Historia de Venezuela. Previo al Monte Sacro
Enviado por mazabuel2024 • 17 de Mayo de 2024 • Ensayo • 8.634 Palabras (35 Páginas) • 48 Visitas
PREVIO AL MONTE SACRO
Nadie supone a Simón Bolívar como una especie de Dios destinado por alguna fuerza sobrenatural para que estuviese al frente de las luchas independentistas de Venezuela y varios países del sur de América. Un hombre cuyo origen de clase es inequívocamente burgués, no termina por obra y gracia del Espíritu Santo siendo el artífice del proyecto histórico de unidad de América Latina, sin duda el proyecto más audaz del pensamiento político del siglo antepasado, cuya vigencia, enmarcándose en otra época y disímiles circunstancias, se proyecta hasta nuestros días.
A Simón Bolívar lo antecedieron personajes, hechos, circunstancias y épocas que sirvieron para crear las bases de su pensamiento, proyecto y acción. En principio, en su propia casa, empezó a escuchar ideas sobre las luchas independentistas; ideas que involucraban a su familia. En esos primeros años de su vida llegó a hacerse amigo de don Manuel Matos, para entonces un propagandista, un agitador de la independencia, que terminó uniéndose abiertamente a estas luchas a partir de 1808. En un futuro, la amistad con Matos fue determinante para que Bolívar se uniera de manera definitiva al movimiento independentista.
Por boca de sus familiares, Bolívar se habría enterado de la intranquilidad existente entre los blancos criollos ante el dominio que en el sector económico mantenía la Corona española. Escuchó en esos años del alzamiento en armas de Juan Francisco de León, cuya revuelta tuvo lugar en 1749 bajo el nombre de pedimento, y que fue la exigencia de una reestructuración en los derechos de los latifundistas criollos e isleños frente a la compañía Guipuzcoana. El de León fue un movimiento que partió de un sentido de justicia social, cuya referencia en el hogar en algo influyó en el ánimo de Bolívar.
Los potentados criollos de entonces habrían dado su apoyo a los rebeldes de Panaquire en sus acciones contra la compañía Guipuzcoana, la cual fue liquidada apenas dos años después del nacimiento de Simón Bolívar.
No olvidemos, para comprender mejor esta situación, que los criollos conformaban una clase social constituida por los descendientes de españoles puros, pero eran nacidos en América; por lo tanto, en teoría conformaban una élite afortunada y se suponía que eran los indicados para regir el nuevo mundo; sólo que la Corona prefirió colocarlos lejos de los puestos gubernamentales ante la amenaza posible del nacionalismo que se predicaba en Europa y Norteamérica. De allí que se enviaba desde España a hombres de lealtad comprobada a ocupar estos cargos.
En medio de este cuadro, a los doce años, Bolívar supo del alzamiento en la sierra falconiana del zambo José Leonardo Chirino, definido por el Estado español en América como un reo de alta traición. Aquella revuelta significó un embrión importante en la lucha independentista, mezclada con la exigencia de la liberación de los esclavos. Ambos conceptos claves para el futuro mundo del Libertador.
No sabemos si Bolívar tuvo temprana referencia de otros movimientos preindependentistas que antecedieron al de José Leonardo Chirino, como el caso de la rebelión de Andrés López del Rosario, el zambo Andresote, producida entre los años 1730 y 1733, contra los controles impuestos por la Real Compañía Guipuzcoana, establecida en la provincia de Venezuela desde 1728.
A estas acciones de Andresote le seguiría la rebelión de San Felipe (1740-1741), considerada como un importante precedente al 19 de abril de 1810. Fue una reacción de hacendados, comerciantes y hasta esclavos contra la Corona española y sus instituciones. De nuevo el cacao estuvo en el epicentro del conflicto.
Otra expresión de las luchas preindependentistas fue la sublevación de la ciudad de El Tocuyo en 1744, cuya motivación también fue económica. A estas acciones siguieron las mencionadas de José Francisco León y luego, en 1781, se dio el movimiento comunero en Mérida, cuyas acciones reivindicativas pusieron en dificultad la vigencia de la autoridad española.
La insurrección comunera en Mérida comprometió a los terratenientes, pequeños propietarios, jornaleros, artesanos, campesinos y otros trabajadores hostigados por las nuevas cargas impositivas de la Corona. Se considera un movimiento vital en la lucha preindependentista por ser una insurrección fundamentalmente popular, aunque hubo participación de terratenientes. De ella nos dice Carlos Muñoz Oraá:
Muchos de estos ricos ligados de una u otra forma a la Corona, y temerosos de que por
el curso de los acontecimientos la rebelión llegara a convertirse en una mayor amenaza
(…) se vieron involucrados en la insurgencia, bien por el acoso popular o para contener
los excesos de la plebe. Otros para minar la rebelión o para medrar a costa de la misma
en actitud astuta y ambivalente.
Movimientos como el de los comuneros y sus similares en otros países, fueron la base para la conformación de ideas de emancipación que incluyen a los pueblos en roles fundamentales; para decirlo de alguna manera: fueron una semilla de lo que hoy sería el poder popular. Quizás por eso en nuestra historia han sido marginados de los textos escolares, en un empeño por mantener en el olvido a los sectores populares como protagonistas de importantes luchas que iban más allá de la gesta independentista para colocarse dentro de los límites de lo que podría verse como una lucha de clases.
Hay constancias históricas que demuestran el conocimiento que tuvo Bolívar del movimiento de José Francisco León y el de José Leonardo Chirino en sus años de niñez y florecimiento de la adolescencia, de resto no hay precisión de que tuviese noción de los mismos; pero son importantes para comprender el espíritu independentista que empezaban a albergar muchos hombres y mujeres en el país.
Reflexiones en torno al Juramento del Monte Sacro
De la conspiración de Manuel Gual y José María España, sí tuvo información Simón Bolívar en aquellos años de su formación; en ese movimiento estuvo involucrado el maestro Simón Rodríguez, quien diera clases a Bolívar entre 1792 y 1797, y se convertiría en su gran guía en el campo político. Pedagogo liberal, imaginativo y excéntrico, de vastos conocimientos del pensamiento universal, logró que su alumno se sintiese atrapado por las ideas nuevas de la libertad.
A raíz de su participación en esta conspiración contra la Corona española, el maestro Simón Rodríguez debió abandonar clandestinamente el país. El maestro de Bolívar y su posterior compañero e inspirador en el Juramento del Monte Sacro, habría sido ganado a la causa independentista debido a la lectura de los pensadores de la Ilustración y por su vinculación con el pedagogo mallorquín Juan Bautista Picornell.
Para entonces, Rodríguez, a quien ya se le consideraba un extravagante o estrafalario personaje —hasta se le conocía como un hereje—, le incentivaba para que leyera a Jean Jacques Rousseau y el nuevo pensamiento liberal que en Francia surgía. Fueron de vital importancia los cuatro años que ellos pasaron juntos, pues Bolívar tomó estas lecciones de inspiración para los tiempos difíciles que enfrentará más adelante.
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