Historia De Las Instituciones
Enviado por miguelsilva1993 • 13 de Junio de 2013 • 896 Palabras (4 Páginas) • 410 Visitas
TEORIA GENERAL DE LA CIDAD PERFECTA
La vida perfecta
No hay nadie que pueda considerar feliz a un hombre que carezca de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que tiemble al ver a una mosca, que se entregue sin reserva a sus apetitos groseros de comer y beber, que esté dispuesto, por la cuarta parte de un óbolo, a vender a sus más queridos amigos y que , no menos degradado en punto a conocimiento, fuera tan irracional y tan crédulo como un niño o un insensato cuando se presentan estos puntos en esta forma, se conviene en ellos sin dificultad. Pero en la práctica no hay esta conformidad, ni sobre la medida, ni sobre el valor relativo de estos bienes. Se considera uno siempre con bastante virtud, por poco que tenga; pero tratándose de riqueza, fortuna, poder, reputación y todos los demás bienes de este género, no encontramos limites que ponerles, cualquiera que sea la cantidad en que los poseemos
La felicidad no puede acompañar nunca al vicio; así el Estado, como el hombre, no prospera sino a condición de ser virtuosos y prudentes; el valor, la prudencia y la virtud se produce en el estado con la misma extensión y con las mismas formas que el individuo; y por lo mismo que el individuo las posee es por lo que se le llama justo, sabio y templado.
De felicidad con relación al estado.
Evidentemente, a todos convienen en que estos elementos son idénticos; si se hace consistir la felicidad del individuo en la riqueza no se vacilara en declarar que el estado es completamente dichoso tan pronto como es rico; si se estima que para el individuo es la mayor felicidad el ejercer el poder tiránico, el estado será más dichoso cuanto más vasta sea su denominación; si para el hombre la felicidad suprema consiste en la virtud, el estado más virtuoso será igualmente el más afortunado.
Por lo pronto, el estado más perfecto es evidentemente aquel en que cada ciudadano, sea el que sea, puede, merced a las leyes, practicar lo mejor posible la virtud y asegurar mejor su felicidad. Aun concediendo que la virtud deba ser el capital de la vida, muchos se preguntan si la vida política vale más que la vida extraña a toda obligación exterior y consagrada por entero a la meditación, única vida, según algunos, que es digna del filosofo. Los partidarios más sinceros que han contado la virtud, así en nuestros días como en los tiempos pasados, han abrazado toda una u otras de estas ocupaciones; la política o la filosofía. En este punto la verdad es de alta importancia, porque todo individuo, si es prudente, y lo mismo todo estado, adoptaran necesariamente el camino que les parezca mejor.
La vida política
De un lado, se condenan todas las funciones políticas y se sostiene que la vida de un hombre verdaderamente libre, a la cual se le da una gran preferencia, difiere completamente de la vida del hombre de estado; y de otro, se pone, por contrario,
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