Ensayo Gaviotas
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01 de Septiembre de 2007
"Somos vagón y no locomotora"
Foto: Cortesía Las Gaviotas
Paolo Lugari en la innovadora planta de biodiésel de Las Gaviotas.
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Desarrollo agroindustrial, llamado Gaviotas (Vichada)
Foto: Cortesía Gaviotas
Revegetalizar la Tierra, vivir en armonía con la naturaleza y tropicalizar el cerebro busca el desarrollo agroindustrial, llamado Gaviotas (Vichada).
Paolo Lugari sostiene que es más importante combatir la calvicie de la Tierra que su calentamiento. Creatividad y cero quejas es el lema del trabajo en el Centro Gaviotas, en el Vichada.
Revegetalizar la Tierra, vivir en armonía con la naturaleza, tropicalizar el cerebro y también la educación, predica hace 36 años Paolo Lugari, quien creó en el Vichada, donde no se daba ni el pasto, un desarrollo agroindustrial, llamado Gaviotas. Plantó allí un bosque de pinos de 8 mil hectáreas, donde nacieron cientos de especies nativas y brotó un manantial de agua purísima que se vende en las tiendas Juan Valdez. De la resina del pino sacan trementina, colofonia y esencias varias, pues utilizan el árbol como refinería donde lo de menos es la madera. En Gaviotas fabrican calentadores de agua para energía solar, molinos de viento, arietes, bombas, turbinas hidráulicas etc. "Es un micromundo donde conformamos un estilo de vida con caminos abiertos de construcción permanente, para que el planeta siga siendo sostenible", dice Lugari. Merecedor del Premio Mundial del Medio Ambiente y muchos otros, la Universidad Carnegie Mellon acaba de hacerlo Doctor Honorario en Ciencia y Tecnología, "Al científico del caos", le dijo el rector. Por eso hablé con Lugari, ejemplo de vida y constructor de país.
Paolo Lugari, "un soñador indisciplinado que convierte la fantasía en realidad", dice Gunther Pauli, pertenece por su madre, Castrillón, a la aristocracia payanesa, y por su padre, Mariano, a la nobleza italiana. Pero Lugari no quiso reclamar su título de marqués y dejó su país para radicarse en Colombia. "Era un ser extraordinario", dice Paolo, "hablaba nueve idiomas, su cultura era universal pero decía que la educación formal recortaba la creatividad. No fui al colegio. Mi padre me escogía profesores, materias, lecturas. Para estudiar botánica, por ejemplo, llamó a su amigo Víctor Manuel Patiño, director del Jardín Botánico de Tuluá: 'te mando a Paolo por tres meses para que lo inspires y le produzcas excitación por la botánica; lo de menos es que le enseñes. Y por favor, pásame la cuenta'. Y así sucesivamente. Si no fuera por él, no estaríamos hablando de Gaviotas. No me da pena reconocerlo: fui hijo de papi, no en lo económico, pues trabajo desde los 15 años, sino mentalmente. Tengo por mi padre una admiración que raya en lo divino".
Hace 36 años nació Gaviotas. El lugar lo conoció Lugari en una de las excursiones anuales que organizaba su padre para conocer a Colombia. En un Willis de la II Guerra llegaron al sitio, colgaron sus hamacas y unas gaviotas cayeron de visita. Lugari, fascinado con el lugar y las aves, regresó después con la idea de hacer algo productivo en armonía con la naturaleza. "Con ayuda de un tío rico y de Mauricio Obregón, comencé por hacer un fondo para trabajar sobre la base de tropicalizarnos. Estamos en el trópico, pero nos hemos desarrollado con tecnologías traídas por los conquistadores y los norteamericanos.Nuestros textos educativos son traducidos. En la franja tropical, la de mayor productividad biológica del planeta, habita el 60% de los pobres del mundo. Quiere decir que LA EMPRESA MUNDO está mal manejada; que la tecnología traída de otras zonas no funciona bien en el trópico. La causa de nuestra pobreza sostenible es no comprender el trópico, no tener ciencia y tecnología tropicales. En Colombia, con sus recursos naturales, con su gente, sería imposible ser pobre; pero lo logramos. Lo llamo: EL MILAGRO DE LA POBREZA. Por no entender el trópico somos el último vagón de la locomotora. El trópico está por reinventarse. En él hubo civilizaciones avanzadas: Teotihuacán, Tenochtitlán eran ciudades bien logradas cuando Londres era un rancherío. Sin saber cuándo el trópico pasó a la retaguardia. Hoy América Latina es quince veces inferior a los países del norte. Nuestra pobreza es sostenible porque somos una sociedad 'loba', sin movilidad, con gran rigidez educativa. En vez de seguir el ejemplo de Humboldt y de Mutis, que hablaban de tropicalismo, nos limitamos a imitar tecnología foránea. Y estamos destruyendo el capital biológico.
"Con Gaviotas le mostramos al mundo que se puede vivir bien sin destruir la naturaleza. Sin tocar la cuenta corriente, sino aumentando el capital con intereses sostenibles. Es algo revolucionario, sin nada que ver con izquierda ni esas pendejadas. En el siglo XVII la base de los filósofos era la relación entre los hombres. Pero esos genios olvidaron una pendejadita: plantear la relación del hombre con la naturaleza. Ahora puedo demostrar, en base a un contexto, que es posible vivir en el trópico, en el sitio más difícil, en armonía productiva con la naturaleza. Gaviotas es toda una escuela donde los que van a trabajar tienen que desaprender, pues llegan aprendidos en técnicas de otros países, no del trópico. Hablando con un matemático italiano y un profesor japonés, ¿por qué Colombia y Japón son como son?, encontramos que un colombiano se lleva por delante a un japonés, pero tres colombianos juntos son un desastre: hay competencia, malicia, desconfianza, cuando la confianza es fundamental para el desarrollo. Desde que me conozco peleamos como náufragos en la mitad del mar. No tenemos sustentabilidad mental positiva. Nuestro problema es temperamental, no de falta de recursos. La gran tragedia del trópico es que donde es imposible ser pobres, somos pobres. No se entiende que países con tanta vitalidad, estén tan vaciados".
¿Qué propone?
Debemos ser capaces de crear una agricultura que aproveche más la energía solar -mayor en el trópico que en el resto del planeta, cruzando plantas, con una arquitectura de hojas adecuadas para captar el sol-. Debemos dedicarnos a enriquecer el suelo. Hacer agricultura tropical, no trasladada de países de cuatro estaciones, sin tener en cuenta nuestras potencialidades. Es trabajo de varias generaciones. Por eso somos vagón y no locomotora. América Latina no ha hecho la revolución de lo tropical porque su problema es cultural. Estos países deben tropicalizar el cerebro.
¿Lo ha dicho en esos países?
Me la paso dando conferencias. Todos se maravillan con la posición y pocos la controvierten. Me encanta la controversia pues a través
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