George Grosz
Enviado por jenifermarmolejo • 14 de Noviembre de 2012 • Biografía • 837 Palabras (4 Páginas) • 291 Visitas
6El arte descarnado y cáustico de George Grosz (Berlín, 1983-1959) echa humo y emociona. Deslumbra por sus temas y capacidad expresiva adherida a la realidad y los estilos que fluyen con el siglo XX. Radical y talentoso, muy hábil, Grosz es uno de los pintores alemanes más significativos. Sus miradas que cruzan medio siglo XX y tres guerras en Europa, están colgadas en el CaixaForum del Gran Hotel de Palma de Mallorca: De Berlín a Nueva York. Obras 1912-1949. Es una presentación inédita en España. Acabará el 2 de septiembre.
De su plumín, caña, lápiz, dedos y pincel nacen papeles en negro o lienzos iluminados en los que flotan el horror a la muerte en las batallas, el fulgor de la belleza y la mezquindad social. La muestra se compone de 180 piezas (dibujos, litografías y telas) trabajadas entre 1912 y 1949, en las dos capitales mundiales en las que habitó. El eco dramático de la guerra civil española fue captado por Grosz. Es "un tema que me toca muy de cerca", dijo este amigo del escritor John Dos Passos -que le introdujo en la revista Esquire- y seguidor del fotógrafo Robert Capa.
En España desaparecieron, posiblemente fusilados por Franco, dos de los alumnos de Grosz en Nueva York, los brigadistas internacionales americanos Edward Deyo Jacobs y Douglas Taylor. Le escribieron desde el frente disculpándose porque seguían su estilo en octavillas y carteles de propaganda republicana. Le imitaban. Grosz creó una efectiva marca. “Con su lenguaje visual nuevo y contemporáneo era capaz de sacar al público de su indiferencia y llamar su atención sobre la injusticia y los abusos políticos y sociales”, opina la comisaria Annette Vogel.
“Por desgracia parece claro que, también allí [en España], después de una resistencia heroica, acabará imponiéndose una dictadura fascista”. Observó Grosz desde EE UU, en septiembre de 1936, a los tres meses del golpe de Franco contra la República. En Alemania vio guerras, caídas de régimen y el ruido del ascenso del nazismo. Intuyó la tragedia y se salvó la vida.
“La guerra civil española me impresionó; me acordé de Alemania y por eso pinté aquellos cuadros”, explicó sobre una serie de óleos, de los que salvó dos o tres porque el resto lo lijó y pintó encima. No siempre triunfó. En Nueva York quedó consagrado en 1941 al exponer en el MoMA y en 1954 en el Whitney Museum. Fue becario de la fundación Guggenheim.
Dejó dibujos que son sarcasmos de denuncia del general Queipo de Llano –borracho con una botella y un micrófono de radio en cada mano-. “El jefe fascista”, lo titula. Evoca el fusilamiento de Goya en el homenaje a sus dos seguidores brigadistas. De 1936 es su Jinete de la apocalipsis, un caballo que grita, relincha con la lengua fuera, que recuerda al que Picasso pintó, al tiempo, en el retablo del Gernika.
En el Caixa Forum un guardia
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