El gran Poder presidencial y recursos nacionales.

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Poder presidencial y recursos nacionales.

Introducción.

        En este ensayo abordaremos el contexto político, económico y social que se vivió en México durante la segunda mitad de la década de los 70´s y la primera mitad de la década de los 80´s, que abarcan el final de la administración de Luis Echeverría, la de José López Portillo y la primera parte del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado.

        Como se podrá ver en el desarrollo de este trabajo, nuestro país experimentó en ese lapso de tiempo muy diferentes circunstancias, desde el auge petrolero derivado del descubrimiento de grandes yacimientos y aumento en el precio de dicho recurso, lo que trajo consigo grandes expectativas, hasta severas crisis económicas que repercutieron obviamente en el contexto político y sobretodo social.

        Al igual que en toda la historia de nuestra nación, veremos cómo las decisiones del Poder Ejecutivo fueron causas determinantes en todas estas situaciones.

Desarrollo.

        Hacia 1975, al final de la administración de Luis Echeverría Álvarez, el poder presidencial se encontraba en franca decadencia pues tenía en contra a la mayor parte de la población que calificaban a la administración saliente como muy mala. En 1976 inicia su gestión como Presidente de la República José López Portillo, quien desde su campaña y durante los primeros meses de su sexenio, buscó la reconciliación política con los grupos con los que se enfrentó su antecesor: la burocracia sindical tradicional y la burguesía.

        Sin embargo, a pesar de sus aparentemente buenas intenciones “López Portillo, a consecuencia del excesivo e irresponsable gasto público, generó elevados niveles de inflación que erosionaron los salarios, y como medida coyuntural de corto plazo decretó el aumento salarial conocido como ‘el 30, 20 y 10´que consistió en aumentar los salarios mínimos en 30%, los salarios medios en 20% y los demás en 10%. Como estos incrementos no tenían fundamento en incrementos de productividad, pasado el alivio meramente coyuntural y pasajero, la inflación fue mucho peor”^[1].

        López Portillo instauró una estrategia económica denominada Alianza para la Producción, sustentada en el auge petrolero derivado del descubrimiento de grandes yacimientos en nuestra nación y el aumento del precio de dicho recurso; con esta estrategia pretendía superar la crisis en los primeros dos años, consolidar la economía en los segundos dos años y crecer en los últimos dos años. Sin embargo, derivado del excesivo gasto público, mala administración, poco apoyo a la tecnología, empresas estancadas en cuanto a competitividad, abandono al campo, inestabilidad del dólar y aumento desmedido en las tasas de interés, el país vivió una trágica situación que trajo consigo fuga de capitales, aumento del déficit presupuestal, incremento de la deuda pública, inflación, devaluación y disminución de inversión.

        Aunado a lo anterior, el campo mexicano vivió una de sus peores crisis de la historia, a pesar del intento de la administración pública por darle prioridad a través del denominado Sistema Alimentario Mexicano o SAM, cuya intención era resguardar la soberanía nacional a través de la autosuficiencia alimentaria, sin embargo dicho programa fue un fracaso, que inicialmente “trató de ser un programa asistencialista para los campesinos, y se convirtió en un gran negocio para los intermediarios”^[2], trayendo consigo al final una crisis severa que incluso obligó a nuestro país a importar productos básicos alimentarios.

        En 1977 se presentó al auge petrolero para nuestro país, pues se encontraron grandes yacimientos de petróleo en el Golfo de México; dicho hallazgo, sumado al alto precio del producto, ubicó a nuestra nación como una de las grandes potencias petroleras en el mundo. El gobierno federal encabezado por López Portillo llegó a aseverar que desde ese momento en adelante se iba a administrar la riqueza y comenzaron con grandes programas como la creación de empleos, la ampliación de la red de comunicaciones, la mejora de los sistemas educativo y de protección social, así como el impulso a la eficiencia industrial y autosuficiencia alimentaria. Sin embargo, este sueño duró poco, pues hacia 1981 los precios del crudo se desplomaron trayendo consigo una histórica crisis económica, caracterizada por devaluación, fuga de capitales, endeudamiento externo y altas tasas de interés; incluso, la banca extranjera y el FMI negaron créditos a nuestro país. Estas situaciones obviamente repercutieron inmediatamente en el ámbito social y político de la nación.

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