Filosofia En Phva Ensayo
Enviado por marcaantonia • 23 de Septiembre de 2011 • 1.680 Palabras (7 Páginas) • 734 Visitas
Breve ensayo sobre la “Divina Comedia”
Cuando comienzo a estudiar la filosofía antigua habían obras que, a pesar de no ser estrictamente filosóficas, abrían todo un panorama para que ella se de. Obras como La Iliada, La Odisea, La Eneida, sintetizan de alguna manera la cultura de sus pueblos y de otra manera dan las bases de la cultura venidera. Enfocando, pues, la filosofía como parte de la cultura es indispensable estudiarla en su paralelo con las obras clásicas de la literatura. La obra literaria es como la llave mágica para comprender una época.
Percatándome de la importancia de tales obras, me apresuré a leerlas completamente y no sólo conocerlas de oídas. Así pues inicio mi comentario sobre la Divina Comedia teniendo en cuenta esto: que parte de lo filosófico asumiendo, comprendiendo, aprehendiendo lo literario para remontarse otra vez a lo filosófico.
Lo primero que noté en la obra es el nuevo camino abierto para el cristianismo, una ventana hacia la subjetividad personal que se da como producto de un desgarramiento interno. En primer plano aparece la angustia de una vida sin rumbo, sin salvación, a merced de las fieras. Esto nos revela que la cristiandad nos saca de la subjetividad pagana para llevarnos a la suya, en un proceso de acrecentar más el sufrimiento y el dolor en el mundo, para poner luego e inmediatamente el paliativo. Esta constatación de la miseria humana, que hace del mundo un valle de lágrimas, está mejor e insuperablemente mostrada en los cantos relativos al infierno. Es de pesadilla las descripciones que allí se hace, se pasa por tormento y tormento hacia otros peores. Unamuno nos cuenta que de niño no temía a tales tormentos, más le temía al hecho de no ‘ser’; pero en el infierno el ‘ser’ de los allí castigados se reduce, se empequeñece y se humilla hasta sólo ser para el castigo, para el dolor, el ‘ser’ se hace minúsculo, casi nada. Vivo, cierto, pero para un tormento que no tendrá fin jamás. Este infierno tan universal y plural que recibe desde Papas hasta delincuentes está compuesto de una serie de mitologías, griegas, romanas, judías y cristianas; es un verdadero mosaico, es una síntesis de las zonas más oscuras y horrorosas que las diversas culturas imaginaron y que el florentino sabe conjugar y expresar.
El objetivo de Dante es recorrer todas las esferas, junto al purgatorio e infierno, para arrepentirse de su vida alejada del camino recto, para salvarse. Según se puede inferir, Dante se aparta del camino cuando Beatriz muere y deja de irradiar luz para el poeta; hay hermosas palabras que realmente conmueven en el recuentro entre el afligido Dante y su amada en la cima del monte del purgatorio. El purgatorio es solo un punto de engranaje, lugar necesario para la purificación de los que se arrepienten en el último momento. Esbozado con trazos maestros; pero aún sigue siendo imborrable la imagen del infierno, hace falta otras maravillas para sanar el alma de tal espanto.
Me imagino que canto del paraíso habrá sido el de mayor fama y el más celebrado en la Edad Media. Apuesto que para el hombre del medioevo leer tales líneas habrá sido como la concretización de la iconografía estética y estilística de sus más anheladas esperanzas ultraterrenas. Lo más propio y auténtico de Dante, y de lo que puede llamarse medioevo y cultura cristiana, se encuentran en los cánticos del paraíso. Allí se respira el espíritu de convicción y firmeza con que el hombre vive su fe, a diferencia de la prédica vacua e indiferente de los curas. Los puntos más sublimes del canto al paraíso rozan, alcanzan un sentimiento místico; late con intensidad ese anhelo de fundirse con lo absoluto. Cuando se ve el río de oro salpicado con diamantes, cuando el poeta se olvida de sí en la contemplación de la belleza radiante de Beatriz, cuando por obra de un amor divino el poeta puede por algunos segundos al menos contemplar la esencia divina y luego caer exhausto.
Pero ahora bien, leer la Divina Comedia en pleno siglo XXI, despojado y teniendo otros marcos que el de la época, me lleva a decir que el aterrador pasaje del infierno no ha sido curado por las bellas figuras del paraíso. Es decir, que para nuestro tiempo la creencia y esperanza en un mundo de ultratumba, en un mundo poblado de espíritus puros y criaturas celestiales es una mentira piadosa, cuando en muchos casos una gran mentira. Ya no todos aceptan la imagen del paraíso. “Oh, florentinos cuantos cambios y revoluciones ha habido en el mundo, trashumantes las ideas de los hombres han mudado sin cesar, nuevas concepciones llenan sus cabezas y ellos piensan que son más verdaderas, más convenientes, piensan que progresan”.
El mérito inmortal de Dante es haber puesto ante los ojos de todos lo tiempos la miseria humana, que algo tiene que nos conmueve y aterra aún en nuestros días. Ilustrados los males y vicios, en el rincón más oscuro del infierno los
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