Guerra De Las Trincheras Ensayo

La vida y muerte en las trincheras

Te imaginas vivir en un hoyo cavado sin poder moverte por estar con el miedo de que en cualquier momento te pueden matar, esperando la noche no para dormir si no para ser menos visible para tu enemigo ya que está a la expectativa de ver cualquier movimiento para poder disparar, de estar rodeado de más enfermedades que de medicamentos, de más ratas que de comida, de más putrefacción que de aire puro, de más cadáveres que de compañeros vivos, estar con los pies mojados durante días y noches, engarrotado por el frio del invierno, sin saber diferenciar la realidad de las alucinaciones, cansado de no poder sentarte ni estirarte, estando consiente que lo único que te queda, que te da fuerzas para mantenerte de pie todos los días enfrentando cara a cara a la muerte, es la esperanza y los recuerdos. Tan solo imagínate a ti estar en un lugar así durante una hora, ¿estás seguro de poder soportarlo? Yo no lo creo, ahora imagínate estar en éstas circunstancias durante 4 años ¿Cómo regresarías a casa? Claro, si lograras hacerlo.

La guerra comenzó de 1914 a 1918, la causa fue de la derrota de Alemania en la guerra de Marne, ya que debido a esto idearon una nueva estrategia de defensiva. Fue una forma de lucha consistente en largas y estrechas zanjas cavadas por las tropas mismas, en donde éstas se escondían del enemigo, de ahí surgió el nombre “guerra de las trincheras”. Cada una tenía su función; detrás de las “trincheras de la primer línea” se encontraban las “trincheras cubiertas” su cargo era proteger a la primera en dado caso de que el enemigo decidiera atacar a la primera, otras eran las “trincheras de apoyo” que contaban con refugios subterráneos donde se encontraban descansando los saldos que no estaban luchando y la zona que se encontraba entre las trincheras de ambos bandos se le nombraba como “tierra de nadie”, ese era el territorio más peligroso ya que estaba cubierto de alambrados y se podía pasar a ser un blanco fácil para el enemigo.

La muerte era lo más común. Alrededor de la tercera parte del total de muertes de los bandos eran en las trincheras, los lanzamientos de proyectiles al azar era un preocupación constante para los soldados. A los nuevos reclutas se les advertía constantemente evitar asomarse a mirar por encima del borde de las trincheras en la tierra de nadie, ya que los francotiradores del bando contrario podían detectarlos fácilmente.

La vida en las trincheras fue una de las más espantosas pesadillas para un soldado, no sólo por el miedo al enemigo sino también por el mal tiempo ya que la guerra estaba ubicada en el norte de Francia y sur de Bélgica. Los soldados no podían moverse de su posición, había escases de ropa y alimento, así que el frio era un factor, con el que la mayoría del tiempo se enfrentaban ya que a veces llegaban a alcanzar los -20ºC. La lluvia, esta podía provocar que la trinchera se volviera un mar de lodo, y así dificultar el trabajo para los soldados, que aparte de eso el tener día y noche los pies mojados les ocasionaba enfermedades, el famoso “pie de trinchera” que en casos extremos podía llegar a la gangrena y a la amputación. La mayor parte de las bajas se debían a las gripes, pulmonías, tuberculosis, reumas y a todo tipo de enfermedades contagiosas propagadas por piojos, pulgas, ladillas y en especial la ratas, ya que éstas estaban muy bien alimentadas por los miles de cadáveres, por lo que no solo se tenían que cuidar del enemigo sino que también de estas alimañas, optaron varias cosas para poder evitarlas, como la cama antiratas, ya que en las noches mientras dormían tenían que quitárselas de la cara o de encima, otra de las formas en las que se ayudaron fueron con unos perros entrenados para desratizar las trincheras, aunque obviamente esto no era suficiente para terminar con la plaga.

Las ratas no fueron las únicas plagas en dar un problema en ese lugar, también fueron los piojos, como los combatientes carecían de higiene personal éstos animalitos encontraban el refugio perfecto en sus sucios uniforme provocándoles una comezón muy desesperante, a pesar de que los uniformes se lavaban periódicamente esto no era suficiente para poder exterminarlos. El piojo ocasionaba una enfermedad muy dolorosa llamada “fiebre de la trinchera”,

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