Historia En La Industria Maquiladora De Exportacion
Enviado por NileveDN • 30 de Agosto de 2012 • 2.105 Palabras (9 Páginas) • 1.192 Visitas
ORÍGENES DE LA INDUSTRIA MAQUILADORA DE EXPORTACIÓN EN MÉXICO
La agricultura norteamericana siempre ha dependido de la mano de obra mexicana para su desarrollo y prosperidad. Con motivo de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos tuvieron necesidad de asegurar la producción alimenticia durante la difícil etapa bélica por lo que en 1942, los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un convenio que en México se conoce como el Programa Bracero, bajo el cual millones de mexicanos entraron a cubrir las necesidades de mano de obra en los campos agrícolas estadounidenses.
Durante su vigencia, de 1942 a 1964, casi cinco millones de mexicanos entraron a laborar en los campos agrícolas de los Estados Unidos. Estos braceros convirtieron a la agricultura americana en la más rentable y avanzada de todo el planeta. Se trataba de campesinos de las zonas agrícolas rurales más importantes de México, como Coahuila, Durango, Chihuahua, etc., quienes además habían jugado un papel muy importante en la Revolución Mexicana de 1910. A pesar de que más de dos millones de campesinos perdieron su vida en la Revolución Mexicana de 1910, el gobierno nunca les proporcionó los medios necesarios para sobrevivir trabajando sus pequeñas tierras en sus comunidades rurales. Así que para fines de los años treinta, cuando los campos no rindieron lo suficiente, hubo hambre y escaseó el trabajo. El campesino tuvo que buscar otras formas de subsistencia.
Esta grave situación coincidió con la repentina demanda de mano de obra en los Estados Unidos de América (EUA) debido a la Segunda Guerra Mundial. El 4 de agosto de 1942, los gobiernos de Franklin Roosevelt, de los Estados Unidos y de Manuel Ávila Camacho, de México, instituyeron el Programa Bracero. El campesino mexicano tuvo entonces una alternativa a su pobreza al enrolarse de bracero, y al mismo tiempo, se satisfacía la necesidad de brazos para trabajar los campos agrícolas norteamericanos.
Millares de empobrecidos mexicanos abandonaron sus comunidades y se trasladaron al norte buscando enrolarse de braceros. La mayoría eran experimentados trabajadores del campo que venían de lugares como La Comarca Lagunera, la más importante región productora de algodón y de otras áreas agrícolas altamente productivas.
En unos cuantos años, muchos campesinos mexicanos dejaron de sembrar sus tierras y de producir comida para sus familias con la ilusión de ganar muchos dólares como braceros. Firmaron contratos de braceros que no entendían, pero que se les presentaba como la salida a sus problemas y a sus angustias.
Muchísimos candidatos a braceros llegaron por tren al norte, donde se localizaban los principales centros de reclutamiento de braceros. Fue un movimiento humano único en la historia de los dos países. Este movimiento y la presencia misma de los esperanzados campesinos mexicanos, alteró el ambiente social y la economía de la frontera.
Ciudad Juárez, Chihuahua, seguida de El Paso, Texas, se convirtió en un sitio histórico del enganche y reclutamiento de la fuerza laboral agrícola mexicana.
Casi una cuarta parte de los braceros pasaron por El Paso. Se les transportaba en camiones a Fabens, Texas, al Centro de Procesamiento de Río Vista, donde los bañaban, los desinfectaban con extraños polvos blancos y luego los entregaban a sus patrones. De ahí, partían a las distintas regiones agrícolas del suroeste y el norte de los Estados Unidos.
En Texas, Colorado, Nuevo México y prácticamente por toda la nación norteamericana, fueron los braceros mexicanos quienes plantaron y pizcaron el algodón, el betabel de azúcar y muchísimos otros cultivos y recibían de pago menos del 50 por ciento de lo que ganaban los americanos.
Una vez en los ranchos, los braceros estaban a merced de sus patrones. Los rancheros de Texas y Nuevo México, tenían la fama de ser los peores explotadores. Son los más perros, decía la raza.
El programa duró más de dos décadas. Fueron años de duro trabajo, de angustia y muchos sufrimientos.
Los braceros trataron de organizarse en los cincuentas para protegerse de tanto abuso y discriminación. La campaña organizativa tuvo lugar en El Paso, pero fueron reprimidos y hostigados y el esfuerzo no prosperó. Los braceros sufrieron todo tipo de abusos y agresiones no solamente de patrones explotadores y de autoridades racistas. También fueron víctimas de grupos blancos extremistas como el Ku-Klux-Klan.
Con la introducción de la pizcadora mecánica y debido a la abundancia de mano de obra agrícola indocumentada (o espaldas mojadas), en los sesentas terminó este programa bracero. Los mexicanos, una vez que ya no fueron necesitados, tuvieron que regresarse a su tierra sin que siquiera se le hubiera reconocido su valiosa contribución a este país.
Muchos de ellos volvieron a los Estados Unidos de Norteamérica y continúan laborando en ese país, muchas veces sufriendo los mismos abusos y vejaciones que padecieron durante el programa bracero. Y todavía continúan siendo marginados por la sociedad que se beneficia de su esfuerzo y de su trabajo.
El convenio bracero se dio por concluido oficialmente el 30 de mayo de 1963, cuando el Congreso Norteamericano se negó a prorrogarlo, ante la presión de los sindicatos estadounidenses que veían en nuestros trabajadores una amenaza para la fuerza laboral norteamericana, pero los trabajadores agrícolas siguieron ingresando a los Estados Unidos hasta 1964. Poco después, los braceros fueron expulsados del país al que dedicaron sus mejores esfuerzos en tiempos por demás difíciles.
De golpe, las ciudades fronterizas mexicanas se encontraron con un significativo crecimiento de su población.
Ese año de 1964, asumió la presidencia de la república el Lic. Gustavo Díaz Ordaz y una de sus mayores preocupaciones fue la de impulsar el desarrollo de la región fronteriza en el norte del país.
El gobierno mexicano, con la contribución y promoción de destacados empresarios implementó el Programa Nacional de Desarrollo Fronterizo como una medida para reducir el desempleo creciente en las ciudades de la frontera norte de México, originado entre otros factores por los miles de trabajadores mexicanos que tuvieron que regresar a nuestro país por la cancelación del programa de braceros.
El Programa Nacional de Desarrollo fronterizo iniciado oficialmente el 20 de mayo de 1965 y privilegiado por una excepción en la legislación mexicana, abrió la oportunidad a los empresarios estadounidenses de instalar numerosas Plantas industriales en las ciudades fronterizas del Norte de México, pues se permitía tener un 100% de capital extranjero y sin cortapisas para la importación de materia prima, maquinaria y equipo,
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