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El estilo barroco Hispanoamericana


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  Tutorial  •  1.689 Palabras (7 Páginas)  •  238 Visitas

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En este trabajo, se abordará el tema del barroco en Hispanoamericana.

Se investigará sobre este período a fin de conocerlo, INTRODUCCIÒN

tanto en su contexto histórico como literario.

Originariamente, el término barroco tuvo un sentido despectivo. Podría derivar de «barrueco» (perla irregular o nódulo esferoidal que se encuentra en algunas rocas) y de «berrocal» (lugar lleno de peñascos graníticos), lo que pondría de manifiesto su carácter pétreo y gigantesco. También puede proceder del portugués barroco, que significa perla irregular, defectuosa. También se ha adjudicado su derivación del italiano parruca, con cuyas ondulaciones y joyas se lo ha comparado. Al parecer, fue B. Cellini quien lo aplicó por primera vez al arte como sinónimo de extravagante. J.-J. Rousseau, D. Diderot y la literatura francesa e italiana del siglo XVIII hablaban del barroco como de todo aquello que era recargado, excesivamente adornado, grotesco y hasta ridículo.

El barroco es considerado denegado, extravagante y anómalo. Fue una categoría estética y fue todo lo contrario del arte visto hasta entonces. En todas las épocas el tipo de arte posterior al otro es totalmente distinto, ya que los autores de ese arte posterior pretenden romper con los vínculos y estéticas establecidas.

DESARROLLO

BARROCO AMERICANO Este movimiento literario se extiende en América durante los siglos XVII y XVIII. A pesar de ser un estilo “importado” tiene gran arraigo en el continente y agrega, además, elementos del mundo americano. Aparecen notas de la refinada cultura indígena (azteca e inca); de la naturaleza con su aporte decorativo y exuberante, del arte mestizo con las flores, frutos y animales autóctonos. En síntesis: “El Barroco americano es un arte más artificioso, con una complejidad de elementos intelectuales, sensoriales, expresivos y aún técnicos. Es una época de color, relieve , frescura, ardor, diafanidad y sorpresa; todo, a través de un idioma nuevo. Su expresión es rica y compleja.” (1).Esta diferencia se debe a una constante: cada movimiento artístico o literario aporta nuevos elementos o adapta los originales, de acuerdo con la sociedad que lo toma .Así, América no atraviesa el período de decadencia que está sufriendo España en ese momento. Aquí se vive sin el desengaño y la amargura hispana y el pesimismo se dacomo una nota aislada y no colectiva.El Barroco americano adopta del español la forma de expresión liderada por Góngora ypor ello llamada “gongorismo o culteranismo”.

Los orígenes de la palabra barroco no están claros. Podría derivar del portugués barroco o del castellano barrueco, término que designa a un tipo de perlas de forma irregular. La palabra es un epíteto acuñado con posterioridad y con connotaciones negativas, que no define el estilo al que hace referencia. De cualquier modo, a finales del siglo XVIII el término barroco pasó a formar parte del vocabulario de la crítica de arte como una etiqueta para definir el estilo artístico del siglo XVII, que muchos críticos rechazaron después como demasiado estrafalario y exótico para merecer un estudio serio. Escritores como el historiador suizo Jakob Burckhardt, en el siglo XIX, lo consideraron el final decadente del renacimiento; su alumno Heinrich Wölfflin, en Conceptos fundamentales para la historia del arte (1915), fue el primero en señalar las diferencias fundamentales entre el arte del siglo XVI y el del XVII, afirmando que “el barroco no es ni el esplendor ni la decadencia del clasicismo, sino un arte totalmente diferente”.

El Barroco hispanoamericano

LA MUJER EN LA LITERATURA DE AMÉRICA.La mujer hispanoamericana ha contribuido a escribir un capítulo propio en la búsqueda deidentidad.¿De qué mujer estamos hablando?La luchadora en las guerras de la Independencia junto al hombre, al que ha alentado,ayudado o simplemente acompañado.La que románticamente se convierte en heroína activa como

Amalia

o es personaje deficción como

María

de Jorge Isaacs, obra en la que el autor nos presenta a una jovencristalina y casi atemporal enamorada.La mujer cotidiana, la de todos los días que abreva en las aguas del hogar su destino oque lo amasa junto a los hijos en una lucha por la supervivencia y la búsqueda delbien familiarLa mujer independiente, culta, progresista, contestataria y profunda, la que se plantea encarne viva su vínculo con el hombre. Aquí aparece en el tema de la mujer, la quejafemenina; queja de falta de amor, de falta de sensibilidad en el hombre, de sentirsesojuzgada por el “machismo” primitivo, de sentirse enfrentada a fuertes pautasculturales que esperan que ella sea buena, sumisa, fiel y callada, sometida a undestino de silencios y postergaciones que, por supuesto, no eligió.

La mujer en muchos momentos de su escritura se ha enfrentado al hombre, imbuido deesa suerte de “machismo” que gobierna a generaciones de hombres educados paradecidir, conducir, manejar la economía de la casa y participar en la vida política. Nosabemos si esta educación es paralela con una formación en el amor, el buen amorfundado en el respeto mutuo, la comprensión y la valoración del otro como igual a lavez que diferente por su sexo.Allí, en gran parte de esta pregunta que hacemos, se abre paso la queja femenina o elcuestionamiento, por decirlo de otra manera. ¿De qué hombre hablamos?: dehombres – necios, mentirosos e hipócritas, exigentes y demandantes, conlimitaciones para amar en sentido profundo.Una de las autoras que encarnó este cuestionamiento fue Sor Juana Inés de la Cruz.

Ella es la representante principal del Barroco

americano y, tal vez, la de los más

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