Guerra civil española

Tras el fin de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1930) y la deposición del rey Alfonso XIII (1931), nació la Segunda República Española. Algunos la aclamaron con entusiasmo y otros se dispusieron a acatarla.

Desde aquel momento hasta las elecciones del 16 de febrero de 1936 -donde ganó el Frente Popular (una coalición de liberales e izquierdistas)-, la incertidumbre estuvo presente. La ambigüedad política provocó el estallido de una paz precaria, sostenida por una condicionada democracia.

La Guerra Civil de 1936 a 1939 enfrentó a los españoles, divididos en dos grandes grupos: Republicanos presididos por Manuel Azaña y Nacionales dirigidos por el general Francisco Franco. Las filas de la izquierda (republicanos) estaban compuestas no solo por obreros, campesinos y sindicatos, sino también por el gobierno español y grupos armados de socialistas, comunistas y anarquistas. La derecha (nacionalistas), tenían el apoyo de las facciones rebeldes del ejército, la oligarquía industrial, los terratenientes, la burguesía y la Iglesia Católica.

Causas: El fracaso de la clase política: Los partidos políticos (de izquierda y derecha) fracasaron en la tarea de mejorar las condiciones de vida de obreros y campesinos, y de mitigar las graves diferencias sociales. Economía atrasada, incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo, la oligarquía terrateniente solo se preocupaba por sus beneficios, lo que diferenciaba enormemente las clases sociales con una pequeña pero poderosa oligarquía y la clase baja en continuo crecimiento. La Reforma Agraria se aplicó de forma lenta, ante la falta de recursos económicos, y encontró la férrea oposición de los terratenientes, con miedo a perder sus grandes posesiones de tierra, base de su poder político, económico y social.

El proceso revolucionario: Los obreros y campesinos se lanzaron en brazos de la Revolución en 1934. Socialistas, comunistas y anarquistas alentaron el proceso revolucionario ante la inacción o la pasividad del Gobierno frente populista. Lo que se tradujo en la ocupación ilegal de hectáreas de tierra a sus legítimos dueños en el campo, sin indemnización. Estas expropiaciones fueron legalizadas por el Gobierno durante la primavera de 1936, para evitar enfrentarse al campesinado.

El anti clero: Los republicanos desarrollaron una política represiva contra el clero católico, mediante la disolución de órdenes religiosas, la incautación de bienes eclesiásticos y la prohibición de ejercer la enseñanza. Además, la Iglesia sufrió violentos ataques contra sus templos y clérigos por parte de las masas revolucionarias, principalmente incendios, liberadas de cualquier acción policial o judicial en su contra.

La radicalización de la vida política: La polémica instauración de la República; los problemas agrario, religioso y militar, y los golpes de Estado de 1932 y 1934 radicalizaron la vida política y del Parlamento. Además, el Frente Popular acabó con la independencia judicial mediante la creación de un Tribunal de Responsabilidades Políticas el 10 de junio de 1936 para depurar a los jueces, magistrados y fiscales, que dictaran sentencias en contra de la línea ideológica del Frente Popular. Un síntoma claro de la guerra civil era que muchos diputados acudían con pistola a las Cortes.

El enfrentamiento parlamentario llegó a su clímax con las amenazas de muerte al diputado José Calvo Sotelo. El líder del Partido Comunista. La noche del 12 al 1 de julio de 1936, José Calvo Sotelo fue secuestrado en su domicilio y asesinado por miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. El crimen quedó impune y los autores del asesinato fueron encubiertos por el Parlamento.

Continuos golpes de Estado: El general José Sanjurjo amenazó en 1932 la estabilidad de la naciente II República con un golpe de Estado, frustrado ante la falta de apoyo popular y el actuar de las fuerzas de seguridad. En 1934, los líderes marxistas crearon un clima de guerra en España mediante el estallido de la Revolución de Octubre. Lo que sería un nuevo golpe de Estado contra el Gobierno de derechas.

En 1936, el éxito y, a la misma vez, el fracaso parcial del golpe de Estado del general Francisco Franco, apoyado por parte del ejército y la sociedad, contra el Gobierno del Frente Popular de izquierdas desencadenaron definitivamente la guerra civil entre republicanos y nacionales.

Consecuencias: El 1 de abril de 1939 se firmó el último parte de guerra, que contenía la proclamación de la victoria de las tropas nacionalistas. Este fue el comienzo de casi 40 años de gobierno franquista.

Los cálculos más aceptados estiman en quinientos mil muertos los afectados por el conflicto. Además de los fallecidos por hambre y grandes epidemias. A ello habría que añadir la pérdida de población joven y destacar el freno a la natalidad lógico derivado de un conflicto de tal magnitud. Esto supuso una importante pérdida demográfica para el país: una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país: las elites científicas, literarias y artísticas.

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