Gran depresión, la crisis de 1929

La crisis de 1929, también conocida como la Gran Depresión, fue una de las mayores crisis económicas que han afectado a las economías de los países industrializados. Tuvo su origen en Estados Unidos, desde donde se extendió a otros lugares. Podemos señalar como el punto de partida de la Gran Depresión el 29 de octubre de 1929, jornada que es recordada como el Martes Negro, dia en el que la bolsa estadounidense cayó hasta valores nunca vistos anteriormente. No se puede situar el fin de esta crisis en un momento concreto e idéntico para todos los países, esto debido a que a cada uno de ellos le afectó de un modo distinto, sin embargo en américa latina todos plantearon soluciones relativamente similares, por ejemplo; medidas sobre el tipo de cambio (facilitando la importación de bienes esenciales), o medidas fiscales, como los defaults generalizados sobre la deuda externa, los que permitieron canalizar recursos públicos hacia la promoción de actividades domésticas, en una especie de política contracíclica.

América Latina funcionó como un mercado subsidiario desde mediados del siglo XIX, esto debido a que la economía se regía por el modelo de crecimiento hacia afuera, el cual consistía en la exportación de un solo producto estrella hacia el exterior, esto generó una dependencia extrema de latinoamérica hacia las principales potencias, las cuales requerían de los productos por estar inmersos en pleno proceso industrial. Las principales consecuencias de la crisis se presentaron en América del sur cuando se redujo drásticamente la demanda de materias primas por parte de los países industrializados, especialmente EEUU, esto se tradujo en un desplome de los precios de estas materias, alterando las frágiles economías latinoamericanas. La Crisis económica mundial puso de manifiesto la debilidad del sistema económico, surgiendo la necesidad de buscar uno alternativo. Esto generó un proceso de transformación del modelo económico, atenuando la interdependencia y aumentando el control y regulación por parte del Estado. Este nuevo modelo ponía el énfasis en generar industrialización al interior de los países latinoamericanos. De esta manera, en teoría, disminuiría la dependencia y la industria nacional podría satisfacer la demanda interna. Así, la denominada "industrialización por sustitución de importaciones” (ISI) se convertirá en un modelo de desarrollo para América Latina.

Ahora bien, luego de haber comprendido el contexto económico de Chile pre y post Gran Depresión, es posible comenzar a analizar las consecuencias de este en el país sudamericano.

Como ya se mencionó, el modelo que estaba a cargo de la economía chilena antes del crack del 29, era el liberal clásico, lo que generaba que la nación dependiera completamente de la exportación del salitre, pero cuando la caída de la bolsa comenzó a tener repercusiones, para el año 1932 las exportaciones nacionales habían bajado en un 88% en relación a su volumen de 1929, esto debido a la disminución mundial de los precios de las materias primas, entre los años 29 y 33, el valor del salitre se había desplomado en un 95%. Todo esto derivó en un problema mayor, como las exportaciones de los minerales del salitre y del cobre se derrumbaron, cayeron los ingresos fiscales y se disminuyeron las reservas, lo que terminó por la suspensión del pago de la deuda externa por primera vez en su historia; el 16 de julio de 1931.

En Chile el modelo ISI o el crecimiento hacia adentro, se comenzó a utilizar como solución a la crisis del modelo liberal, y para poder separarse de la dominación económica estadounidense, por lo que desde mediados de los años 30, se comienza el proceso de crear industrias nacionales con el fin de eliminar la cesantía y las importaciones, este modelo fue un éxito desde sus inicios, provocando un fuerte desarrollo industrial, un aumento de la demanda de bienes de consumo, una bajada drástica de los índices de cesantía, un aumento constante de los niveles de producción, un estado más moderno, y la aparición de programas de protección social y de un incipiente Estado del Bienestar.

Por el lado social, el crack

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