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El emilio o de la educación


Enviado por   •  16 de Mayo de 2013  •  1.593 Palabras (7 Páginas)  •  434 Visitas

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« emilio o de la educación » es una de las obras literarias más importantes rousseau. en este texto del siglo xviii se enfatiza un contenido pedagógico que parte de la bondad de quien recibe la educación.

el autor propone un modelo de educación para el niño desde la propia naturaleza de acuerdo a las etapas de desarrollo infantil con el fin de formar un individuo libre y autónomo capaz de poder valerse por sí mismo posteriormente en su entorno social.

la idea de "naturaleza" se fundamenta en que todo lo que proviene de ella es bondadoso, así como el propio individuo: el hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad quien lo pervierte.

rousseau plantea que el crecimiento y la formación del ser humano está en la educación. esta afirmación está confirmada con la propia evolución biológica del hombre, el cual pasa por diversas etapas complejas que permiten su correcto desarrollo físico y psíquico. incluso rousseau llega a decir que la raza humana habría perecido si el hombre no hubiera empezado por ser niño, porque no estaría educado.

de la propia constitución biológica podemos concluir que todo cuanto no tenemos en nuestro nacimien¬to y que necesitamos de mayores, nos es dado por la educa¬ción.

aquí se posiciona la tesis fundamental de rousseau: la educación nos viene de la naturaleza, o de los hombres o de las cosas.

se plantean tres tipos de educación, sobre los cuales rousseau realiza un acertado análisis sobre las posibilidades humanas de la educación.

• la educación de la naturaleza: desarrollo interno de nuestras facultades y de nuestros órganos

• la educación de los hombres: uso que nos enseñan a hacer de tal desarrollo.

• la educación de las cosas: adquisición de nuestra propia experiencia sobre los objetos que nos afectan.

así pues, cada uno de nosotros es formado por tres clases de maestros.

- el discípulo en el que sus lecciones diversas se oponen se halla mal educado, y nunca estará de acuerdo consi¬go mismo.

- aquel en quien todas ellas coinciden en los mismos puntos y tienden a los mismos fines, va solo a su meta y vive consecuentemente. sólo éste se halla bien educado.

de estas tres educaciones diferentes:

- la de la naturaleza no depende de nosotros;

- la de las cosas sólo depende en ciertos aspectos;

- la de los hombres es la única de la que somos realmente dueños; todavía no lo somos más que por suposición: porque ¿quién puede esperar dirigir por entero las palabras y acciones de todos cuantos rodean al niño?

lo que nos interesa saber es ¿cuál es la meta de la educación? para responder a esta desafiante pregunta, rousseau elabora una analogía con la “naturaleza”.

nacemos sensibles, y desde nuestro nacimiento somos afec¬tados de diversas maneras por los objetos que nos rodean. tan pronto como poseemos, por así decir, conciencia de nuestras sensaciones, estamos dispuestos a buscar o a rechazar los ob-jetos que las producen, en primer lugar según sean agradables o desagradables, luego según la conveniencia o inconvenien¬cia que encontramos entre nosotros y esos objetos, y, por último, según los juicios que tengamos sobre la idea de felicidad o de perfección que la razón nos da. estas disposiciones se extienden y afirman a medida que nos volvemos más sensibles y más esclarecidos; pero, coaccionados por nuestros hábitos, se alteran más o menos con nuestras opiniones. antes de esa al-teración, esas disposiciones son lo que yo llamo en nosotros la naturaleza, es decir, en rousseau

es, por tanto, a esas disposiciones primitivas a lo que habría que remitir todo, y ello sería posible si nuestras tres educacio¬nes sólo fueran diferentes; pero, ¿qué hacer cuando son opues¬tas? ¿cuándo en lugar de educar a un hombre para él mismo se le quiere educar para los demás? entonces el acuerdo es impo¬sible. forzado a combatir la naturaleza o las instrucciones so¬ciales, hay que optar entre hacer un hombre o un ciudadano¬; porque no se puede hacer uno y otro al mismo tiempo.

el hombre natural es todo para sí; él es la unidad numérica, el entero absoluto, que sólo tiene relación consigo mismo o con su semejante. el hombre civil no es más que una unidad fraccionaria que depende del denominador, y cuyo valor está relacionado con el entero, que es el cuerpo social. las buenas instituciones sociales son aquellas que mejor saben desnaturalizar al hombre, quitarle su existencia absoluta para darle una relativa y transportar el yo a la unidad común, de suerte

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