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Guerra En El Mediterraneo


Enviado por   •  20 de Mayo de 2012  •  2.640 Palabras (11 Páginas)  •  3.162 Visitas

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Guerra en el mediterráneo

La Batalla del Mediterráneo fue una batalla naval librada en la Segunda Guerra Mundial para atacar o mantener las líneas de suministro de los ejércitos del Eje Roma-Berlín-Tokio y los Aliados, así como mermar la fuerza naval del adversario.

Aparte de las batallas de la Guerra del Pacífico, el Mediterráneo fue el escenario de la mayor guerra naval de la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas aliadas lucharon por abastecer y retener la importante base naval y aérea de Malta.

El 10 de junio de 1940 la Italia Fascista declaró la guerra a Gran Bretaña y Francia. Al día siguiente, bombarderos italianos atacaron Malta en lo que fue la primera de muchas incursiones. Por aquel tiempo, la armada francesa bombardeó algunas localidadades italianas de la costa este. Cuando Francia se rindió el 24 de junio, los líderes del Eje permitieron al régimen de Vichy conservar su fuerza naval.

Tras la derrota francesa ante Alemania en 1940, la armada francesa en el Mediterráneo pasó a representar una grave amenaza para la Marina Real Británica, así que su neutralización se convirtió en una prioridad para los británicos. El almirante Cunningham llegó a un acuerdo con Godfroy —aprovechando sus buenas relaciones— respecto al escuadrón francés de Alejandría (Egipto). Los británicos enviaron un ultimátum a los franceses para que trasladasen el grueso de su flota a Mers-el-Kebir, en el Norte de África, fuera del alcance alemán. Los franceses rechazaron estos términos, así que fueron bombardeados el 3 de julio por la Fuerza H de Gibraltar, lo que destruyó gran parte de su flota.

Como parte de la ocupación de la Francia de Vichy en 1942 (Caso Anton), los alemanes trataron de capturar la flota francesa en Toulon. Este plan fue desbaratado por los comandantes franceses, y el grueso de la flota fue barrenada en la base naval.

EE UU, Francia y Reino Unido bombardean el país mientras Gadafi amenaza con una respuesta militar y ha asegurado que el Mediterráneo y África del norte se han convertido en "una zona de guerra".

El primer ataque selectivo contra objetivos estratégicos de Muamar Gadafi no se hizo esperar. Poco antes de las seis de la tarde de ayer, en el marco de la resolución 1973 de las Naciones Unidas y con el visto bueno de la coalición dado en París apenas unas horas antes, un caza francés derribaba un convoy de las fuerzas leales al coronel libio. Resultado del cuádruple bombardeo

galo: varios blindados desbaratados y fuera de combate. Con la caída de la noche se precipitaron los ataques contra objetivos de las fuerzas del dictador a los que seguidamente se sumaron las fuerzas británicas y estadounidenses, estas últimas no con aviones, sino con bombardeos con misiles desde embarcaciones desplegadas en el Mediterráneo. La operación ya ha sido bautizada como «Odisea del amanecer». El vicealmirante estadounidense Bill Gortney indicó que los barcos y submarinos de EE UU y Reino Unido lanzaron más de 110 misiles Tomahawk contra 20 objetivos. Como consecuencia de los ataques, el sistema de defensa antiaérea del régimen del líder libio fue «gravemente inutilizado», según informó un oficial de seguridad estadounidense. «Es muy pronto para predecir lo que sus fuerzas terrestres van a hacer en respuesta a los ataques», añadió.

Tras los primeros bombardeos aliados, Libia pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que Gadafi amenazó con atacar objetivos civiles y militares de países occidentales en la zona. El dictador aseguró que el Mediterráneo y África del Norte se han convertido en «una zona de guerra». «Ésta es una agresión imperialista cruzada capaz de desatar una guerra cruzada generalizada», recalcó, e insistió en que «hay que abrir todos los arsenales y armar al pueblo (libio) con todo tipo de armas para que defiendan a Libia y a su honor», informa Ap.

La incursión francesa convierte al país galo en el primero en abrir fuego contra el régimen libio después de que ayer la cumbre de urgencia convocada en París por Nicolas Sarkozy diera luz verde al inicio de una intervención militar para frenar la masacre perpetrada por las tropas de Gadafi contra la población civil e impedir su avance en el intento de reconquistar el bastión rebelde de Bengasi.

De ahí que en una breve declaración al término del encuentro encabezado por Francia, Reino Unido y Estados Unidos, con la participación estratégica de la Liga Árabe y varios Estados de la Unión Europea, entre ellos España, el presidente Sarkozy justificara «el uso de la fuerza para proteger al pueblo libio». Sobre todo ante la indiferencia de Gadafi frente a las advertencias y ultimátum de la tríada Sarkozy-Cameron-Obama conminando al autócrata a un alto el fuego y a la retirada de sus fuerzas de las ciudades de Adjdabiya, Misrata y Zawiya.

Ante la negativa de Trípoli de acatar esa exigencia, la coalición internacional gestada ayer no escatimará en recursos, según el líder galo, que aseguró se utilizarán «todos los medios militares necesarios, en particular militares, para hacer respetar las decisiones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas».

De hecho, Francia, que ha asumido el liderazgo de la acción internacional contra Libia, contribuye a la fuerza multilateral con una veintena de aviones, ocho Rafale y cuatro Mirage, además de varios Awacs de vigilancia dotados con radares con el objetivo de participar en la misión de «exclusión aérea» sobre el cielo libio prevista por la resolución de Naciones Unidas. París tiene movilizada una flota de cazabombarderos listos para despegar y atacar blindados libios «que pudieran ser una amenaza para civiles desarmados».

A modo de advertencia al régimen del autócrata, las primeras acciones se desarrollaban a primera hora de la tarde de ayer. Aeronaves de la aviación francesa e italiana sobrevolaban el sur y este de Libia en misión de reconocimiento para tratar de evitar nuevas ofensivas libias contra los insurgentes. Una señal de esperanza también para una población hostigada que empezaba a dudar de la movilización de la comunidad internacional.

Con la participación en segundo plano de EE UU y la implicación activa de la Liga Árabe, la coalición quiere evitar que esta operación se interprete como un intento neocolonialista por parte de Occidente de querer imponer su voluntad. Nicolas Sarkozy, que aseguró que el futuro de Libia «pertenece a los libios», justificó la intervención «en nombre de la conciencia universal que no puede tolerar tales crímenes». «Lo hacemos para proteger a la población libia de la locura asesina de un régimen que matando a su propio pueblo ha perdido toda legitimidad»,

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