Enrique Aragón
Enviado por jorge_torress • 5 de Mayo de 2015 • 1.268 Palabras (6 Páginas) • 169 Visitas
Don Enrique de Aragón
Nació entre 1382 y 1384, en el se fundían los linajes de las cortes castellanas y aragonesa, fue hijo de Juana de Castilla y de Pedro de Villena. Cuando muere su padre en Aljubarrota su familia sufre una decadencia, Enrique es nombrado heredero del Marquesado, él es influenciado por su familia y por ello su formación ocurre en tierras aragonesas.
Reclama el matrimonio que se concertará con doña María de Albornoz, obtiene el condado de Cangas y Tineo, abandona la corte tras ensueños caballerescos y regresa, para casar y forzar un divorcio con pretextos sospechosos, a fin de obtener el título de Marqués de Calatrava, lo cual generó una fuerte resistencia en los miembros de la Orden.
1.- El Arte de Trovar
El momento de mayor esplendor de la vida política de Don Enrique coincide con los cortos años en que sirve su primo el de Antequera en tierras aragonesas. Durante ese periodo, el de Villena debió aprender el lemosín, conversar, con bastante provecho y así reflexionar sobre la arte poética trovadoresca, haciendo análisis sobre el Arte de trovar donde únicamente sobre sale un pequeño fragmento y con ello valorar el esfuerzo de don Enrique por apropiarse de todos las novedades poéticas que había puesto en juego la poesía provenzal.
Don Enrique dice que se desconoce un “ciencia” y que esta se debía aprender para poder pensar a través de los cauces de sus ideas, esta ciencia resulta imprescindible para la ejecución poética. Para ello necesita pasar por diversas fases una de ellas se encuentran: La poesía como ciencia: su desarrollo histórico, Los ceremoniales poéticos, La poesía: ciencia y arte, y La eufonía rítmica: una preceptiva poética. Cada una de estas es un proceso para crear una esencia poética.
La poesía como ciencia: su desarrollo histórico
La actitud que manifiesta ante la poesía Don Enrique es la misma que Juan Ruiz, como reflejo del ámbito común del provenzalismo: la poesía es una “sciencia”, es la “gaya ciencia”. Don Enrique había requerido continuar la labor de difusión poética iniciada en Tolosa, además le asístela razón de afirmar que esas reglas permiten discernir entre los que son entendidos y los que desconociéndolas no pueden dejar de ser grosseros en la manifestación del arte. Tanto como don Enrique y Besalú, aspiraban a convertirla en una disciplina capaz de afirmar la bondad del espíritu de aquellos nobles que la usaran, no sólo componiendo poemas, sino sabiendo apreciar las virtudes, tanto formales como ligadas al conocimiento, de aquello que oían. Esa reglas de trovar se planteaban en referencia en la arte de la gramática tratando de abrir el paso y el dominio de la retorica en el momento en que el conocimiento gramatical propicia una perfección necesaria para asegurar la configuración rítmica de la frase poética.
Éste conocimiento se aquilató en lo que es el espíritu trovadoresco convirtiéndose en una muestra de reglas gramaticales, rectorías y métricas y eran presentados únicamente en asuntos e materia religioso con un rigor doctrinal para la sociedad para así tner un conocimiento poético de una manera moral.
Los ceremoniales poéticos
Para Don Enrique, hay más preocupación por valorar el presente en el que él se encuentra, empeñado en restaurar estos modos poéticos, que en un deseo de ser fiel a una circunstancia histórica concreta. Comunidad poética se halla formada por «los conductores y los defensores y protectores» determinándose la suma de cuarenta florines de oro.
La distinción que se establece entre los dos significantes formales de los que depende la poesía, la perfección formal que se ha requerido debe manifestarla también el texto premiado en sus elementos materiales, como signo final de la victoria poética. Unas ceremonia que sólo se cierra con la debida celebración,
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