Ensayo Veronique Doisneau
Enviado por Pilar Paez • 30 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 1.941 Palabras (8 Páginas) • 380 Visitas
Escuela de Danzas Clásicas de La Plata - Profesorado en Danza Contemporánea.
Historia de la danza II. Año 2015.
Profesora: Diana Rogovsky - Alumna: Paez Pilar
El análisis que desarrollaré a lo largo de este ensayo, será de la obra Veronique Doisneau de Joreme Bel. Esta obra fue vista en una de las clases en video por internet. En el contexto que se realizaron las funciones fue en la apertura de la temporada 2004 de la Ópera Nacional de Paris.
Sin conocer al coreógrafo y ni sus trabajos elegí esta obra para analizar ya que después de verla me surgieron muchas preguntas desde mi lugar como intérprete, como espectadora y también como futura compositora de danza. Es importante, por lo menos para mí, saber que al hacer un análisis de una obra, nuestras experiencias y concepciones nos ubican en diferentes lugares de comprensión por lo tanto no trataré de ser objetiva, si no en al contrario, incluiré el desarrollo de este ensayo, mis opiniones y mi posición con respecto a ciertas áreas.
Comienza la obra, se muestra la infraestructura del teatro y al público ingresando con música clásica de fondo, que nos hace pensar que se trata de una obra de ballet. Se abre el telón y aparece la bailarina de danza clásica: Veronique Doisneau, vestida con ropa de ensayo, con un tutú y unas medias puntas en uno sus brazos y una botellita de agua en el otro. Las luces son básicas, planas y de color blanco, no existe ningún tipo de escenografía, solamente el telón del fondo, color negro. Ella se ubica en el centro del proscenio, se presenta, habla de su vida (la gente la puede escuchar ya que tiene puesto un micrófono inalámbrico), cuenta que tiene 42 años y dos hijos. También dice que a los 20 años fue operada de una hernia de disco en la columna vertebral y que a pesar de que teóricamente no podía seguir bailando, luego de su recuperación pudo hacerlo. Expresa que nunca pudo ser una “estrella” y que próximamente va a retirarse del ballet. Cuenta cuál es su sueldo y que admira a Rudolf Noureev. Este primer momento ya nos ubica en un lugar: claramente no es una función de ballet clásico tradicional. También es cierto que el público que fue a ver la obra seguramente tiene conocimiento previo a cerca del trabajo del director por lo tanto no deben haberse asombrado mucho en esta primera escena. En cuanto a mí, me surgieron preguntas. En primer lugar me cuestioné sobre si sería verdad aquello que estaba contando, y además tenía la sensación que en algún momento aparecería un cuerpo de baile. Esto refleja realmente mi ansiedad por determinar a qué categoría de la danza pertenecía esta obra, si se trataba de una autobiografía, un monólogo o una obra de ballet. Me pregunto entonces ¿Por qué motivo creemos y queremos definir una obra apenas comenzamos a verla? ¿Necesitamos tener en claro el tipo de obra que vamos a ver para ubicarnos en un lugar determinado como espectadores?
Continúa la función y Veronique comienza a bailar la segunda variación del pas de trois del tercer acto de la Bayadera. Lo baila al compás de la música, que ella misma canta y se escucha que se corta la voz, se agita y que le cuesta respirar. Termina de bailar y mientras recibe los aplausos, recupera el aire y toma agua, hay una clara intención de que en este momento se tome el tiempo necesario para que el espectador le otorgue cierta importancia. Yo me pregunto si a la gente le asombra ver como la bailarina se cansa luego de la variación y si lo moviliza ver como ella toma agua, algo que normalmente se hace detrás de escena, “en un lugar privado”. Justamente también comienzo a pensar acerca de los límites de la vida privada del artista en relación a la posmodernidad, época en la que vivimos, y en la que la tecnología parece obligarnos a mostrar lo que hacemos en cada momento de nuestra vida, donde la televisión muestra imágenes de artistas o mediáticos en su intimidad, debido al consumo que se genera producto, creo yo del interés del espectador por “identificarse, acercarse o conocer aquello que no se ve.” En estos momentos es en el que deseo gritar: ¡Si gente! ¡La bailarina habla, respira, se agita y toma agua como todo el mundo!
Veronique continúa diciendo que admira las coreografías de Marius Petipa, George Balanchine, Rudolf Nourevee y Jerome Robbins. Además dice que las interpretaciones que no le gustan son las de Maurice Bejart y Roland Petit. ¿Será que Jerome Bel como autor de la obra, es el que decide contar por medio de Veronique sus gustos y preferencias así como también los disgustos? En esta parte de obra nos invita a preguntarnos, si en lugar de ser un relato autobiográfico, es una exposición de la opinión de su director.
Dice que fue alumna de Merce Cunningham, que con él aprendió a bailar en silencio y muestra un fragmento de su obra “Puntos en el espacio”. Se saca las puntas y se pone las medias puntas. Además apaga el micrófono, creo yo con la intención de que el silencio sea el protagonista. ¿Genera incomodidad ver a una bailarina clásica en escena sin el acompañamiento de la música? Termina de bailar y enciende el micrófono y vuelve a ponerse las zapatillas de punta. Menciona que ella siempre soñó con hacer el protagónico de Gisselle y luego se pone el tutú característico del ballet romántico y procede a hacer una variación de la obra, nuevamente sin música, tarareándola. Cuenta que su gran inspiración fueron las bailarinas: Yvette Chauviré, Natalia Makarova, Dominique Khalfouni y que actualmente admira a Céline Talon (especialmente en “Giselle” de Mats Ek´s ). Se sienta en el proscenio del escenario de espaldas al público, comienza a sonar la música e ingresa Céline y realiza un fragmento de la obra. En esta parte de la escena el protagonista ya no es ella, si no que ocupa el lugar de espectadora, al igual que el público.
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