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Investigacion Antropologica: El Señor Del Triunfo


Enviado por   •  3 de Mayo de 2012  •  1.824 Palabras (8 Páginas)  •  941 Visitas

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En nuestra segunda visita llegando a cañete, un soleadísimo paisaje nos recibió y nos advirtió que íbamos a tener que aguantar una vez más el bochornoso clima. Entrando al pueblo de Apotara nos pusimos en contacto con doña Guillermina Solís. Esta mujer de aproximadamente 80 años, es fiel devota del Señor del triunfo, y es una de las encargadas de mantener una semana al mes el templo del señor del triunfo en buen estado y limpio. Aunque nunca la hemos visto antes, parecía alegrarse con nuestra visita; quizás muy pocas veces recibe a alguien en su hogar no tan humilde de material noble. La mayoría de viviendas alrededor presentaban daños en sus construcciones, debido al terremoto del 2007, la casa de doña Guillermina no era la excepción.

Acompañados de unas galletas de soda y un agua de maracuyá helada que amablemente nos invitó la señora, empezamos a escuchar primero, la penosa historia de la señora, donde sus cinco hijos la habían abandonado, sólo su hija menor que vivía en España la visitaba una vez al año. La verdad es su hija menor la única que nos interesa de todos los hermanos, ya que, según doña Guillermina, el Señor del Triunfo le hizo un milagro a ella.

-”…el Señor del Triunfo es milagroso papito. Mira, mi hija que vive en España tenía su hijito enfermo; cuando vino para la semana santa que le hacemos su fiesta al Señor y sale la procesión, le mandó a hacer una vestimenta nueva bien bonita al Señor, y al poco tiempo mi nieto se curó su asma.”-pronunció doña Guillermina, con un tono de voz que denotaba mucha seguridad.

El efecto curativo, tras una petición a una figura religiosa, es el milagro más común dentro de la sociedad religiosa cristiana. Esto tiene que ver, quizás, por el hecho de que los milagros más comunes que realizaba Jesús en su época de evangelización, eran precisamente esos: curaciones a enfermos, ciegos, etc. Pero, según doña Guillermina, este no era el único caso donde el señor del triunfo curaba a alguien. Es más, nos contaba que en la posta médica que se encuentra en Zuñiga, y donde obligatoriamente acuden los apotarinos, ya que es la única de la zona; hay una imagen del Señor del Triunfo donde los familiares de los enfermos elevan sus plegarias, y cuando estas son “escuchadas” y se transforman en curaciones repentinas se convierten en milagros del Señor del Triunfo.

Al salir de Apotara, tomamos rumbo con dirección al pueblo de Zuñiga. Sin embargo en el camino paramos en la capilla del Señor del Triunfo para capturar las últimas fotos del lugar; había que aprovechar las luz del mediodía. A punto de irnos nos encontramos con el señor José Hugo, quien tiene una pequeña cabaña al frente de la capilla y se encarga de vigilar y cuidar de extraños y ladrones el templo del Señor del Triunfo. Su trato no era muy amable y su mirada temerosa hacía parecer que le incomodaba nuestra presencia; nosotros éramos extraños pero no ladrones. Después de cinco minutos en donde le explicamos para qué estábamos tomando fotos y mientras se daba cuenta de nuestro interés por el Señor del Triunfo, la desconfianza fue desapareciendo, y el buen José Hugo accedió a contestar algunas preguntas. Estábamos frente a otro devoto del Señor del Triunfo.

José nos contó que vigila la capilla desde hace 8 años, y que ha sido testigo de muchos casos en donde el Señor del Triunfo ha hecho realidad las plegarias de sus fieles.-“A mi no me ha hecho un milagro, porque tampoco se lo he pedido hasta ahora, pero una vez me encontré un billete de cien soles en la puerta de la capilla”-dijo el hombre de más o menos unos 40 años.

El suceso extraordinario que más recordaba José Hugo fue de hace 3 años, cuando se estaban haciendo trabajos en la carretera donde se encontraba la capilla, para mejorar y ampliar la misma. Esta obra suponía que una porción que pertenecía al terreno de la capilla fuese destruido. Un ingeniero del pueblo que estaba encargado de la obra, tuvo un sueño en donde el Señor del Triunfo se le apareció y le prohibió que tocase ni un centímetro de su casa; de lo contrario las peores calamidades llegarían para él y su familia. El ingeniero, a la mañana siguiente, avisó a todo el pueblo de Apotara lo que había soñado y prometió no transgredir ni un pedazo de la capilla del Señor del Triunfo.

Este relato parecía convincente, pero cuando le preguntamos a José Hugo que en dónde se encontraba la casa de este ingeniero, él nos dijo que ya se había ido a vivir a Lima. Además, algo extraño que en un pueblo netamente agrícola haya vivido un ingeniero encargado de hacer una obra pública.

Después de una hora aproximadamente de conversar con José Hugo, llegamos al pueblo de Zuñiga. Algo más grande y más habitado que Apotara, pero sin duda más pobre y rústico; algo que se podía notar por las innumerables casas de adobe y caña brava. En este pueblo nos pusimos en contacto con doña María de la Cruz, una de las personas más longebas del lugar.

Doña María nos contó su verdad, algo totalmente distinto a lo anteriormente escuchado y que nos dejó algo pensativos. Esta señora no era devota del Señor del Triunfo, y para ella todos los milagros que giran alrededor de esta figura religiosa son falsos, ya que, el origen divino de la capilla del Señor del Triunfo era una mentira que inventaron

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