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Empresarios En Colombia


Enviado por   •  28 de Octubre de 2012  •  1.989 Palabras (8 Páginas)  •  634 Visitas

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De vuelta a la historia

Colombia tuvo en los últimos 150 años unos empresarios visionarios, audaces y capaces de ejecutar excelentes estrategias. Es hora de volver a esas raíces.

Hay muchas razones para estudiar la historia de nuestras empresas, pero una de ellas es más importante que las demás: porque da gusto hacerlo. La sensación se parece al placer que sentimos cuando nos cae en las manos una buena novela. Los elementos están ahí, con personajes de carácter fuerte y bien marcado, episodios impredecibles y arriesgados, la fortuna que a veces acoge a los protagonistas y otras los abandona, la sorpresa que espera a la vuelta de cada página. Esto se lee como una novela, pero con el placer adicional de saber que ocurrió de verdad y que, además, es nuestra propia historia. Hay un poderoso atractivo más: no podemos adivinar el final.

Hay más razones para estudiar la historia empresarial. En el pasado están las claves de nuestra identidad. En un momento como el actual, cuando la globalización se levanta como una gran ola que amenaza con homogeneizarlo todo, una mirada a la historia empresarial colombiana muestra que este país tiene unas raíces profundas de trabajo, capacidad gestora e imaginación, de las cuales nos debemos sentir orgullosos y a las que debemos volver. Los empresarios colombianos y los inmigrantes que han construido empresa en el país han sido capaces de levantar empresas después de haber resistido las circunstancias más difíciles. Desde Chaid Neme, que vivió un duro fracaso en una empresa de transporte de carga por el río Magdalena (a la cual él mismo se refería como el Titanic); hasta Colombina, que soportó primero una inundación de su planta y luego un incendio; para llegar a hombres como Pedro Gómez, que estuvo prácticamente quebrado después de haber sido el gran innovador de la construcción en el país, los empresarios colombianos han demostrado el coraje necesario para sobreponerse a la adversidad. Ese espíritu es uno de los grandes activos con que cuenta Colombia para enfrentar los retos que vienen.

Debemos conocer esas historias para poder alimentarnos de ellas. Finalmente, en el aprendizaje que sale de la historia pueden estar las claves del futuro. Si algo sorprende al examinar las historias empresariales es la extraordinaria fuerza que tienen los rasgos fundacionales de una empresa, a pesar del tiempo. La Nacional de Chocolates nació como una empresa orientada al mercadeo, décadas antes de que esa palabra existiera. Desde un principio, mantuvo una estrategia de búsqueda de segmentos específicos, con campañas en medios masivos hasta contacto directo con los consumidores en sus casas. Estas estrategias le sirvieron en las décadas del 20 y el 30 para extenderse fuera de Antioquia y hacia el resto del país, así como también le sirven hoy para trabajar en 63 países. Por su parte, Fuad Char se definió como un boticario amigo de los clientes y creó una cultura empresarial en la cual el vínculo emotivo con el consumidor se convirtió en la clave del crecimiento, mucho antes de que nadie hablara de

mercadeo relacional. Corona desarrolló una organización alrededor de la capacidad para manejar la arcilla y la cerámica, y esta fuerza la llevó desde una planta original en Caldas, población cercana a Medellín, hasta la compra en 2004 de una empresa que tenía el 8% del mercado de artefactos sanitarios en Estados Unidos. Mucho antes que los teóricos de la estrategia hablaran del desarrollo de capacidades, estas empresas habían generado una cultura de trabajo y una forma de enfrentar problemas que les dieron individualidad y les permitieron superar retos a lo largo de las décadas.

El empresario y la oportunidad

Quizás la lectura más apasionante es la que se refiere a los empresarios originales que inventaron de la nada unas empresas que marcaron la historia del país. Para que haya empresas se necesitan empresarios, personas dotadas con visión de oportunidad, persistencia y audacia a toda prueba. Fernando Mazuera llegó Bogotá a los 16 años, literalmente con $2 en el bolsillo. Pronto entendió que esta era una sociedad cerrada para los recién llegados. Se le ocurrió entonces aprender a jugar golf y a los 20 años ya había ganado 3 campeonatos nacionales. Armado con su habilidad para el golf y un talento innato para los negocios, logró abrir una por una las puertas de los círculos más exclusivos. Llegó a ser alcalde de la capital y uno de los hombres más ricos del país.

No solo se necesita ser imaginativo, sino también audaz y terco. Santiago Eder le dio a La Manuelita una proyección sin igual cuando, en 1886,

visitó en Hamburgo un ingenio que producía azúcar blanca a partir de un proceso de centrifugado. Se propuso hacer lo mismo en Colombia y finalmente lo logró, después de una aventura en la que la fabricación de la maquinaria duró tres meses, el transporte de las máquinas desde Glasgow hasta Buenaventura tomó 2 meses, y luego se emplearon 3 años para llevar la maquinaria desde el puerto hasta Palmira. José Carulla Vidal abandonó su despacho de comerciante y se lanzó a una aventura en el Amazonas, guiado por un grupo de indígenas, buscando hacer fortuna con el caucho para salvar su negocio en problemas. Chaid Neme se puso a producir autopartes en Colombia en la década del 50, cuando en el país aún no había ensambladoras de automóviles. En los años 60, Edmundo Esquenazi y Jimmy Mayer se propusieron producir en Colombia los pisos de vinilo que habían visto en sus dormitorios como estudiantes en MIT, y después de apalancarse en una deuda gigantesca crearon PAVCO y dieron inicio a un grupo petroquímico de proyección internacional.

Hay que anotar aquí, de paso, que la imaginación y la visión son dotes de quienes se abren al mundo. Una constante en nuestra historia es la de los extranjeros que crearon empresa. Aparte de algunos ejemplos ya mencionados como Carulla y Eder, Colombia abrió sus puertas a extranjeros que generaron empresas de enorme trascendencia, desde Leo Kopp (Bavaria), hasta Leo Feldsberg (Fruco). Pero también hay muchos ejemplos de colombianos que viajaron a otros países para alimentarse de ideas y visiones

de

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