Historia de violencia de Colombia

Historia de Violencia en Colombia

La década de 1980 en Colombia fue testigo de una euforia inicial seguida por un período de violencia sin precedentes. En medio de la gloria literaria de Gabriel García Márquez, quien ganó el Nobel en 1982, y la llegada de Belisario Bentancur a la presidencia, se gestaba un escenario turbio marcado por la proliferación de grupos guerrilleros como las FARC, el ELN y el EPL. Manuel Marulanda Vélez, alias “Tirofijo”, lideraba las FARC en una guerra prolongada contra el Estado, financiada por contribuciones de diversos sectores de la sociedad.

El M-19, en un intento por destacar, perpetró el robo de la espada de Bolívar y secuestró un avión con armas, aunque enfrentó un declive cuando muchos de sus líderes cayeron en manos del ejército. La firma de la paz en La Uribe en 1984 parecía un rayo de esperanza, pero los enfrentamientos continuaron, provocando desplazamientos masivos de civiles y una tregua efímera que finalmente colapsó en 1990.

Paralelamente, el narcotráfico florecía. Desde sus inicios con la marihuana en los años 60 hasta la llegada de la cocaína, los narcos como Pablo Escobar y los hermanos Ochoa consolidaron su poder, infiltrándose en todos los niveles de la sociedad y el gobierno. Surgieron nuevas figuras, como Gonzalo Rodríguez Gacha, mientras Cali y Medellín se convertían en epicentros del crimen organizado.

La violencia se intensificó con los sicariatos a ministros y la creación del grupo “Los Extraviados” por parte de los narcos. El punto álgido llegó en 1985 con la toma del Palacio de Justicia por el M-19, orquestada en parte por Pablo Escobar para sabotear la extradición. La respuesta del ejército fue devastadora, con un saldo de muertes y desapariciones que estremeció al país.

La tragedia de Armero en noviembre de 1985, donde miles perdieron la vida tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz, se sumó a la espiral de violencia. La incipiente Unión Patriótica (UP) fue blanco de los paramilitares, que sembraron el terror asesinando a sus líderes, incluido Jaime Pardo Leal. La prensa, como El Espectador, sufrió represalias por informar sobre los crímenes de Escobar, culminando en el asesinato de su director y un atentado con bomba.

En un país marcado por la corrupción, el poder del narcotráfico y la ineficacia estatal, la violencia se convirtió en una sombra que oscureció la esperanza de paz y prosperidad. La historia de Colombia en los años 80 es un relato de horror, donde la lucha por el poder y el control dejó un rastro de muerte y desolación en todo el país.

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