Juicio A Napoleón Bonaparte
Enviado por iria333 • 7 de Diciembre de 2013 • 3.342 Palabras (14 Páginas) • 645 Visitas
Juicio a Napoleón Bonaparte
Iria Regueiro Cruz
EN CONTRA
Jorge III:
• Durante el reinado de Jorge III, Gran Bretaña se alzó como la primera potencia dominante, extendió su poder por Norteamérica, incluyendo la conquista de Canadá tras la Guerra de los Siete Años, ganó la supremacía en el océano y derrotó a Napoleón en las Guerras Napoleónicas.
• Para1811, Jorge III había quedado permanentemente loco y se decidió confinarlo en el castillo de Windsor hasta su muerte. Algunas veces hablaba sin pausa durante horas, decía que conversaba con los ángeles y saludó una vez a un roble que según él era el rey Federico Guillermo III de Prusia. Sus doctores le administraron el "Polvo de James" (una combinación de calomel y emético tártaro) y lo sangraron regularmente. También aconsejaron que se bañara en el mar, lo cual llegó a hacer delante de su pueblo.
« Señor mi Hermano, [1]
« Llamado al trono por la Providencia y por el sufragio del senado, del pueblo y del ejército, mi primer sentimiento es un voto de paz. Francia e Inglaterra desgastan su prosperidad, pueden luchar durante siglos; ¿pero cumplen bien sus gobiernos con el más sagrado de sus deberes? ¿Y tanta sangre vertida inútilmente y sin la perspectiva de objetivo alguno no las acusa en su propia consciencia? No atribuyo deshonor alguno a dar el primer paso; he, lo pienso, probado al mundo que no temo a ninguno de los avatares de la guerra; ésta no me ofrece de hecho nada que pueda temer: la paz es el deseo de mi corazón; pero la guerra nunca ha sido contraria a mi gloria.
Conjuro pues a Vuestra Majestad no negarse a la dicha de brindar Ella misma la paz al mundo; que Ella no deje esta dulce satisfacción a sus hijos; pues finalmente nunca hubo circunstancia ni momento más favorables para hacer callar todas las pasiones y escuchar únicamente el sentimiento de la humanidad y de la razón.
Una vez perdido este momento, ¿qué término asignar a una guerra que todos mis esfuerzos no habrían podido terminar? Vuestra Majestad ha ganado más, desde hace diez años, en territorio y en riquezas, de lo que tiene Europa en extensión: Su nación está en el más alto punto de prosperidad:¿Qué puede esperar de la guerra? ¿Coaligar algunas potencias del continente? El continente permanecerá tranquilo: una coalición no haría más que acrecentar la preponderancia y la grandeza continentales de Francia. ¿Renovar los disturbios internos? Los tiempos no son los mismos. ¿Destruir nuestras finanzas? Finanzas fundadas en una buena agricultora no se destruyen nunca. ¿Arrebatarle a Francia sus colonias? Las colonias son para Francia un objeto secundario, ¿y no posee ya Vuestra Majestad más de las que puede guardar? Si Vuestra Majestad misma quiere pensar en ello, verá que la guerra es sin objetivo, sin ningún resultado presumible para Ella .¡Qué triste perspectiva es hacerse batir a los pueblos tan solo por que se batan! El mundo es lo bastante grande para que nuestras naciones puedan vivir en él; y la razón tiene el suficiente poder para que hallemos un medio conciliarlo todo, si, por una y otra parte, se tiene la voluntad de ello. He al menos cumplido con un deber santo y precioso para mi corazón.
Que Vuestra Majestad crea en la sinceridad de los sentimientos que acabo de expresarle y en mi deseo de darle pruebas de ellos. » NAPOLEÓN.
El rey de Inglaterra no se dignó a responder a esta misiva. En revancha, la tarea correspondió al ministro de Asuntos extranjeros, Lord Mulgrave, quien el 14 de enero hizo llegar la arrogante respuesta siguiente a su homólogo francés, Talleyrand:
« Su Majestad Británica recibió la carta que le ha sido dirigida por el jefe del gobierno francés, fechada el 2 del este mes.
No hay ningún objeto que Su Majestad desee más que aprovechar la primera ocasión de procurar de nuevo a sus súbditos las ventajas de una paz fundada sobre bases que no sean incompatibles con la seguridad permanente y los intereses de sus Estados. Su Majestad está persuadida que este objetivo no puede ser alcanzado más que por medio de arreglos que puedan al mismo tiempo proporcionar la seguridad y la tranquilidad por venir de Europa, y prevenir la renovación de los peligros y de las desdichas en las que se vio envuelta. Conformemente a este sentimiento, Su Majestad siente que le es imposible responder más particularmente a la apertura que le ha sido hecha, hasta que haya tenido tiempo de comunicar con las potencias del continente con las cuales Ella se encuentra comprometida por vínculos y relaciones confidenciales, y particularmente con el Emperador de Rusia, quien ha dado las más fuertes pruebas de sabiduría y de elevación de los sentimientos de los que está animado y del vivo interés que tiene en la seguridad y la independencia de Europa ».
Es de notar la manifiesta desfachatez del gabinete de Londres, que, mientras el Emperador Napoleón se dirige cortésmente a Jorge III honrando su calidad de soberano de Inglaterra, finge considerar nula la accesión al trono de Francia de Napoleón, así como su condición de monarca consagrado por el Papa Pío VII en persona.
Zhar Alejandro I:
• Alejandro I de Rusia se definió a sí mismo como el “libertador de Europa”. Fue un monarca ruso que reinó entre 1801 y 1825. Tenía tendencias místicas y su política pasó de un cierto liberalismo, a un absolutismo feroz. Fue uno de los principales impulsores de la Santa Alianza.
• Estableció amistad con Napoleón, pero la presión de los nobles y su familia hicieron que la rompiese, enemistándose con Francia.
• El apartado que daría más fama al monarca sería el de política exterior, donde trató en un principio de imponer su mediación entre Francia y Gran Bretaña. No obstante, fracasó y fue arrastrado a la tercera y a la cuarta coalición contra Napoleón. Derrotado en Austerlitz en 1805, en Eylau y en Freidland en 1807, firmó con Napoleón los tratados de Tilsit.
• El Zar Alejandro encontró Rusia en un dilema económico ya que su país tenía pocos medios para manufacturar, siendo rico en materias primas, aún siendo parte del continente napoleónico, cerró el comercio que era vital tanto en dinero como en bienes manufacturados. La retirada de Rusia del sistema fue una causa adicional para incentivar a Napoleón a forzar una decisión
• Napoleón entró finalmente en una ciudad fantasma, desalojada
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