Importancia Del Estudio De La Historia Militar

IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA MILITAR

El estudio del Arte de la Guerra sólo puede hacerse a base de la experiencia que se adquiere analizando los hechos de armas del pasado sean propias o de otros ejércitos. Esta experiencia proporciona las mejores lecciones y de ellas se derivan todas las normas y preceptos doctrinales de un ejército, que rigen la alta y dificultosa tarea del mando. Para el estudio de la guerra se requiere la dirección de un maestro experimentado, que dicte los principios y procedimientos de ejecución, toda vez que ningún arte, presenta las dificultades sobrehumanas que tendrá que vencer el que dirige operaciones de guerra.

Debemos tener en cuenta que tal experiencia de guerra no es innata en cualquier hombre de guerra, y nadie podría obtenerla personalmente, sino al cabo de una continuada serie de éxitos y fracasos, consecuentemente, es necesario, que todo jefe tenga una “experiencia prematura” de la guerra, obtenida sólo mediante el estudio de las campañas realizadas bajo la dirección de los grandes caudillos y a la luz de los principios del arte de la guerra, a fin de obtener provecho y utilidad de los hechos del pasado.

El conocimiento de los hechos militares del pasado y el análisis de las operaciones de guerra crean reflejos en el espíritu de todo militar, que le servirán, cuando sea necesario, para plantear y tomar una decisión. No obstante, es necesario considerar que dos situaciones de guerra no son exactamente iguales en todas sus modalidades, ni tampoco idóneas de recibir la misma solución; pero, se puede afirmar que los reflejos creados en el espíritu militar dictan, en un caso determinado, las decisiones más lógicas, las que concilien mejor con los que han experimentado otros caudillos en parecidas circunstancias, y esa experiencia, ajena, que utilizaremos en nuestro provecho, la habremos adquirido solamente gracias al estudio de la Historia Militar nacional y mundial.

Otras de las ventajas que proporciona el estudio de la Historia Militar es la eficacia con que aleja el empirismo de las filas del Ejército, desengañando a los que creen resolver situaciones de guerra mediante antojadizas concepciones estratégicas que por falta de conocimiento parecen realizables, pero que comprobadas en la realidad, muestran sus vacíos y falencias.

De esta manera se evita que los amantes de la patria alimenten su espíritu con torpes consejos que sólo sirven para dejar a un pueblo desprevenido, porque le hacen creer que todo lo tiene, incurriendo así en la falaz autocrítica, que conduce al providencialismo y señala la ruta, más cómoda, pero terrible, de la desidia. Sabemos muy bien que es seguro el sendero que, pasando por la imprevisión y la consecuente improvisación, lleva a los ejércitos a la derrota, que nadie les perdona y sume a los pueblos en el irreparable desastre.

La victoria que todos anhelan ante cualquier enemigo, no es improvisada, se obtiene sólo con las virtudes del pueblo; es menester dar a éste los medios materiales necesarios para que pueda recoger el merecido premio de su esfuerzo, su valor y abnegación.

La victoria se entrega siempre al que sabe combinar mejor esas fuerzas morales y materiales; a quien sepa emplearlas con mayor conocimiento de las leyes que las rigen; leyes experimentales, inmutables, que la Historia Militar nos ofrece mediante las verdades generales que fundamenta sobre los grandes problemas bélicos del pasado; por su afán filosófico para esclarecer la realidad, por el análisis de los propios factores sicológicos, porque en consecuencias, señala orientaciones precisas para el porvenir.

Si todo lo que llevamos dicho se aplica al estudio de la Historia Militar General, con cuánta mayor razón será valedera cuando se trata de estudiar la Historia Militar Nacional, en que aprendemos a conocer a nuestros soldados, en nuestro territorio, frente a nuestros enemigos, más o menos probables, con los que alguna vez hubiéramos luchado o tendremos que luchar.

La Historia es un proceso íntimo y particular de cada pueblo, cuyo desarrollo obedece a las acciones simultáneas de una serie de leyes superiores a la voluntad humana, preexistentes, que condicionan todo, y que atañen a la raza, al estado de la cultura, a la idiosincrasia nacional, a la conciencia religiosa, a la estructura social, a la situación política y a algunos factores de menos categoría, pero asimismo determinantes y concluyentes.

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