Hernan Cortes Y Su Estamcia En Amercia
Enviado por netomc94 • 29 de Septiembre de 2012 • 1.420 Palabras (6 Páginas) • 579 Visitas
Hernán Cortés:
Tenía 19 años cuando, al desembarcar en La Española, replicó orgullosamente al escribiente del gobernador, que se disponía a asignarle una tierra: ¡He venido a buscar oro, no a labrar la tierra como un campesino! A la edad de 24 años participó con Velázquez en la conquista de Cuba, distinguiéndose en la empresa; luego se unió al partido del nuevo gobernador, y fue encarcelado. Huyó, fue detenido, se fugó de nuevo, hasta que finalmente consiguió reconciliarse con el gobernador. Durante algún tiempo se dedicó a faenas agrícolas como propietario de las tierras que ganara, en las que introdujo ganado vacuno europeo. Explotó minas de oro y acumuló la importante suma de 2.000 ó 3.000 ducados castellanos. Bartolomé de Las Casas escribió sobre él: Dios, que es el único que sabe a costa de cuántas vidas de indios reunió tal suma, le pedirá cuentas. Quiso emplear su fortuna en sucesivas conquistas y consiguió el mando supremo de una flota de guerra que equipó junto con el gobernador Velázquez. El descubrimiento de algunas importantes construcciones mayas en Yucatán decidieron el envío de nuevas expediciones. Preparada la flota en la Trinidad (Cuba) Velázquez ordenó su detención, que no se llevó a cabo para no provocar una revuelta entre las tropas que contaban con su confianza. Cortés reservaría un quinto del tesoro de Moctezuma para aplacar al desobedecido Velázquez tras huir de su jurisdicción con todos los barcos.
Ruta de Cortés hasta Tenochtitlán Expedición a Tierra Firme (1518):
Partió a fines de 1518 de Santiago de Cuba con 110 marineros, 553 soldados (32 ballesteros y 13 arcabuceros), 10 cañones pesados, 4 culebrinas ligeras, 16 caballos y algunos perros. Bajo su estandarte de terciopelo negro bordado de oro, con la cruz encarnada y la inscripción latina Amigos, sigamos a la Cruz, dirigió una arenga a sus hombres que recogió la tradición.
Sois escasos en número, pero fuertes en decisión y si ésta no falta, no dudéis que el Todopoderoso, que nunca ha abandonado al español en su lucha contra los paganos, os protegerá aunque os veáis rodeados por gran número de enemigos; pues vuestra causa es justa, y lucharéis bajo la insignia de la cruz. Adelante, pues, con serenidad y confianza; terminad la obra que se empezó con tan felices auspicios, y llevadla a un final glorioso. (Cortés)
Antes de alcanzar el continente recorrió varias islas y en una de ellas recogió a monje náufrago de la expedición de Nicuesa. Su conocimiento de la lengua indígena le resultaría muy útil. En la península de Yucatán sometieron a la población de Tabasco. Una de las indias capturadas fue bautizada Marina y se convirtió en compañera , intérprete e informante de Cortés. Poco después desembarcaron más al norte en territorio azteca. Sus asombrados habitantes comunicaron a Tenoctitlan la llegada y sus deseos de visitarla. Moctezuma creyó que podía tratarse de la llegada anunciada del mismo dios Quetzalcoat, envió ricos presentes pero no autorizó el viaje a la capital. Antes de intentar la conquista de lo que parecía una importante y rica población, transformó su guarnición en ciudad, Villa Rica de Veracruz. Designó un cabildo que lo nombró capitán general y justicia mayor, independizándolo del gobernador de Cuba. Como entre sus hombres hubo quienes se opusieron a sus medidas, ordenó el incendio de sus naves salvo una para el regreso de los disconformes. La mayoría decidió quedarse. Consiguió en poco tiempo el apoyo de los indios totonacas, sometidos por los aztecas. Parte de ellos reforzaron la guarnición de Veracruz, el resto se integró a las fuerzas que marcharon hacia Tenochtitlan, compuestas de 400 españoles (entre ellos 15 jinetes), 7 cañones y 1.300 indígenas. Los tlaxcaltecas se incorporaron tras su derrota ante los españoles. Cuando llegaron a Cholula, próxima a la capital, fueron invitados a hospedarse allí por las autoridades aztecas.
Encuentro Moctezuma y Cortés en Tenochtitlan Entrada en Tenochtitlan (1519):
En noviembre de 1519 entraron en Tenochtitlan con banderas en alto y vestidos de gala. Moctezuma y su séquito salieron a su encuentro con gran pompa. El fuego sagrado de los altares de los innumerables teocallis, que sólo se distinguían débilmente a través del color gris opaco de la niebla matinal, era el único indicio de la capital a tales horas, hasta que los
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