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Escuela De Los Annales


Enviado por   •  10 de Febrero de 2015  •  3.574 Palabras (15 Páginas)  •  337 Visitas

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La Escuela de los Annales es una corriente historiográfica fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch en 1929, que ha dominado prácticamente toda la historiografía francesa delsiglo XX y ha tenido una enorme difusión en el mundo occidental. Lleva su nombre por la publicación de la revista francesa Annales d'histoire économique et sociale (después llamado Annales. Economies, sociétés, civilisations, y nuevamente renombrado en 1994 como Annales. Histoire, Sciences sociales), en donde se publicaron por primera vez sus planteamientos. La «Corriente de los Annales» se caracteriza por haber desarrollado una historia en la que, el factor más importante es el geográfico, es decir, cualquier hecho histórico ocurrido es por un factor geográfico. La corriente de los annales es de trascendencia para el análisis de los estudios en ciencias sociales desarrollados en el siglo XX y deja el camino abierto a otros aspectos, siendo un sustento sólido para que con esta base se empiecen a desarrollar o aparezcan en el futuro nuevos enfoques.

Para muchos la "escuela de Annales" ha sido el movimiento historiográfico más importante del siglo XX. Ciertamente ha compartido con el materialismo histórico, y con sectores neopositivistas significativos como la New Economic History, lo que se ha dado en llamar la "revolución historiográfica del siglo XX", que hoy algunos quisieran borrar de la historia de la historiografía, pero justo es reconocer la preeminencia de Annales en cuanto a organización y radicalidad en el combate contra la vieja historia ("historizante", positivista, acontecimental), que le ha supuesto una enorme irradiación internacional en el pasado siglo, debida también a su capacidad para generar amplios consensos asumiendo como propios enfoques como la historia social de origen marxista o el cuantitativismo neopositivista.

La escuela francesa sustituye la decimonónica historia política, biográfica y narrativa, por una historia económica, social y mental, con pretensiones de historia total, propuesta por Marc Bloch y Lucien Febvre cuando fundaron la revista Annales en 1929, tarea continuada por Fernand Braudel (entre 1956 y 1968) con un enfoque estructural y economicista, y culminada, finalmente, por Jacques Le Goff y otros (entre 1969 y 1989) desarrollando la historia de las mentalidades, posiblemente la aportación más original de la nueva escuela francesa. La derrota de Alemania, cuna de la historiografía positivista, en las dos guerras mundiales creó las condiciones geopolíticas para el triunfo internacional de la nueva historia francesa, cuya influencia es fundamental, tanto en su versión "annaliste" como marxista, para comprender la renovación de la historiografía española en los años 60 y 70.

Hoy la escuela de Annales no existe. Hubo un intento de resucitarla, en 1989, con la propuesta del "tournant critique" impulsada por Bernard Lepetit (muerto prematuramente en 1996) pero fracasó, dándole en parte la razón a los críticos como Hervé Coutau-Begarie y François Dosse que, en los años 80, decían que la revista y las instituciones que se crearon a su alrededor, habían abandonado los postulados fundadores e iniciado una deriva conservadora. La pérdida de influencia de Francia y del francés a causa de la globalización dificultan, por lo demás, su improbable renacimiento en el siglo XXI. Otros países y escuelas han ido pugnado desde finales de los años 70 por tomar el relevo de la escuela francesa del siglo XX, cuyo patrimonio es, desde hace tiempo, de todos los historiadores y cuyo ejemplo ha nutrido nuevas plataformas historiográficas como la red Historia a Debate que coordinamos, nacida en España en 1993 y cuya presencia, dentro y fuera de Internet, alcanza ya más de 40 países.

En los años 90 del pasado siglo ha comenzado un cambio de paradigmas historiográficos que precipitó, entre otras cosas, la mencionada crisis irreversible de Annales pero que, en nuestra opinión, no invalida el interés de muchas de sus propuestas que han pasado a formar parte del capital historiográfico acumulado. Partimos de la base -rectificando a Tomas S. Kuhn- de que las "revoluciones científicas" son, en realidad, una mezcla de rupturas y continuidades, es por ello que somos contrarios a construir la historiografía del siglo XXI volviendo al siglo XIX, haciendo tabla rasa de las cruciales contribuciones historiográficas del siglo XX, cuya pertinencia futura, naturalmente, habrá que afirmar o desmentir, reformar o rectificar, según los casos.

Algunos de los paradigmas y enseñanzas de los ahora viejos Annales que interesaría recordar y poner al día al construir, autocriticamente, la historiografía del siglo XXI:

1) Su crítica a la historia tradicional que hoy vuelve por sus fueros con una inusitada fuerza en la investigación y la enseñanza de la historia. Véase si no el auge de la biografía y la historia acontecimental (el primado de la cronología, se dice). Hoy se acepta que la nueva historia se excedió, para imponerse académicamente, en su crítica al positivismo, pero la vuelta sin más a la historia de los "grandes hombres", las "grandes batallas" y las "grandes instituciones" (por ejemplo, las historias últimas de la transición española) es mucho peor porque, apartando a la historia de las ciencias sociales, se amenaza su profesionalización, devolviendo la historia al seno de la literatura. Por eso sigue siendo útil, para el futuro de la historia, que los alumnos sigan leyendo viejos libros como "Combates por la historia" de L. Febvre o "¿Qué es la historia?" de E. H. Carr.

2.-) Su ejemplo como escuela historiográfica con 60 años de organización colectiva, creación de i.nstituciones, intervención pública e innovación permanen-te. Frente a la tendencia academicista al i.ndividualismo pesimista engendrada en los años 80, hay que recordar que los grandes historiadores del .pasado lo fueron también por representar escuelas o tendencias historiográficas, más incluso, diríamos, .que por su genio individual. En la historiografía, como en la historia, el futuro lo construyen los que se agrupan para pensar la historia que se investiga o se enseña, para debatir, para llegar a consensos e intervenir. Además, si esto no lo hacemos los propios historiadores, lo harán otros por nosotros, como ha sido en el caso del "debate de las humanidades" desarrollado en España por iniciativa política.

3) Su apuesta por una historia total, concepto de origen marxista pero difundido por Annales. A la fragmentación de los temas, métodos y escuelas, de los años 80 ha sucedido una globalización de la economía y la información, la política y la cultura, a la cual la historiografía no puede ser ajena: afecta a los historiadores

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