El presente trabajo tiene como fin retomar a un grupo de personas, quienes desempeñaron un papel determinante en el movimiento estudiantil de 1968, y del cual su identidad se había desconocido hasta hace algunos años, esto es, el Batallón Olimpia

El presente trabajo tiene como fin retomar a un grupo de personas, quienes desempeñaron un papel determinante en el movimiento estudiantil de 1968, y del cual su identidad se había desconocido hasta hace algunos años, esto es, el Batallón Olimpia, o mejor conocidos como “los del guante blanco”.

Mucho se ha hablado acerca del movimiento estudiantil de 1968, pero la identidad de los culpables, como ya se mencionó, hasta hace pocos años era desconocida. Fue hasta que se revelaron fotos del acontecimiento, cuando se encontró una prenda distintiva en algunos de los participantes de la marcha del 2 de octubre, un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda, la señal para identificarse como miembros oficiales del Batallón Olimpia.

Pero ¿exactamente que era el Batallón Olimpia?, el Batallón Olimpia fue un grupo paramilitar creado y entrenado por el gobierno de México, y más específicamente dirigido por Luis Echeverría Álvarez, el entonces Secretario de Gobernación, éste grupo tenía como fin efectuar misiones ilegales y clandestinas contra el pueblo, así como reprimir movimientos sociales cuando el gobierno considerase necesario (Rivas, 2004, p. 64).

Debido a que eran militares o policías que actuarían de forma encubierta, iban vestidos de civiles, o sea, como todos los demás jóvenes para camuflarse entre ellos, lo único que los distinguía de los demás era el famoso guante blanco que llevaban, nombre por el cual fueron reconocidos durante los años en que no se conocía su identidad.

El batallón estuvo presente en diferentes momentos del movimiento, el primero, en la toma de Ciudad Universitaria el 18 de septiembre de 1968, el segundo, en la toma del Casco de Santo Tomás el 23 de septiembre de ese año y, finalmente, en el momento crucial, la llamada “Operación Galeana” el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Se infiltraron en la manifestación y se dirigieron justo donde se encontraban los oradores del movimiento y algunos periodistas, pero en cuanto los líderes del movimiento empezaron a comunicar a los asistentes que se esparcieran sin caer en provocaciones, estos hombres hicieron que los oradores se tiraran al suelo, y en cuanto aparecieron las luces de bengala en el cielo como señal, los francotiradores del batallón comenzaron a disparar brutalmente en contra de las personas que se encontraba ahí reunidas, en este punto es importante mencionar que ésta última acción fue una estrategia creada por el gobierno mexicano para hacer creer que los estudiantes eran los agresores.

Los militares, por su parte, en su intento de defenderse, combatieron la “supuesta agresión” por parte de los estudiantes, y ante la confusión, los disparos empezaron a ser lanzados en todas direcciones, erróneas por cierto, y fue así como de repente las vidas de muchas personas habían sido destruidas.

Este hecho ha sido el resultado

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