Formación De La Identidad Latinoamericana

¿Cuál es nuestra formación de identidad en América?

En el texto “la Soledad de América Latina” de Gabriel García Márquez ya se empieza a vislumbrar una respuesta al respecto, este toma como referente las crónicas de Antonio de Pigafetta y Alvar Núñez Cabeza de Vaca, aunque parecen un poco exageradas, pero es una realidad desde la mirada de los cronistas, para afirmar que con el tiempo se han vuelto la inspiración de muchos escritores latinoamericanos, las diferentes leyendas que se escriben acerca del oro se han tornado la mejor escapatoria para escribir y huir por un momento de la realidad de América Latina.

Pero aclara que los difíciles momentos por los que está pasando América latina, son comprensibles si Europa tratara de vernos desde la mirada de su propio pasado “si recordara que Londres necesito 300 años para construir su primera muralla, y otros 300 para tener un obispo” pero lo que pretende García Márquez es que los europeos “ podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos, la solidaridad con nuestros sueños no nos haría menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legitimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida mejor en el reparto del mundo” pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud. Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida, lo que rescata el autor, frente a tantos obstáculos e infortunios, la muerte no ha podido superar a la vida.

Desde mi punto de vista este escrito de García Márquez es una forma de mover al mundo y mostrar la realidad de América Latina, Donde por medio de cien años de soledad trata de reflejar la soledad que atraviesan los países latinos al igual que todas las generaciones de los Buendía estamos condenadas a la soledad, en un utópico pueblo como Macondo.

Márquez mira a fondo el problema de la formación de la identidad y señala que: la inspiración de los escritores latinoamericanos en los cronistas, esa mentalidad fantasiosa, de mitos, de leyendas, de sueños del dorado, de hombres y animales extraordinarios, de todas las historias que creó la conquista y aquellas que sobrevivieron a esta, están presentes, no solo en los escritores sino en el aire, en el ambiente. En la mentalidad, en el actuar, en la mirada de mundo que se tiene, argumento de ello son las novelas latinoamericanas; cien años de soledad, el país de la canela, la María, la vorágine. Una segunda idea tiene que ver con el momento, el tiempo, la realidad que ha vivido Latinoamérica, García Márquez escribe desde la llamada década de las dictaduras de América central y del cono sur, un periodo de indiferencia, de hombres y mujeres que huyen por su vida hacia el extranjero, de muchos que son encarcelados, asesinados, borrados de la historia, de otros hombres que se alzan como mesías, un periodo donde pensar, expresar, sentir diferente, expresar otras ideas, otras convicciones resulta un delito, se argumenta esto en el texto a través de cifras, de casos en diferentes países; el salvador, argentina, república Dominicana, México, Chile y otros casos de los cuales tenemos muchas referencias.

La tercera idea nos lleva a pensar a Latinoamérica como un continente contradictorio y esperanzador, la búsqueda de una identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para Europa afirma Gabo, estamos llamados a interpretar nuestra realidad con nuestros esquemas no a que otros nos nombren, nos hagan, nos piensen, sean por nosotros. Tal vez en la realidad tan fuerte, tan dolorosa como la de los nativos de América nos hayamos ensimismado a creer en las utopías, en las fantasías, en aprender a esquivar la realidad con cuentos, mitos, con otros mundos posibles, se propone la utopía como posibilidad, como un nuevo hacernos desde lo que nunca nos pudieron saquear, nuestros pensamientos, mitos, ilusiones, nuestro mundo onírico, desde la utopía que somos.

En la misma tónica en el texto América Mestiza, el país del futuro de William Ospina hace un recorrido por la geografía, la historia, La crónicas y otros elementos que han formado la diversidad Americana, en fin es una búsqueda de la identidad, “Nuestra América lleva siglos tratando de definirse a sí misma y en esa búsqueda casi infructuosa puede advertirse siquiera la complejidad de su composición y la magnitud de sus dificultades” , llevamos el estigma de definirnos por algo exterior por nuestra composición o legado histórico el autor propone que el nombre que mas podría convenirle es el de América mestiza, como mezcla no solo de elementos étnicos; es decir no solo lo indígena y lo ibérico sino elementos múltiples como África, otros países de Europa e incorporación de muchas tradiciones del mundo.

Muestra como un elemento característico de América la extraordinaria diversidad en contraste a lo homogéneo de Europa, la diversidad de los paisajes, de la geografía, de los climas, las distancias, parece tan enorme el territorio y tan complejas las culturas que pereciera que nunca acabáramos de descubrir tal bastedad, pero algo característico de América, podemos anotar afirma Ospina “Debido a la lógica que caracteriza a los colonialismos, los americanos nos hemos acostumbrado a ver aparecer nuestro continente en el horizonte de la historia desde la proa de las carabelas españolas ”, valdría la pena empezar a mirar la historia no desde las naves, sino desde las playas de América, “desde la pluralidad de sus culturas nativas y desde la exuberancia de su naturaleza, desde las cronologías de esa otra historia que es también la nuestra y que Hegel no podría entender” , a la hora de definirnos, de describirnos tenemos problemas más si tantas veces olvidamos que en los tiempos prehispánicos hubo grandes imperios y contactos

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