GUERRA EN COLOMBIA
Enviado por anajuliaortega • 16 de Octubre de 2013 • 1.383 Palabras (6 Páginas) • 445 Visitas
Hoy en día dichas corrientes políticas, se han desmembrado en varios brazoscomo la cabellera de Medusa con diferentes posiciones ideológicas y entre ellasse alcanza a diferenciar un poco más lo que son las oposiciones políticas en unaidea dividida en una arena de votación presidencial, para una nueva Colombia.Luego de la calma viene la guerra y luego de la guerra viene la calma. Pero enColombia, luego de la guerra partidista, lo que llego fue un tsunami mundial quearraso todo el planeta desde Irak hasta el Choco. Fue el fenómeno hippy de losaños sesenta que llego acompañado de olas de rebeldía que pretendían clavarleun tornillo gigante al sistema social existente. En unas partes geográficas delmapa con mayor ímpetu que en otras. Daban la impresión que contenían losingredientes necesarios para lograr un cambio, pero dicha generación bañada porlas aguas del tsunami, no tuvieron la dirigencia ni los fundamentos claros políticos,culturales y económicos para darse cuenta de los que les estaba aconteciendo, yasí fue como fueron destruidos o absorbidos por el status quo del momento.La inconsciencia de los movimientos de esa fuerza cruda y poderosa que trajo eltsunami, solo opero transformaciones aceleradas en las generaciones de la épocay las por venir. Pero siempre dentro los funcionamientos evolutivos de unacivilización dentro de dualidad y el consumo de los valores de lo que llamarondemocracia, para poder ocultarsen de todos de los temores a lo que es un cambio.Un virus posterior al tsunami ataco con fuerza la generación de las floresdesparramando aun más sus fortalezas y transformando sus ideales, fue el virusde la droga. Ingresado por curiosidad, provisto por los ángeles de la muerte yauspiciado bajo el ojo visco de las autoridades del momento para cumplir con elobjetivo de acabar con el ímpetu generacional al que se enfrentaba el status quo.En consecuencia en Colombia, mientras sufría su tsunami generacional y debido
al ingrediente desatendido hacia las razas “inferiores” por los terratenientes en
poder. Descargo un vigor frustrado que venía de la época libertadora castrada ensu esencia, y la herencia de todo esto, en los genes de las nuevas generacionesatiborradamente desatendidas y se fue desencajando un nuevo virus nacional quefue utilizado inconscientemente como arma mortífera para acabar con lo máspreciado de la clase media y alta de Colombia y de sus aliados ricos en los EEUU.Y se disparo automáticamente la ametralladora de la muerte con una serie deconflictos en serie de violencia cinematográfica no hollywoodense por aquello delo latinoamericano, alrededor de lo que llamaron el narcotráfico.
Un grupo paralelo envuelto en este salpicón violento emerge al ser planteadas unaserie de ayudas que habían sido proyectadas para lograr cubrir necesidadesvitales en una zona campesina, y que al ser desatendidas por un gobierno deturno de los años cincuentas en el área de Marquetalia, Caldas en Colombia,genero en consecuencia en la conciencia de muchos colombianos del sector undesencanto por lo establecido de forma tenaz y radical.Efecto que albergo el nacimiento a otro estilo de rebeldía cuando losdesencantados escucharon teorías que venían de diferentes bloques comunistasdel este, acobijándolas como posibles soluciones alternativas contra la establecidabipartidista. Los nuevos grupos ensayaron algunos métodos impetuosos a lacolombiana, que en unión con los genes de violencia heredada, explotaron enátomos violentamente y con odio fundando algo que llamaron guerrilla.Hoy en día frente a un siglo XXI a veces lleno de alucinaciones económicas yparanoias de guerras inconclusas, crece una generación nueva y tambiéndesencantada dentro de una sociedad colombiana que aun refleja dentro de sucarrera por la identidad, miedos, temores y terrores en los corazones de loshabitantes metropolitanos, reflejada en la mediocridad minimal del arte plástico.Cuando se sale a caminar por entre la ciudad cosmopolita de sur a norte y deoriente a occidente, un aire de desconfianza se palpa entre los transeúntes.Cuando se cruza con un hombre se refleja inseguridad, un aire de peligro dejanlas miradas el pasar cerca de celadores y guardas de seguridad propiamentearmados, y un terror de robo o violación cuando se pasa junto a una mujer.Todos y cada uno experimentan los temores de acuerdo al grado de conocimientoen sus memorias, reflejado sobre sus experiencias vividas junto a la violenciaexperimentada en su propia sangre o a través de inyecciones noticiosas o de otrosmedios de comunicación, o simplemente sugestivada en su psiquis asimilativa.Mi inquietud final es tan cercana a la incertidumbre porque no se sabe cuál será laproyección que los niños del hoy le den al mañana incierto en Colombia, dado queella aun depende de tsunamis económicos globales, de cambios sorpresivos enlas reacciones de los dirigentes de los grupos marginados al borde de la ley, deoleadas mundiales minimalistas culturalmente desencantadas que hablan detemas superficiales porque es todo lo que pueden absorber como si vivieran entreun choque de identidades pero con un poder adolescente en la sangre que loshace sentir que están haciendo lo correcto.
Estas nuevas corrientes generacionales
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