Juan Pablo Duarte

Introducción.

Quizás, y es tiempo oportuno para destacarlo, ha llegado la hora de que la deuda pendiente de la historiografía dominicana con el Patricio Juan Pablo Duarte y Diez comience a ser saldada. Este informe breve presenta un enfoque y tratamiento sumamente interesante de la figura del patricio dominicano.

En ella leeremos sobre un Duarte humano, con sentimientos, debilidades, pasiones, ilusiones y sobre todo con su eterno y acendrado amor y fe en el proyecto República Dominicana. Idea que mantuvo hasta el último aliento de su vida.

Sobre Duarte se han escrito diversos folletos, apuntes biográficos, ensayos y aun obras teatrales, que nos presentan una figura idealizada y en algunos casos deformada por el amor a su egregia estampa, o por el visceral sentimiento de diferencia a su proyecto y forma de llevarlo a cabo. Cada una de estas manifestaciones escriturales se ha justificado por la ausencia histórica de una respuesta suficientemente clara sobre aspectos importantes de la vida y obra de Juan Pablo.

El Juan Pablo Duarte Padre de la Patria que debemos conocer y amar.

Una biografía del Duarte real, el Duarte de pies a cabeza, era una necesidad histórica y textual en el país, pues no se puede amar ni apreciar cabalmente lo que no se conoce. Los estudiosos e investigadores del pasado dominicano exigen ya un material académicamente bien estructurado, que permita el más amplio y exhaustivo análisis de los personajes y de sus actuaciones en el escenario nacional. La época de fantasear y fabular con los prohombres del país debe terminar.

El mérito de Duarte, como patriota y como político organizador estriba, fundamentalmente, en que supo interpretar el momento histórico que vivía la sociedad dominicana de aquel entonces, renuente en sus capas más decisivas a aceptar la dominación haitiana.

Nace el 26 de enero del 1813 en la Santo Domingo, de padre español llamado Juan José Duarte Rodríguez de tradición comerciante y madre criolla de la zona del seibo de nombre Manuela Diez Jiménez, mestiza de madre dominicana y padre español.

En sus primeros años de matrimonio los padres de Duarte emigraron a Mayagüez en precaución de los acontecimientos en la isla para los años iniciales de 1802 y los conflictos entre franceses, españoles a los cuales se sumaban los movimientos militares de ToussaintLouverture de la Revolución haitiana.

En el fondo los padres de Duarte rechazaban la presencia francesa en suelo dominicano y solo regresaron cuando el movimiento de la Reconquista logró restablecer el dominio español en su antigua colonia en 1809.

En la lista de hermanos, Juan Pablo Duarte fue el cuarto de once, destacándose en la lucha por la independencia junto a su hermano Celestino Duarte y Rosa Duarte, quienes participaron activamente en los movimientos libertarios organizados por su hermano con funciones de responsabilidad incluida la formación de la Filantrópica y la Trinitaria, ejes articuladores de la resistencia en contra de la ocupación haitiana.

Poeta, músico y seguidor del Romanticismo, por demás conocido como masón, Duarte consagró una parte importante de su vida al ideario republicano que lo llevó a su primer exilio -1843- solicitar a su madre vender los bienes familiares para financiar la independencia nacional y cuyo desprendimiento lo coloca en el eslabón más alto de entrega por la patria.

Desde los años de 1819 se inscribió en la escuela del profesor Manuel Aybar y se le enseñó lectura, aritmética, escritura y gramática entre otros saberes, viajando luego a Francia, España e Inglaterra en 1828 para perfeccionar y profundizar sus estudios y conocimientos, haciendo contacto en esos lugares con pensamientos e ideas avanzadas que terminan de perfilar el ideario libertario, democrático-liberal y humanista de quien más tarde se convertiría en la sublimación de la patria, regresando en 1831.

Razones de índoles políticas ligadas a la ocupación haitiana, como la imposición del francés en algunos círculos de la sociedad, las expropiaciones de tierra contra la iglesia católica y el reclutamiento de jóvenes universitarios para el servicio militar del ejército de ocupación que implicó el cierre de la Universidad de Santo Domingo, impulsaron en un sector social de clase media y urbano, reacciones que sumadas a los conflictos con la iglesia católica, potenciaron la participación política de criollos que organizados a través de dos instituciones: la Filantrópica y la Trinitaria, comenzaron a enfrentar la ocupación haitiana.

Como resultado de estos hechos, El 16 de julio de 1838, después de haber realizado una discreta labor de proselitismo, fundó la sociedad secreta "La Trinitaria". para que asumiera la responsabilidad de dirigir las actividades. Esta sociedad, que respondía a una estructura celular, tenía por lema "Dios, Patria y Libertad" y sus primeros miembros fueron Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo. Más adelante surgió otra sociedad "La Filantrópica" destinada a realizar una importante labor de propaganda mediante la representación de piezas teatrales.

Duarte tenía antes de la independencia un definido concepto de la nación dominicana y de sus integrantes. En su proyecto de constitución dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, no excluye ni da predominio a ninguna. Su concepción de la República era la de un patriota, republicano, anticolonialista, liberal y progresista.

En este propósito se hicieron acompañar de una estrategia cultural. La organización de la Filantrópica, de carácter publica y social, tuvo como eje articulador la defensa de los valores culturales para ir creando la conciencia necesaria de la patria y la cohesión de la identidad dominicana, creada en 1840, apoyada en obras literarias, de dramaturgia y pensadores latinos e ibéricos, contrastantes con los valores intelectuales franceses que imponían los ocupantes haitianos.

Más tarde esta organización fue reemplazada por la Dramática de corte teatral y de actuación que cumplió su papel en la defensa de los valores culturales hispánicos y latinos en sentido general y convirtió a muchos de los trinitarios en actores cuyos libretos transmitían profundos contenidos revolucionarios.

En 1844 luego de su exilio, regresa con armas adquiridas con dinero familiar, es recibido como un patriota, se le designa General del ejército y candidato presidencial que más tarde rechaza si no es como producto de un apoyo mayoritario del pueblo.

Sus contradicciones con Pedro Santana lo llevan a un segundo exilio.

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