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Independencia De Mexico


Enviado por   •  10 de Mayo de 2013  •  4.743 Palabras (19 Páginas)  •  325 Visitas

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Independencia de Mejico

La invasión napoleónica aceleró el comienzo de la lucha por la independencia. Al descontento de los criollos se unió la oposición de los peninsulares respecto al nuevo emperador; este hecho fue aprovechado por aquéllos mediante una seria de insurrecciones, primero, hasta el desarrollo de la guerra, después. La independencia se veía la única opción para establecer un gobierno libre, capaz de administrarse y dirigirse por sí mismo, porque la corona española ya no se ocupaba sus territorios y tenía sus propios problemas.

Al comenzar el siglo XIX existía en la base de la sociedad de la nueva España, no obstante su prosperidad minera, comercial y agrícola, con una abundante población y con la ciudad de México en crecimiento, un profundo malestar, que hacía que los distintos grupos sociales estuvieran en pugna, que los más desposeídos aspiraran a mejores condiciones de vida y que la clase media-formada en general por los criollos-intentara gobernar al país.

Los criollos establecieron su propuesta como remedio contra la desigualdad: acabar con el sistema de tutela para los indios, hacer a todos iguales ante la ley, repartir la tierra entre más gente y establecer la libertad de comercio.

La incomunicación provocada por las guerras europeas de aquellos tiempos les había mostrado que la nueva España era capaz de sobrevivir por sí misma. El momento oportuno para intentar la separación pronto llegaría. En 1808, cuando Napoleón invadió España y ya en la península los españoles se opusieron al invasor, los criollos novohispanos trataron de aprovechar la situación para hacerse independientes.

Los españoles radicados en la península ibérica se opusieron a Napoleón y trataron de organizar juntas de gobierno que dictaban las disposiciones a las que deberían de sujetarse tanto la metrópoli como las colonias. En América, los criollos creyeron que había llegado el momento de gobernarse por si mismos y trataron de hacerlo pensando que sería el primer paso para sacudirse el yugo español.

Existen varios elementos que sirvieron de germen para este movimiento, los cuales pasaremos a delinear

Factores de inestabilidad social.

La evolución histórica de la Nueva España produjo sus propios gérmenes de inestabilidad y destrucción: En el caso de los criollos, hijos de padre y madre españoles, es decir de sangre europea sin mezcla alguna, con una expectativa de ascenso social por esa ascendencia sanguínea, por ser herederos de los peninsulares, por poseer la mejor formación académica, por su piel blanca que los hacía "diferentes" de los demás, por haber compartido la propiedad y la riqueza, experimentaban un sentimiento de gran frustración y descontento al ser atajados y excluidos de la cúspide social, política y económica, sobre todo después de las reformas borbónicas.

En el caso de las castas (todas las mezclas raciales y sus derivaciones, incluyendo a los mestizos), hacia fines del siglo XVIII llegan a formar el 22% de la población —1.3 millones de individuos de todos los colores—, siempre encontraron de parte de españoles, criollos, e incluso de indígenas no mezclados, la mayor hostilidad para integrarse. Siendo en sí un grupo conflictivo por la carencia de bases económicas, sociales o culturales que les dieran asentamiento e identidad, y ante el rechazo sistemático de todo intento por hacerse de un lugar en la sociedad novohispana, se convirtieron en un núcleo de inestabilidad y resentimiento.

Mucho menos numeroso pero de mayor peligrosidad política para el poder colonial, fue el grupo de los "nuevos ricos", minoría generalmente de criollos que logró "colarse" en la oleada de auge económico anterior a la independencia, y que no se adaptaban al sistema imperial, siendo frecuentemente rechazado por este, y que en todo caso amenazaban su estabilidad al exigir un estatus político y social que correspondiera a su nueva posición económica.

Factores ideológicos

La labor reformadora y modernizadora de las reformas, fue inevitablemente acompañada de la penetración en la Nueva España de las ideas y la cultura del Siglo de las Luces. Al lado de todos los procesos señalados entre 1750 y 1808. se introducen en el virreinato la filosofía de la Ilustración, que proponía una nueva concepción de la sociedad, del Estado y del individuo.

El Santo oficio de la Inquisición, como principal elelmnto opositor, fue el primero en advertir sobre este agente desestabilizador, al denunciar la creciente filtración de obras de Rousseau, Voltaire, Diderot y otros autores que difundían las nuevas ideas políticas o atacaban la filosofía tradicional escolástico-aristotélica.

No obstante, los principales introductores de las nuevas ideas fueron los propios gobernantes y funcionarios encargados de llevar a cabo las reformas borbónicas. Estos hombre enviados por la Corona española para imponer en Nueva España las políticas reformadoras del Despotismo Ilustrado, difundieron las ideas liberales en las cortes, tertulias literarias, fiestas, cafés, billares, y mediante el "efecto demostración" a través de los alegatos expuestos para fundamentar dichas reformas, contra la resistencia y la argumentación de funcionarios menores.

Algunos funcionarios, además de activos divulgadores de las nuevas ideas, trataron con coherencia de llevarlas a la práctica con lo cual provocaron graves conflictos públicos y grandes crisis personales. En efecto, incorporar a la vida colonial los principios del Despotismo Ilustrado, llevado hasta sus consecuencias lógicas, suponía aplicar el filantropismo social, racionalizar la administración y la hacienda pública, o simplemente combatir monopolios, entre otras medidas, es decir, propiciar en la colonia una política que atentaría contra los intereses de la Corona. No, no era posible; el liberalismo de los Borbones no llegaba a tanto.

Varios Intendentes y funcionario provinciales vivieron este drama y sus contradicciones: Juan Antonio de Riaño, el Intendente de Guanajuato, reunió en su mesa y en sus tertulias literarias a muchos de los conspiradores de Querétaro, y fue amigo personal de Miguel Hidalgo, cuyas huestes desarrapadas habrían de matar años más tarde al Intendente ilustrado.

El propio clero fue profundamente perneado por las ideas de la modernidad. Comenzando a través de los Jesuitas, prosiguiéndola más allá de su expulsión en 1767. José Rafael Campoy (1723-1777), Francisco Javier Alegre (1729-1788), Diego José Abad (1727-1779) y Francisco Javier Clavijero (1731-1787), fueron las cabezas instigadoras del primer gran

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