Historia Del Dibujo
Enviado por joeloo • 18 de Septiembre de 2011 • 2.758 Palabras (12 Páginas) • 1.492 Visitas
INSTITUTO TECNOLOGICO SUPERIOR DE MISANTLA
CARRERA: ingeniería civil
SEMESTRE: 1°
INTEGRANTES: Yahir Carmona López
Alain René Cortés Villa
MATERIA: dibujo para Ing. civil
DOCENTE: Carlos Cruz Geron
NOMBR DE LA PRÁCTICA: historia del dibujo en el transcurso de la humanidad
Historia del dibujo
Algunas reflexiones sobre el Dibujo
En unión del gesto y de la voz, el dibujo es un lenguaje antiquísimo y universal, mediante el cual se expresan y describen para su comunicación imágenes del mundo circundante, o bien inventadas en sus formas o en su asociación
El dibujo ha venido considerándose tradicionalmente como instrumento de perfeccionamiento del trabajo de pintores y escultores, teniendo lugar su aprendizaje en la Academia y en el taller. Al dibujar, primero se leen las formas y luego se describen.
Este ejercicio expresivo, que puede llegar a dominarse tras un período de aprendizaje y práctica, educa la inteligencia hasta el punto de que el artista que ha disciplinado su personalidad dibujando, afronta con esa misma disciplina y orden actividades en apariencia tan distantes como la expresión abstracta. Sin olvidar nunca que al artista joven se le deben dar lecciones y no recetas.
Si, en opinión de Hegel, la forma artística es la manifestación sensible de la idea, el dibujo es el lenguaje básico que posibilita esa manifestación.
En el dibujo de buena calidad, válido por sincero, el alma del artista se expresa no mediante formas, sino en las formas. La capacidad de crear formas calificará por añadidura el talento del artista, además de acreditar su habilidad profesional en la copia. La de dibujante es, por consiguiente, una profesión que se convierte en arte cuando desborda lo que es mera aptitud manual lo que se llama oficio, para transformarse en vehículo de sentimientos.
Está en la mano del dibujante dar el ritmo conveniente a su obra, destacando los apelativos estructurales para él más importantes y disminuyendo o incluso suprimiendo aquellos otros menos definitorios; el resultado será el dibujo logrado, con su ritmo, personalidad y mensaje implícitos.
Porque en un dibujo cada línea tiene una fuerza dimanante de la dirección que expresa su intencionalidad. El dibujante hábil sabe que puede dirigir la mirada (y con ella la atención) del espectador hacia un punto determinado con sólo hacer converger los varios vectores de fuerza formal que constituyen el juego de líneas. Aun cuando en un cuadro no aparezcan expresas las líneas dibujístico-estructurales (no las vemos como tales en la Naturaleza), subyacen escondidas ordenando las masas, las luces y las sombras. Estas líneas ocultas generan en el Barroco las llamadas "formas abiertas", en virtud de las cuales los argumentos se supone que se completan fuera del rectángulo del papel. Frente a éstas se hallan las "formas cerradas", conceptualmente más propias del siglo XVI.
La tarea de representar el entorno y los objetos, o de recrearlos y establecer asociaciones nuevas, que constituyen como queda dicho la esencia del dibujo, es actividad noble hasta el extremo de poder afirmar de ella, con palabras de Baltasar Gracián, que "no se puede negar arte donde tanto reina la dificultad".
Bosquejo histórico.
A lo largo y ancho de la Historia del Arte el dibujo aparece como principio ordenador de la pintura, escultura, arquitectura, esmaltes, cerámica, mosaicos, etc., unas veces poco evidente, como es el caso de los pintores impresionistas, que dibujaban directamente con los pigmentos; otras, con carácter muy marcado, cual sucede en el cubismo, que toma como valor representativo más sólido la "anatomía de los objetos", puesto que el color resulta engañoso al depender de la luz.
Desde las cuevas cántabras del paleolitico, hasta los abrigos rupestres levantinos, el dibujo aparece como lenguaje de comunicación de acontecimientos mágicos, como motivo ornamental, o inclusive con carácter no figurativo, en forma de pictografía aún por descifrar.
En el transcurso de los siglos, griegos y romanos impulsaron las artes de la pintura y escultura, supeditadas ambas siempre a la teoría inexcusable del dibujo. Que con posterioridad aparece en las exquisitas miniaturas medievales de códices y libros de horas, y, en la pintura parietal románica, describiendo pantócrators, ángeles y apostolarios de perfiles firmes y rotundos.
En las puertas del Renacimiento, Ghiberti (1378-1455) señala que "no se puede ser buen pintor ni escultor sin dominar la teoría -el razonamiento- del dibujo". El mismo autor aprueba el criterio de la Antigüedad que ponía la forma por encima del color. Para Ghiberti, "el dibujo es la base y la teoría".
Vasari (1511-1574) enumera ya cuáles son las "artes del dibujo": pintura, escultura y arquitectura, artes consideradas principales y unidas por el estudio de las formas. Las demás son "artes mecánicas". Masaccio y Mantegna hacen del dibujo instrumento descriptivo de unos personajes de recia presencia, con formas que "pesan".
Para Dolce (1508-1568), el dibujo es, en unión del colorido y la invención, una de las tres partes fundamentales de la pintura, con el matiz añadido del claro-oscuro, que crea el relieve.
Leonardo enseñaba a dibujar siguiendo tres etapas sucesivas: copia de dibujos, generalmente de Rafael o Miguel Angel; de yesos de figuras clásicas; y por último del natural: anatomía y perspectiva de hombres bien proporcionados.
Por su parte, Rafael advierte que la perfección de la pintura no está sólo en el dibujo que atiende a los cánones del desnudo, si no se complementa con la invención, la perspectiva y los ropajes, tomando así mismo como base el dibujo. No olvidemos que Rafael representa la pureza clásica de la línea, frente al expresionismo romántico y tumultuoso de Miguel Angel.
Reiteradamente se ha considerado que la cima y máxima perfección del arte de la pintura estaba en la asociación del dibujo de Miguel Angel con el colorido de Tiziano, según apunta, entre otras referencias, la teoría ecléctica de Paolo Pino.
Durero, Rembrandt, Goya y Picasso fueron extraordinarios grabadores merced a ser dibujantes excepcionales.
En el siglo XVI, con motivo principalmente de la construcción de El Escorial, vinieron a España artistas italianos, entre los que se contaban Federico Zúcaro y Luca Cambiaso, dibujantes que introdujeron en nuestro país técnicas y concepciones nuevas, como el parco empleo de la mancha de sepia muy diluida.
Dibujaron soberanamente bien Velázquez
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