El reforzamiento de la autoridad del Estado
Enviado por Paula Romero • 26 de Septiembre de 2024 • Documentos de Investigación • 9.521 Palabras (39 Páginas) • 34 Visitas
El reforzamiento de la autoridad del Estado
Como ya aprendiste en el capítulo 6, durante la primera mitad del siglo XIX, la mayoría de los países latinoamericanos se vio sacudida por conflictos y guerras civiles entre distintos grupos y facciones, Esos conflictos impidieron organizar constitucionalmente los nuevos Estados y alcanzar la anhelada estabilidad política,
Esta situación se modificó en las últimas décadas del siglo XIX, cuando se afianzaron en el poder nuevos grupos dirigentes que impusieron su dominio -por medio de alianzas o del uso de la fuerza- en los diversos países de América Latina. De este modo, disminuyeron notablemente los enfrentamientos internos que caracterizaron el período posterior a la independencia.
En general, los países que durante años habían estado sacudidos por los conflictos entre liberales y conservadores -México, Venezuela, Colombia y Guatemala, entre otros- fueron testigos del triunfo del liberalismo. A partir de ese éxito, los liberales promovieron transformaciones profundas, orientadas a establecer un marco económico y político propicio para la integración plena de sus países en la división internacional del trabajo (podés leer sobre este tema en el capítulo 14). Entre esas medidas se destacan la apertura de la economía hacia el exterior, el afianzamiento de la propiedad privada, la supresión de las posesiones indígenas comunitarias y un recorte de los poderes de la Iglesia católica.
En términos generales, los grupos dirigentes de las últimas décadas del siglo XIX presentaban dos fuertes características: estaban ligados estrechamente a las actividades productivas destinadas a la exportación y estaban convencidos de que sus países necesitaban reforzar la autoridad del Estado para garantizar la paz, la estabilidad y el mantenimiento del orden interno.
POCA POLÍTICA Y MUCHA ADMINISTRACIÓN
Con el firme propósito de consolidar un poder central fuerte que evitara el surgimiento de nuevos conflictos internos, los grupos dirigentes latinoamericanos buscaron dotar al Poder Ejecutivo Nacional de gran autoridad. Este anhelo se tradujo en el establecimiento de sistemas presidencialistas que conferían grandes poderes al primer mandatario, entre ellos el de reemplazar a las autoridades provinciales o estaduales por un interventor federal designado por el presidente.
Al mismo tiempo en que se consolidaron en el poder, algunos gobernantes -Porfirio Díaz, en México; Rafael Núñez, en Colombia, y Julio AB Roca, en la Argentina, entre otros- ensalzaron el lema “ poca política y mucha administración" o su similar paz y administración". Estas expresiones aludían al deseo de suprimir la lucha política, que era asociada con la confrontación violenta, el fervor ideológico, el caudillismo y la aparición de tendencias orientadas a suplantar al sector que ejercía el poder. En su lugar, aspiraban a que el gobierno se apoyara en la "administración", considerada una actividad regular, ajustada a las leyes vigentes y al dictado de otras que garantizarían la unidad, el orden y el fortalecimiento del Estado. De este modo, la élite dirigente confiaba en que se avanzaría en el camino del progreso y de la civilización por el que ya avanzaban las naciones desarrolladas de Europa y los Estados Unidos.
Esta concepción implicaba también que las disputas por la presidencia debían dejarse de lado, puesto que correspondía a quienes ya gobernaban resolver esos asuntos. Por su parte, los grupos interesados en participar en el poder podían incorporarse al mane]0 de la administración pública, pero debían reconocer la superior capacidad de la élite dirigente para conducir las riendas del Estado
LIBERALISMO ECONÓMICO Y CONSERVADURISMO POLÍTICO
La prioridad otorgada a la imposición V a la conservación del orden significó una transformación del liberalismo latinoamericano, que en términos políticos adquirió un tinte conservador y autoritario. Esta reorientación implicó -con diversos matices- que las distintas gestiones gubernamentales conjugaran una actitud abierta hacia el intercambio con el exterior, las inversiones extranjeras, el fomento de la inmigración y la extensión de la educación básica, con una práctica política restrictiva y fraudulenta que impedía la participación de la mayoría de la población en los actos electorales.
El dominio de la oligarquía
Las élites gobernantes que se consolidaron en el poder y dirigieron la política y la economía de los países latinoamericanos entre fines del siglo XIX y principios del siglo xx constituyeron verdaderas oligarquías (doca 2). ¿Por qué? Porque desarrollaron mecanismos orientados a garantizar que solo un pequeño número de individuos o de familias tuviera acceso al poder.
Con esta consigna en mente, el reclutamiento de las personas seleccionadas para desempeñar funciones de gobierno se hacía de una manera cerrada, basada en criterios de apellido, tradición, parentesco, amistad, prestigio, dinero y, eventualmente, méritos militares o habilidad política. En términos económicos, si bien con variantes vinculadas con las características de cada país latinoamericano, estos sectores estaban integrados por terratenientes, hacendados, propietarios de minas y grandes comerciantes. Todos ellos gozaban de prestigio social y se consideraban a sí mismos como los más aptos para el manejo del gobierno y de las principales funciones políticas, jurídicas, profesionales y administrativas de sus países y de sus regiones. El dominio de los cargos públicos más relevantes les permitía, a su vez, controlar importantes decisiones económicas y beneficiarse con negocios muy lucrativos.
Para mantenerse en el poder, los gobiernos oligárquicos apelaron a múltiples estrategias. Entre ellas, fue habitual que entablaran vínculos con los "notables" de cada provincia o región y que buscaran asimilar a algunos disidentes moderados, En cambio, excluyeron de manera tenaz a la oposición considerada peligrosa y propiciaron, en algunos países, la limitación del derecho al voto y de la capacidad para ser elegido. Estas restricciones no se realizaron necesariamente en términos legales o jurídicos, sino que fue común la utilización de mecanismos fraudulentos en las elecciones y de otras prácticas que limitaban la libre expresión de la ciudadanía.
EL FRAUDE ELECTORAL
Luego de la independencia de sus países, las élites criollas hispanoamericanas pretendieron construir la legitimidad de sus gobiernos con modelos constitucionales republicanos que reconocían la división de poderes y la elección de los gobernantes a través del voto. Pero las guerras civiles y los enfrentamientos internos opacaron esos intentos. En ese contexto, en algunos países se propusieron fórmulas que pretendían condicionar el ejercicio de los derechos políticos a la solvencia económica, a la posesión de cierto nivel de instrucción o a la pertenencia a ciertos grupos sociales.
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