ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Grito de Lares 23 de septiembre de 1868


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2016  •  Trabajo  •  1.496 Palabras (6 Páginas)  •  689 Visitas

Página 1 de 6

Introducción

        En este trabajo queremos regresar a los eventos originarios y plantear someramente las causas y razones que dan vida a este movimiento. Suponemos de entrada que muchas de esas razones se refieren directa o indirectamente a las circunstancias actuales que vivimos en la isla. En este trabajo podremos encontrar mucha información sobre el Grito de Lares. Desde quienes participaron en la misma hasta como concluyo todo.  El Grito de Lares fue un movimiento revolucionario independentista que ocurrió el 23 de septiembre de 1868. Es llamado de esta manera porque fue un grito de guerra y libertad que dieron muchos habitantes de la isla en la región de Lares. A continuación, podemos encontrar más información interesante de la misma.

Se conoce popularmente como el Grito de Lares a la revolución puertorriqueña por su independencia. En el sigo XIX (19) la vida era muy dura para los puertorriqueños. Para este ano utilizaron la expresión “Grito” como sinónimo de declaración de independencia. Por ejemplo, el Grito de Dolores (México, 1810), el Grito de Ipiranga (Brasil, 1822) y el Grito de Yara (Cuba, 1868).  La insurrección armada se inició en Lares, un pueblo localizado en el centro-oeste de Puerto Rico, que, a su vez, formaba párate de una de las regiones de la economía agrícola comercial de aquella época. este pueblo estaba muy activo con unas 500 haciendas productoras del café. En todo Puerto Rico, junto a la producción de otras mercancías comerciales como la caña de azúcar y el tabaco, las necesidades alimenticias básicas se obtenían de la agricultura subsistencia, la crianza de ganado y la pesca. El jefe militar del Grito de Lares, don Manuel Rojas, precisamente era uno de los principales hacendados cafetaleros.  En la noche del 23 de septiembre, ante el ejército rebelde de alrededor de mil hombres congregados en su hacienda, el general Rojas dio el grito de libertad de Puerto Rico. “en la casa de Rojas”, señaló el gobernador español José Laureano Sanz  

Para entonces, Puerto Rico era una nación con cuatro siglos de formación y desarrollo histórico y cultural. En el verano de 1867, en una reunión de alto nivel del liberalismo puertorriqueño el sector reformista acaudillado por José Julián Acosta, Julián Blanco, Calixto Romero y otros optaron por “esperar” a un cambio político “favorable” en España. El sector independentista se decidió por el camino de organizar la revolución. Entre ellos figuraban el Dr. Ramón Emeterio Betances, Segundo Ruiz Belvis, Carlos Elías Lacroix y otros. Algunos ya habían sufrido persecución política y destierros por sus actividades abolicionistas e ideas políticas. Ramón Emeterio Betances era un puertorriqueño independentista. Sentía un gran amor por Puerto Rico y su libertad y, por eso, lucho por la abolición de la esclavitud y por la independencia de la Isla. Mariana Bracetti, cosió la bandera que pusieron en lugar de la española. Siguiendo un diseño hecho por Ramón Emeterio Betance. Este organizo el 23 de septiembre de 1868, a un grupo de personas en el pueblo de Lares, para ocupar la alcaldía y mientras gritaban ¡Viva Puerto Rico libre! retiraron las banderas del Gobierno español y colocaron la bandera hecha por Mariana Bracetti. Esto fue conocido como el Grito de Lares.

Betances y Ruiz Belvis habían escapado a Nueva York donde operaba desde 1865 una Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico, que promovía la independencia de estas últimas colonias españolas en América. Denunciaron la tiranía colonial (la inexistencia de un Gobierno puertorriqueño, contribuciones que el pueblo no vota, despilfarro militar, corrupción generalizada de los funcionarios, carencias educativas de todo tipo, etc.), exhortaron a los paisanos reformistas a desengañarse con los intereses de la Metrópoli, subrayaron la importancia de “mirar nuestros intereses” y afirmaron la unidad y solidaridad revolucionaria antillana. Segundo Ruiz Belvis falleció a destiempo (noviembre 1867) en un viaje de solidaridad latinoamericana que comenzaría en Chile. Betances honró su memoria llamándolo el primer mártir de la revolución. Desde la isla vecina de Santo Tomas hizo llegar a Puerto Rico su famosa proclama de los Diez Mandamientos de los Hombres Libres: (1) Abolición de la esclavitud, (2) derecho de votar todos los impuestos, (3) libertad de cultos, (4) libertad de palabra, (5) libertad de imprenta, (6) libertad de comercio, (7) derecho de reunión, (8) derecho de poseer armas, (9) inviolabilidad del ciudadano, (10) derecho de elegir nuestras autoridades.

Para septiembre había una porción de Juntas en varios pueblos. Los revolucionarios de Lares, Camuy, San Sebastián, y de la altura de Mayagüez, mejor constituidos y ansiosos por la acción, decidieron iniciar la revolución el 29 de septiembre. Por indiscreciones y delación, el 21 de septiembre la Junta del pueblo de Camuy, donde se proyectaba dar el Grito, fue descubierta y su dirigente Manuel María González fue arrestado con documentos comprometedores. Para no dar tiempo a una movilización militar del Gobierno, el liderato de estos pueblos decidió la acción armada para el día 23. La documentación conocida sugiere que todo esto ocurrió fuera de sintonía con el Comité en el exterior y los enlaces principales.   En esas circunstancias, no obstante, se formó un núcleo de ejército rebelde de alrededor de 1,000 hombres. Medianamente armados con rifles y revólveres algunos, y con machetes la mayoría, tras proclamar la independencia y encabezados por los generales Manuel Rojas y Juan de Mata Terreforte, tarde en la noche del 23 de septiembre tomaron por asalto el pueblo de Lares. Los comerciantes españoles Amell, Ferret y otros que representaban el capital extranjero dominante y las autoridades locales fueron apresados. En la mañana del 24, una fuerza rebelde de unos 300 o más intentaron tomar el pueblo de San Sebastián del Pepino.Confiados en el apoyo de la milicia local, fueron sorprendidos por las autoridades alertadas de antemano. En la Batalla del Pepino los insurgentes sufrieron varios muertos y heridos. Desconociendo estas acciones, Betances se encontraba en St. Thomas donde las autoridades danesas le confiscaron el barco con 300 rifles, un cañón y miles de municiones. Al quedar aislados y desconectados, los revolucionarios resolvieron replegarse en pequeños grupos por la zona montañosa del oeste.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (10 Kb) pdf (99 Kb) docx (13 Kb)
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com