JACQUES BENINGNE BOSSUET

JACQUES BENINGNE BOSSUET

“Cuando Dios borra es que va a escribir algo”

Introducción

A continuación pasamos a explicar quién fue el historiador que nos tocó estudiar, la importancia de su vida, la influencia que recibió de otros autores y la que tuvo para sus contemporáneos. Nuestro objetivo es demostrar en el análisis crítico la manera tan peculiar con la cual escribe Bossuet, cuan envolvente y singular resulta ser su retórica; el característico providencialismo y el galicanismo presentes en su vida y obra.

Biografía

Nacido en Dijon el 27 de septiembre de 1627, originario de una familia de magistrados Jacques Beningne Bossuet se educó con los jesuitas, tuvo una formación clásica que comprendía fundamentalmente el aprendizaje del griego y del latín. Tuvo como mentor a Nicolás Cornet, con quién estudió teología y filosofía a profundidad. Después de ordenarse sacerdote decidió viajar por el mundo por algún tiempo, lo cual le sirve para darse a la escritura de versos preciosistas.

Es ordenado Subdiácono el año 1648 en Sangres. Más tarde en 1652 se doctora en Teología y es ordenado sacerdote al tiempo de Archidiácono de Sarrebourg, finalmente es nombrado también Archidiácono en Metz el año 1654.

Muere en París el 12 de Abril de 1704 a causa de un cálculo renal.

Obra

Podemos citar:

• Meditación sobre la brevedad de la vida. 1648.

• Meditación sobre la felicidad de los santos. 1648.

• Exposición de la doctrina inglesa.

• Oraciones fúnebres. 1670.

• Discurso sobre la historia universal. 1681.

• Tratado del conocimiento de Dios y de uno mismo.

• Catecismo de Meaux. 1687.

• Meditaciones sobre el evangelio.

A porte Historiográfico

Bossuet justificaba el absolutismo de Luís XIV con el “origen divino del poder”, que se refería a que Dios era quien elegía a los monarcas, es por eso que cualquier decisión tomada por los reyes no debía cuestionarse pues tenía respaldo divino.

En 1682 actuó decisivamente en la Asamblea del Clero Francés (1682) cuando sustentó el Galicanismo, doctrina que se refiere al predominio del rey sobre la Iglesia Católica.

Fue uno de los historiadores más influyentes de la corriente providencialista.

En cuanto a sus sermones y panegíricos (discursos de gloria y alabanza) ganó gran reputación debido a su elocuencia.

De sus discursos improvisados se conservan sólo doscientos de alrededor de seiscientos que pronunció.

Es nombrado preceptor del Delfín Luís De Francia (es decir, del príncipe heredero o hijo legítimo al trono de Francia).

Después de haber concluido la educación del Delfín fue nombrado Obispo de Meaux, de ahí viene su sobrenombre “águila de Meaux” en el año 1681.

En Jacques Beningne Bossuet culmina la interpretación histórica basada en la inefabilidad de las ideas divinas, cuando llegue la Ilustración los autores criticarán a Bossuet; sobre todo Voltaire.

En 1670 pronunció sus Doce oraciones fúnebres, en las que hace sentir con potencia y musicalidad la futilidad de las grandezas humanas, entre ellas “Enriqueta de Francia”. Bossuet no se sirve del estilo de otros historiadores, construye la suya propia de tal modo que se acomode a su forma de pensar y sentir. Como dato adicional podemos mencionar que a pesar de que Voltaire criticó la manera de pensar de Bossuet, admiró la manera majestuosa con la que describe las costumbres, el gobierno, el auge y caída de los grandes imperios y de los trazos rápidos y enérgicos con que pinta y juzga a las naciones.

El Discurso sobre la Historia Universal, esta dirigido al Delfín, en esta obra se ve claramente porque fue uno de los más grandes representantes del providencialismo, pues denota en su escritura cómo la Historia no está dirigida por los reyes sino por la Divina Providencia, es por eso que cree que el Delfín debe dejarse aconsejar por los Obispos.

El libro está dividido en tres partes:

• Primera parte: Nos menciona las diferentes épocas de la Historia, desde el Antiguo Testamento hasta la culminación de la monarquía francesa de los Capetos.

• Segunda parte: Nos introduce en la historia del cristianismo.

• Tercera parte: Afirma que las causas del ascenso o caída de los imperios, se deben a un propósito divino, Bossuet señala el ejemplo del imperio Babilónico que según él

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