Juarez vive!
Enviado por sparza • 18 de Abril de 2013 • Ensayo • 433 Palabras (2 Páginas) • 467 Visitas
JUÁREZ VIVE!
de J. D. Victoria
Rigor al extranjero, defensa de las leyes
y en tu actitud la estoica prudencia de los reyes
que antaño gobernaran la nación zapoteca,
mientras tu mano empuña combatiente la espada
con la boca predicas la justicia anhelada...
¡No cedas en tu empeño, la victoria se acerca!
De niño humilde un sueño prodigaba tu frente:
la noción de ese Estado que sirviera a la gente
en el que prevalezca lo honesto y la verdad,
por eso abandonaste el pastoreo de ovejas
para afrontar la burla, el escarnio y las rejas
con firmes intenciones de hacerlo realidad.
Tu destino está dado, la voluntad es tuya,
y un alto pensamiento que al postulante arrulla
lo aparta de la senda, confirma su misión:
no es el altar tribuna para cumplir tu sino
el cielo te deparara a su vez otro camino
que habrá de ser calvario no exento de pasión...
Rigor al extranjero, defensa de las leyes
y en tu actitud la estoica prudencia de los reyes
que antaño gobernaran la nación zapoteca,
mientras tu mano empuña combatiente la espada
con la boca predicas la justicia anhelada...
¡No cedas en tu empeño, la victoria se acerca!
Las calumnias se afanan en tu ascenso a la cumbre,
pero ante esas mentiras, te opones con la lumbre
de una virtud austera que aboga a tu favor;
conoces la ignominia, resientes el ultraje
y al volver del exilio sólo abrigas coraje
por emprender de nuevo la fecunda labor.
El gobierno reciente con que inicia una era
que encumbra tus valores, te ofrece la cartera
más compleja de todas, la de Gobernación...
aunque un golpe de estado, el de la Ciudadela
ha puesto los poderes del pueblo en tu tutela
por lo que el buen Congreso te nombra en sucesión.
Rigor al extranjero, defensa de las leyes
y en tu actitud la estoica prudencia de los reyes
que antaño gobernaran la nación zapoteca,
mientras tu mano empuña combatiente la espada
con la boca predicas la justicia anhelada...
¡No cedas en tu empeño, la victoria se acerca!
Siendo ya el Presidente, no conoces descanso,
la república implora de tu pecho el remanso
que brinde al fin resguardo del dolor que la aqueja;
las normas de Reforma proclamas a los vientos
por lo que tu legado presupone el cimiento
de un cambio en la estructura que releve a la vieja.
La amenaza se ensaña propiciando el embate
de las fuerzas francesas, que a tu ánimo abaten
como fieros cañones de discordia y recelo;
pero el tiempo que es sabio, te dispone en revancha
la batalla de
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