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Historia De Mexico


Enviado por   •  17 de Abril de 2013  •  2.808 Palabras (12 Páginas)  •  386 Visitas

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3.8.1Facciones con las que se comulgaba más en la región.

3.8.1.1 Introducción.

Éste subtema narra prácticamente los sucesos que desencadenaron la lucha de facciones en todo el país pero centralizándose en las que tuvieron lugar en la península Yucateca. Es primordial saber con la mayor certeza posible las razones por las cuales dicha “rebelión” tuvo tanto éxito y tanta repercusión social, las consecuencias que generaron y cómo estas cambiaron el pensamiento de aquella época, tanto en el norte, como en el centro y el sur del país. Resulta interesante conocer con la mayor exactitud posible el ¿cómo?, el ¿por qué? y el ¿para qué? de toda esta época marcada por la sangre, el radicalismo y la sucesión correcta de los hechos para generar el cambio que se logró en aquel tiempo, piezas que sin duda marcaron las letras de muchos incluso hasta nuestros días.

3.8.1.2 Antecedentes.

Las rebeliones indígenas más importantes fueron la de los yaquis, en Sonora, y la de los mayas en la península de Yucatán. Los primeros defendieron sus tierras durante un cuarto de siglo; sin embargo, las aldeas enteras fueron destruidas los prisioneros enviados como esclavos a Valle Nacional, Oaxaca, y a las haciendas de Yucatán. Las tierras expropiadas a los indios yaquis pasaron a manos de latifundistas mexicanos y capitalistas extranjeros.

Los mayas de Yucatán también pelearon contra el despojo de sus tierras que efectuaban los dueños de las plantaciones de henequén y de caucho. En 1901 las fuerzas porfiristas consiguieron derrotar y someter a los mayas rebeldes y Yucatán se convirtió en propiedad de unos cincuenta hacendados. La situación de los obreros era parecida a la de los campesinos: los productos de primera necesidad se encarecían constantemente mientras los salarios permanecían fijos. Además, los trabajadores no siempre recibían su salario en efectivo; muchos patrones les pagaban con vales que sólo podían canjear en las tiendas de raya, propiedad de los dueños de las fábricas, donde las mercancías se vendían a un precio muy elevado. Los patrones cobraban a los obreros los productos defectuosos y las piezas de maquinaria que se gastaban o se rompían durante las horas de trabajo. Los obreros debían soportar jornadas de trabajo de catorce a dieciséis horas continuas; sólo podían hacer breves pausas para ingerir algunos alimentos.

A pesar del autoritarismo y la violencia de la dictadura, los trabajadores continuaron protestando por la situación económica, pero eran perseguidos, encarcelados o multados por la policía rural. Durante el Porfiriato se produjeron más de 200 huelgas en la industria ferroviaria, minera, cigarrera y textil. Los movimientos obreros más importantes de esta época fueron las huelgas de Cananea y de Río Blanco.

*Nieto López José de Jesús, Betancourt Suárez Ma. Del Socorro, Nieto López Rigoberto F.

Historia 3.- Educación Secundaria, Editorial SANTILLANA, México, Df. Pags. 156-157.

3.8.1.3 El centralismo.

La primera cuestión que agitó a Yucatán fue la relativa a la conveniencia de solicitar la aquiescencia del presidente Porfirio Díaz para su nueva reelección presidencial.

Como se había hablado mucho de la sospechosa entrevista “Díaz – Creelman”, la reelección no surgió con todas las probabilidades de éxito, y aun se indicó que la proposición de los yucatecos podría mortificar al mismo señor Presidente.

Se meditó mucho sobre esto, pero al fin se reinstalaron los clubes políticos que habían trabajado por la reelección de don Olegario Molina, y el estado de Yucatán insistió en pedir la reelección del general Díaz.

No valieron los consejos ni las gestiones que se pusieron en juego, porque existían en Yucatán reyistas solapados que hubieran propuesto la candidatura de su jefe para la Presidencia de la República; pero no se resolvieron a llevarlo al cabo por las contingencias del tiempo y otras muchas razones de orden político.

Como era natural, los elementos anti porfiristas estaban, asimismo, en franca oposición contra el señor Ramón Corral. Además, otro elemento marcadamente hostil fue el de los ciudadanos que, a pesar de poseer la mayor cuantía de sus recursos, no quisieron aportar al contingente pecuniario alguno para el sostenimiento del gobierno; y aunque eran los que más necesitaban de él por lo imprescindible de sus servicios, por la extensión de sus negocios, etc., se manifestaron reacios al pago de sus impuestos. Esos mismos eran los que formaban una oposición desunida a la reelección, resultado que la propaganda reyista fue estéril, tanto más, cuanto que esos partidarios no llegaron a trabajar formalmente y, desde luego, don Ramón Corral, candidato para la vicepresidencia, triunfó sobre ellos.

Los cantonistas tenían poca fe en la solidaridad nacional, y por ello no se decidieron a hostilizar francamente al señor Corral hasta que no vieron destacarse, clara y terminantemente, la candidatura del señor Enrique Muñoz Arístegui para gobernador del estado.

Los clubes reeleccionistas, sin ambages ni vacilaciones, proclamaron la candidatura Díaz-Corral, fórmula que fue popularizándose hasta lograr a su favor 110 comités de la Unión Democrática y más de 80 000 votos, los que irían a las urnas electorales en los comicios de julio, computándose las representaciones que llevarían los electos designados en el estado. Los otros elementos de oposición en de poca valía y por esta razón sus actividades casi fueron nulas y de ningún valor político.

*Bolio, Edmundo, Yucatán en la dictadura y la Revolución, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México, 1967.

La personalidad de don Ramón Corral no era desconocida en Yucatán, ya que durante su estancia, a raíz de la visita presidencial de don Porfirio, impresionó muy bien a sus amigos incondicionales por su modestia y modo de apreciar las condiciones del estado, sus proyectos y esperanzas en el porvenir, según expresión de los hombres más conspicuos de aquella época.

La prensa corralista, perfiló la figura del candidato Corral ya en el gobierno de Sonora, como en el del Distrito Federal y el Departamento de Gobernación del gabinete presidencial, y se le dio a conocer proclamándolo como “estadista”, “filántropo” y “buen ciudadano”.

En cambio los enemigos de Corral decían de él que no tenía la personalidad suficiente para ostentarse como candidato a la vicepresidencia, con el obvio propósito de contrarrestar aquella propaganda oficiosa; pero fue aplastante para ellos la pujanza de los reeleccionistas, ya que lo hicieron aparecer como un abanderado del porfirismo “salvador”.

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