El ensayo autoritario
Enviado por nativaaaa • 6 de Julio de 2021 • Resumen • 3.126 Palabras (13 Páginas) • 126 Visitas
El ensayo autoritario
Amplio consenso al golpe del 28/06/66, Onganía presidente: apoyo de grandes, medianos y
pequeños empresarios, la mayoría de los partidos políticos y muchos grupos de extrema izquierda.
Al principio primaron las coincidencias: era necesario reorganizar el Estado, hacerlo fuerte, con
autoridad y recursos. Para unos, era la condición de un reordenamiento económico que usara las
tradicionales herramientas keynesianas para romper los bloqueos del crecimiento. Para otros, era
la condición de un reordenamiento de las sociedad, de sus maneras de organización y
representación que liquidara las formas políticas del liberalismo.
La primera fase del nuevo gobierno se caracterizó por un shock autoritario. Se disolvió el
parlamento y también los partidos políticos. Los militares fueron cuidadosamente apartados de las
decisiones políticas. Los ministerios fueron reducidos a cinco. Unificadas las decisiones, se
comenzó a encorsetar a la sociedad. La represión del comunismo se extendió a todas aquellas
expresiones de pensamiento crítico, de disidencia o hasta de diferencia. El blanco principal fue la
universidad. Fueron intervenidas y se acabó con su autonomía académica. 29/06/66 en la “noche
de los bastones largos” la policía interrumpió en algunas facultades de la UBA y apaleó a alumnos
y profesores.
Antes de definir una política económica, se procedió a reducir de manera drástica al personal en la
administración pública y algunas empresas del Estado. Cierre de la mayoría de los ingenios
azucareros que venían siendo ampliamente subsidiados. La protesta sindical fue intensa, pero
acallada con violencia. En respuesta, en febrero de 1967 los sindicatos lanzaron un Plan de Acción
similar al montado contra Illia, pero la respuesta fue contundente: despidos masivos, retiros de
personería sindical, intervenciones a los sindicatos. La CGT debió reconocer su derrota total y
suspender las medidas.
En los primeros seis meses no se había adoptado un rumbo claro en materia económica. En 1966
Krieger Vasena fue designado ministro de Economía y Trabajo. Su plan lanzado en marzo del 67
apuntaba a superar la crisis cíclica y lograr una estabilización prolongada. Para controlar la
inflación, se congelaron los salarios por dos años y se suspendieron las negociaciones colectivas.
Se congelaron tarifas de servicios públicos y combustibles. Fuerte devaluación del 40%. Se
arreglaron las cuentas del Estado, evitó el alza de los alimentos, se impidió que la devaluación
fuera aprovechada por los sectores rurales y se aseguró un periodo prolongado de estabilidad
cambiaria reforzado por préstamos del FMI e inversiones de corto plazo.
El sector más concentrado, predominantemente extranjero, resultó el mayor beneficiario de esta
política. La lista de perjudicados fue amplia: a la cabeza, los sectores rurales. Los sectores
empresarios nacionales se quejaban de falta de protección. Economías provinciales enteras –
Tucumán, Chaco, Misiones- recibieron verdaderos mazazos al suprimirse protecciones
tradicionales. Los sectores medios perjudicados de formas varias y naturalmente los trabajadores.
La nueva política volcaba la balanza en favor de los grandes empresarios, se trataba del proyecto
propio y especifico de la gran burguesía que achicaba las funciones del Estado benefactor, pero
expandía la del Estado intervencionista.A lo largo de 1968 se empezaron a alzar las voces de ciertos grupos: sindicalismo, sectores rurales
y empresariado nacional; por un desarrollo más nacional, algo más popular y más justo. Todas esas
voces, poco orquestadas pusieron en tensión la relación entre el presidente y su ministro de
Economía. A mediados de año relevó a los tres comandantes. Las voces del establishment
empezaron a quejarse del excesivo autoritarismo de Ongania. Cuando en mayo del 69 estallo el
breve, pero poderoso movimiento de protesta, El Cordobazo, el mito del orden se desvaneció.
La primavera de los pueblos
Activismo estudiantil y obrero se conjugaron el 29/05/69. La CGT local realizó una huelga general y
estos dos grupos ganaron el centro de la ciudad, donde se sumó más gente. La represión policial
genero un violento enfrentamiento. La multitud que controló varias horas el centro de la ciudad
no tenía consignas ni organizadores, pero se comportó con rara eficacia, dispersándose y
reagrupándose. Finalmente intervino el Ejercito y recuperó el control, salvo en algunos lugares,
como el barrio universitario del Clínicas, mientras los manifestantes reaparecían en los suburbios.
Lentamente, el 31 de mayo se restableció el orden dejando un saldo de 20 a 30 personas
fallecidas, unas 500 heridas y otras 300 detenidas. Como acción de masas el Cordobazo solo puede
ser comparado con la Semana Trágica del 19 o con el 17 de octubre. La ola de movilización social
que inauguró se expresó de diversas maneras: nuevo activismo sindical que escapaba a los límites
y controles de las burocracias gremiales, era fuertemente transgresora, al borde de la “violencia”
que incluía ocupaciones de plantas y tomas de rehenes con gran capacidad para movilizar al resto
de la sociedad. Por entonces, ya muchos salían a la calle. Esas formas de protesta eran
desencadenadas por algún episodio ocasional, pero expresaban un descontento profundo y un
conjunto de demandas que, puesto que el poder autoritario había cortado los canales de
expresión establecidos, se manifestaban en espacios sociales recónditos. Surgidas de cuestiones
que hacían a la vida cotidiana antes que laborales, movilizaban a sectores mucho más vastos que
el de los obreros sindicalizados. Se trataba de un coro múltiple, heterogéneo pero unitario, al que
se sumaban las voces de otros intereses heridos, como los grandes productores rurales o los
sectores del empresariado nacional. Según la visión común, todos los males de la sociedad se
concentraban en un punto: el poder autoritario y los grupos minoritarios que lo apoyaban. Frente
a ellos se alzaba el pueblo, hermandad solidaria y sin fisura, que se ponía en movimiento para
derrotarlos y resolver todos los males.
En todo el mundo se encontraban señales de la primavera de los pueblos, clamando contra el
autoritarismo y por el poder de la imaginación. El imperialismo trastabillaba visiblemente frente a
la
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