Importancia De Las Haciendas Henequeneras En Yucatan
Enviado por Dyanap • 16 de Abril de 2015 • 1.324 Palabras (6 Páginas) • 320 Visitas
Las haciendas henequeneras que fueron hace tan sólo un siglo la base de la economía yucateca y el símbolo de la grandeza y esplendor de una época, se encuentran, hoy en día, condenadas a convertirse en escombros, víctimas del abandono y la falta de mantenimiento.
Estas hermosas haciendas que llegaron a poseer miles de hectáreas y que trajeron a México millones de dólares y generaron enormes beneficios y colosales fortunas, eran auténticas ciudades de las que nunca se salía y en las que incluso circulaba una moneda propia, con la efigie de la hacienda acuñada en ella.
Pero la historia de las haciendas yucatecas está estrechamente ligada a un cultivo específico: el henequén (Agave fourcroydes lemaire). Originario del área oriental de la península de Yucatán, es una planta de zonas áridas de la familia de las agaváceas, de hojas lanceoladas, angostas, rígidas, planas y grisáceas que miden de 8 a 12 cm de ancho y de 1.25 a 2.50 m de largo, con una espina terminal oscura y dientes o espinas marginales triangulares en todo el borde. Estas hojas se hallan dispuestas alrededor de un tronco que mide de 2 a 3 m de diámetro y hasta 2 m de altura.
La planta vive alrededor de veinticinco años y, durante los siete primeros, está en etapa de desarrollo, a partir de la cual y durante quince años más, brinda generosa sus mayores pencas para que de ellas se extraiga la fibra. A un lado de la mata nacen sus vástagos, que aseguran la preservación del agave; y del centro de las pencas surge el varajón, que florece justo cuando anuncia su muerte.
Elsoskil(nombre maya de la fibra del henequén) fue, hasta el sigloxix, un producto de poca importancia económica y su producción era muy inferior a la del maíz, la caña de azúcar o el algodón. Los mayas y sus descendientes, al igual que lo habían hecho durante la época prehispánica y la etapa colonial, usaban la fibra para la elaboración de hamacas, cuerdas, calabrotes, sacos, bolsas y prendas de vestir; y la planta viva para formar cercas de protección alrededor de las casas.
El auge económico del henequén es relativamente reciente, pues es a partir de la guerra de castas en 1850 que comenzó su explotación en gran escala. Al extenderse la guerra, acabó con la economía agrícola de la región, mientras que los estadounidenses entendieron la importancia de la resistente fibra vegetal y aportaron el financiamiento necesario para que el cultivo del agave pudiera desarrollarse.
Desde esa época y a medida que iba en aumento la demanda de los países importadores (Estados Unidos, Francia e Inglaterra), en todas las haciendas se empezó a sembrar el henequén en grandes cantidades.
Esta planta adquiriría todavía mayor importancia al inventarse la raspadora mecánica que venía a sustituir a la desfibradora manual, con lo que aumentó velozmente la productividad. Más adelante, la explotación tendría un nuevo impulso con el invento de la máquina engavilladora, que era capaz de consumir grandes cantidades de fibra vegetal.
A pesar de su rápido crecimiento, Yucatán -con 400 mil ha sembradas- era el único productor de henequén y no lograba cubrir la demanda mundial, lo que propició una vertiginosa alza de precios que en pocos años enriqueció a los hacendados; así, esta fibra pasó a ser conocida como "el oro verde".
A partir de 1920 empezó el declive de la industria henequenera mexicana, ya que en ese entonces se comenzó a exportar fibra desde Brasil, Cuba, Haití y principalmente Kenia y Tanganica. Además, la Revolución mexicana y la reforma agraria dividieron esas inmensas plantaciones entre los campesinos, con lo que la producción del henequén decayó. El golpe final fue provocado, a finales de los años sesenta, por el desplome de los precios y su desplazamiento por la industria petroquímica.
Hoy en día, cuando recorremos Yucatán, las altas chimeneas de piedra de las viejas haciendas henequeneras nos sirven de faros y nos guían hasta sus cascos, donde podemos contemplar la arquitectura amplia y sólida de sus edificios, con sus corredores, ventanales, salones y pasillos, sus pequeñas y coloridas capillas, sus enormes dominios
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