Historia De La Arquitectura

Arquitectura del siglo 19

Generalidades.

Los aspectos esenciales que definirán la arquitectura del siglo 19 se da la tradición clásica impulsada desde las instituciones académicas el interés por el mundo medieval, las construcciones del talante eclíptico y la utilización del hierro. Estas 2 últimas vertientes serán protagonistas sobre todo del último tercio del siglo.

Estos aspectos pueden enfocarse atreves de una ubicación cronológica propiciada por las circunstancias políticas del país a lo largo de este periodo la arquitectura fernandina corresponde a la elaborada durante el reinado absoluto de Fernando 7°, en un periodo en el que la academia ejerce una tiranía estelicista cercana a la política del monarca. El talante abierto del liberalismo por el contrario se instala en el reinado de Isabel 2°. La arquitectura en este periodo isabelino se caracterizará por mirar a frentes diferentes a la academia.

La escuela de arquitectura cuya génesis se remota al segundo tercio del siglo es el reflejo del pluralismo político y la convivencia de distintos estilos recuperadores de nuestro pasado nacional. Por último el reinado de Alfonso 12 coincide con una etapa fértil de nuestra arquitectura, con lo que gracias a mejoras políticas, sociales y económicas al final del siglo las construcciones habrán recuperado el pulso arquitectónico en el que pereció desfallecer años atrás. Así el panorama constructivo comenzará a cambiar, aparecerán grandes maestros como gaudy, que harán que nos integremos en el pulso general de la arquitectura europea.

Este siglo 19 suscitan discusiones en el entorno de la arquitectura. Sus instituciones sufrirán cambios sustanciales la crisis de la academia cederá el protagonismo a la escuela de arquitectura, de talante mucho más liberal. La creación de las escuelas técnicas superiores de arquitectura en Madrid y Barcelona son fundamentales para comprender la evolución estilística del siglo. De la academia de san Fernando en Madrid y la de san Carlos en valencia (la longa de Barcelona solo daba títulos de maestros de obra) se pasará al abandono del academismo y al estudio de la arquitectura histórica.

El arquitecto deberá encontrar la frontera de su ejercicio con otras profesiones cercanas enfrentándose a ingenieros de caminos y a maestros de obra para la defensa de su competencia profesional. A este respecto es significativa la creación de una sociedad central de arquitectos en 1849, germen de los futuros colegios de arquitectos. De este modo si la academia se había creado para acabar la situación gremial anterior de nuevo ciertos corporativismos se incorporan a la defensa de competencia de los arquitectos.

Los ambiciosos proyectos urbanísticos revelan por otra parte una tendencia generalizada en el siglo 19, la de entender la ciudad como un todo integrado. El arquitecto del siglo 19 se encontrará corrigiendo la historia, a menudo adaptando viejas arquitecturas a su tiempo.

Los arquitectos afectados por los profundos cambios políticos sociales y artísticos verán que interesantes proyectos no se realizan, y los promotores no se arriesgan y a menudo prácticamente solo habrá aires nuevos.

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