Historia Del Pensamiento Economico
Enviado por GUVESA95 • 17 de Agosto de 2014 • 955 Palabras (4 Páginas) • 197 Visitas
HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO
El tema de la Historia del Pensamiento Económico se abre con una sección dedicada a Keynes; primero, un texto del tiempo en el que vivió, de su ambiente social y político, de su vida académica y de su papel renovador como economista; el segundo es un excepcional estudio de la economía internacional de entreguerras, “que combina la historia económica, la historia del pensamiento y la teoría monetaria, y donde aparece el contraste entre el pensamiento económico ortodoxo y las nuevas ideas de Keynes que pugnaban por hacerse hueco en el universo analítico de la economía de su tiempo” en palabras de los coordinadores. Como los otros tres estudios de pensamiento están dedicados a la Escuela Histórica Alemana (Schmoller), Marx y Veblen, no cabe duda de que se han reunido en este volumen colaboraciones que no dejan de ser, con mayor o menor intensidad, la crítica a la economía política de su tiempo. La exposición que hace Rojo de estos autores, más o menos heterodoxos, no se hace para mostrar el espejo deformado de la economía convencional, clásica o neoclásica, pues el autor sabe descubrir las aportaciones de aquellos que fueron grandes científicos sociales.
Un aliciente adicional para el historiador es la presentación de la historia contemporánea de Inglaterra, Alemania y Estados Unidos desde perspectivas, si no desconocidas, sí poco transitadas dadas las barreras de las áreas de conocimiento. Constituyen un buen ejemplo las referencias de la sociedad victoriana y el grupo de Bloomsbury, la formación del primer Reich o de los movimientos reformistas de Estados Unidos a fines del XIX y el New Deal. Se comprenderá, pues, que la exposición de las principales obras de Marx, Veblen o Keynes estén siempre entrelazadas con los avatares de la sociedad y la política del momento. Cabe añadir que el lector inteligente se encontrará también con la oportunidad de refrescar sus conocimientos de filosofía o de pensamiento en general, bien se trate, por poner algún ejemplo, del utilitarismo de Bentham, de los neokantianos, la ética de Moore o el evolucionismo de Spencer. En resumen, en el libro que comentamos, la economía no se encierra en el reducto de los esquematismos ni, desde otro punto de vista, es “una simple gimnasia intelectual” -expresión de Pigou que recoge el autor para referirse a lo que no se dedicaron ni Keynes ni Marshall. La figura del gran economista de Cambridge, tan interesante ya por el entorno en el que se educó, resulta aún más atractiva por su aspiración de conseguir una combinación razonable de eficacia económica, libertades individuales y justicia social. No se trataba de ninguna utopía. Como muestra L. A. Rojo, en Keynes pensamiento económico y prescripciones prácticas van a aparecer crecientemente integradas, bien actuara como experto en Inglaterra o en Breton Woods, y en condiciones tan difíciles como las que impusieron la depresión y la guerra. En tales circunstancias se pusieron de manifiesto las
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