El señor de los Milagros.

EL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Por el año de 1650, los angolas venidos de África formaron una congregación en Pachacamilla. Levantaron grandes paredes de adobe; en una de éstas, uno de los angolas, con un profundo sentimiento de fe y devoción al altísimo redentor, plasmó la imagen de Cristo en la cruz.

El 13 de noviembre de 1655, un terrible terremoto estremeció Lima y Callao, dejando miles de muertos y damnificados. Todas las paredes del local de la congregación se cayeron, produciéndose entonces el milagro: el débil muro de adobes donde se erguía la imagen del Cristo crucificado quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento.

Pasaron 15 años y un vecino de la parroquia de San Sebastián, Antonio León, encontró la imagen abandonada, la arregló y la veneró, mucho más, por un hecho grandioso en su vida: padecía de constantes y fuertes dolores de cabeza debido a un tumor maligno que los médicos no habían logrado curar. Acudió a la imagen e imploró al Cristo que remediara su mal, deseo que le fue conferido. Difundió esto entre sus conocidos causando que en pocas semanas el culto creciera, produciéndose hechos de índole distinta a las prácticas religiosas y católicas, por lo que las autoridades civiles y eclesiásticas prohibieron estas reuniones y ordenaron borrar la imagen de Cristo. Esto se cumplió entre el 6 y 13 de setiembre de l671 por una comitiva especial: el promotor fiscal del Arzobispado, un notario, un indio pintor y un capitán de la guardia del Virrey; y soldados en caso se produjesen perjuicios por la cantidad de vecinos y curiosos.

Cuando el pintor subió la escalera para borrar la imagen, empezó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido de inmediato para seguir con su labor. Al reaccionar nuevamente subió pero fue tanta la impresión que bajó y se alejó asustado del lugar. Otro hombre subió pero bajó presuroso, explicando que cuando estuvo frente a la imagen vio que se ponía más bella y que la corona se tornaba verde; por eso no cumplió la orden. Sin embargo, ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente comenzó a protestar con actitud amenazante que obligaron a retirarse a la comitiva.

El Virrey se enteró de los hechos y mandó revocar la orden, acordando que en ese lugar se le rindiera culto y veneración a la magna imagen.

El 14 de setiembre de 1671 se ofició la primera misa ante el Cristo de Pachacamilla, comenzando a denominarlo “El Santo Cristo de los Milagros”.

Sin embargo, en octubre de 1687: un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla edificada en honor de la imagen de Cristo, quedando erguida solamente la pared con la imagen dibujada del Señor crucificado.

Este terrible designio originó que se confeccionara una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en andas por las calles del barrio de Pachacamilla, estableciéndose que a partir de ese momento la procesión tuviese lugar los días 18 y 19 de octubre de cada año.

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