Fin De La Edad Media, Libertad De Trabajo

Con el transcurso de los tiempos, las corporaciones decayeron olvidando los principios que las habían inspirado; los maestros pretendieron guardar para sus familias la dirección de los talleres corporativos y los distintos gremios sostuvieron luchas violentas entre sí a causa de sus respectivos privilegios, como por ejemplo, en París se hizo matar a su padre y a su hijo por haber fabricado un par de zapatos sin permiso de la corporación.

Por otra parte, los acontecimientos que dieron nuevos rumbos a las actividades y al trabajo desde el siglo XVI, tales como los descubrimientos de tierras, el desarrollo del comercio, las comunicaciones con América e India y el establecimiento de manufacturas, convirtieron a las corporaciones ya decadentes en instituciones que constituían un tropiezo al progreso económico de los pueblos.

En efecto, las nuevas condiciones de la economía postulaban una producción en gran escala, mientras que los reglamentos de los oficios contribuían en buena medida al mantenimiento de pequeños talleres, lo que contradecía las nuevas y crecientes necesidad de la época.

Así mismo, es menester tener presente que a raíz del renacimiento y de la reforma, se produce una profunda transformación ideológica y se pasa de la mentalidad “teocéntrica” de la edad media a una mentalidad “egocéntrica” que pone el acento en el individuo como tal.

En tal sentido, la reforma contribuye con su pensamiento que ensalza al individuo por sobre la comunidad, a la aceleración del proceso de transformación.

Así como lo destacan los autores Aizpuru y Rivera, Lutero (1485-1546) considero la noción del trabajo como un servicio a Dios, no solo como una obligación, sino como un privilegio y que cualquier trabajo, por humilde que sea, une a Dios ya que todo lo que se puede hacer bajo la inspiración de la fe es un servicio prestado a Dios.

Cabe tener en cuenta que el reformador Calvino (1509-1564) con su pensamiento social y religioso en materia de predestinación, se refiere a que el hombre debe acercarse a Dios sin intermedio y es un progresar de la mentalidad laboral y del capitalismo moderno. Para Calvino, la riqueza lograda con esfuerzo individual era signo de éxito que permite salvar el alma. También introdujo la idea que el hombre se conoce por sus actos. La salvación no recompensaba necesariamente las buenas obras ya que estas no tienen ningún sentido si no estaban motivadas por la fe. Los frutos del trabajo indican que somos los elegidos de Dios. Los bienes obtenidos mediante el trabajo no pueden ser gastados de cualquier manera, particularmente en bienes suntuosos, sino que hay que invertirlos nuevamente. Así los bienes materiales se multiplicaran y veremos claramente que Dios está con nosotros. El calvinista trabaja para mayor gloria de Dios y el trabajo se convierte casi en un sacramento para él.

El renacimiento, con todo lo que significa la vuelta a los ideales artísticos de Grecia y Roma, acelerará el proceso hacia el

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