chan, cabeza de señorío en el que se ofrecían sacrificios humanos.

En el centro los Huailas, habitantes de praderíos entre las cordilleras Blanca y Negra; la etnia de Chavín de Huántar, al oriente de la cordillera Blanca, de remotísima cultura, famoso adoratorio, muchas ruinas arquitectónicas y esculturas notables; los Huánucos, de abundantes fortalezas para defensa de su autonomía, con templo del sol y casa de escogidas; los Yauyos, gente belicosa y de lenguas diferentes hasta que fueron sometidos por los Incas; los Huancas en el valle del Mantaro, incorporados por el inca Viracocha; los Canchis del Cuzco al pie del Vilcanota y en las márgenes del río homónimo; los Chancas, guerreros, en el río Pampas al noreste del Cuzco, que casi vencieron a los Incas; los Soras en la margen del río Pampas y próximos a sus fuentes; los Chinchas de la costa central, de organización antigua y confederación con vecinos hasta que los sometió Túpac Yupanqui.

Los Nazcas en la costa del sur,

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